Más tarifa, más impuestos: La 125 del Gobierno con final abierto

La demanda récord de dólares ayer en Argentina sorprendió a todos y las noticias a media tarde dejaron helados a los más conspicuos integrantes del Gobierno, el llamado Círculo Rojo y buena parte de los…

jueves 26/04/2018 - 18:15
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La demanda récord de dólares ayer en Argentina sorprendió a todos y las noticias a media tarde dejaron helados a los más conspicuos integrantes del Gobierno, el llamado Círculo Rojo y buena parte de los observadores políticos y económicos del país. Se sabía que las cosas venían complicándose afuera y adentro, pero nadie esperaba que el Gobierno tuviera que salir a vender casi u$s 1500 millones en un día, y que semejante cifra, récord absoluto de la historia financiera del país, fuera deglutida por el mercado como si tal cosa.

 

Las explicaciones en los despachos oficiales se concentraban en el efecto que se produjo por la salida acelerada de inversores extranjeros en Lebac que huyen para no pagar el impuesto a la renta financiera. «No estoy para comerme un salto en el tipo de cambio porque un hedge fund en Nueva York no quiere pagar el impuesto a la Lebac», explicaban en Reconquista 266.

Ese gravamen impuesto a los que financian el gradualismo que el Gobierno, de paso, decía que no tendría impacto en el flujo de dólares al país. También apuntaban, y es cierto, el efecto negativo por el salto en la tasa del Bono del Tesoro de EE.UU. que ayer tocó 3,03% y podría seguir hasta 3,5% este año. En una semana donde, además, todas las monedas regionales se están devaluando a mayor velocidad que el peso, precisamente porque en Argentina interviene el Banco Central para evitar la depreciación y que no empeore la inflación, que ya de por sí viene acelerada por tarifas y el déficit fiscal. Están furiosos los industriales cuando el Gobierno atrasa el dólar y pierde reservas, porque hoy no solo los textiles están perdiendo plata, también las alimenticias y otros sectores competitivos orientados al consumo masivo según recientes balances.

En las mesas de dinero relataban lo mismo que el funcionariado, pero agregaban el ingrediente local al que asignaban ahora mucha importancia: la batalla por las tarifas con final abierto incorpora cada vez más ruido en los mercados. Siguen muy golpeadas las acciones de las empresas de servicios públicos, caen más los bonos argentinos que los similares de los vecinos no solo por el clima internacional, sino porque reapareció una duda razonable sobre el agravamiento de la situación fiscal y qué opinarán los acreedores y prestamistas al respecto, si se caen los aumentos de tarifas o el Gobierno se ve obligado a bajar impuestos o moderar el retiro de subsidios ante la presión unánime de todos los sectores.

Ayer el oficialismo aparecía más cohesionado en el Congreso, neutralizando la embestida de la oposición con los proyectos para voltear el plan de tarifas de Macri y así tratar de desestabilizar el esquema económico con el que el equipo del Presidente planea llegar y ganar la elección en 2019.

Pero los periodistas políticos mejor informados apuntan a que la presión para modificar el plan oficial con las tarifas será cada vez mayor, porque también está en el corazón de los reclamos de los asociados a Macri, la UCR y Elisa Carrió. Y que para negociar con los Gobernadores que controlan el bloque peronista no K en el Congreso, no será suficiente el anuncio de apenas permitir cuotas con intereses para 25% de las facturas de gas que lleguen en invierno y primavera.

Incluso quedó claro que el interbloque Cambiemos ayer pudo frenar el oportunismo y la demagogia del PJ. Pero no logró voluntades para poder cumplir el resto de la agenda que venía de antes de la batalla por las tarifas. Víctima de ayer: la imprescindible nueva ley de Mercado de Capitales que sigue trabada. Tampoco, en este clima, estaría en condiciones el Gobierno de avanzar siquiera con el blanqueo laboral, una iniciativa que les interesa a todos, porque es más recaudación para el Estado y también para los sindicatos.

La ruidosa renuncia anticipada de Emilio Monzó a seguir aguantando los trapos por Macri al frente da la Cámara de Diputados, combinada con el desinterés del Presidente y la jefatura de Gabinete por intentar retenerlo revela la profundidad del conflicto interno en el oficialismo y la opción renovada del Presidente de concentrar su poder en sus decisiones en el grupo íntimo que comanda Marcos Peña.

Mala noticia para los radicales y veremos para los cívicos de Carrió que siempre tienen un trato mejor, en general para quienes reclaman institucionalizar Cambiemos, un eufemismo para pelear por lo más importante mirando el año electoral: que Macri y María Eugenia Vidal les den boleta a los candidatos radicales que en provincias y municipios compiten contra los favoritos de la Casa Rosada. Dar boleta significa permitir que haya internas en cada distrito entre los PRO y los Radicales o Cívicos, y que el ganador sea el que pega su boleta a la de Macri en todo el país, y a María Eugenia en la provincia, que son presuntamente las ganadoras. Parece que el Presidente no quiere ser tan generoso con sus asociados, más después del disgusto que le están dando con las tarifas. Es posible que todo este ruido se pague en menos consenso para avanzar en el Congreso.

Volviendo al dólar y la sorpresa de ayer, caben para próximas horas varios interrogantes:

  1. ¿Van a seguir saliendo fondos extranjeros para huir del impuesto a las Lebac? No está clara la respuesta. Hay quienes calculan que el stock de extranjeros puede llegar a 10% del total, con lo cual quedarían entre 6000 y 8000 millones. Los menos alarmistas opinan que buena parte de estos fondos ya había comenzado a salir en el verano, lo cual ayudó en parte a la devaluación de entonces, de 17 a 19 pesos.
  2. ¿El volumen récord de ayer fue una excepción o tendrá que salir todos los días el Central a poner u$s 1500 millones arriba de la mesa? Si así fuera, parece obvio que el Presidente deberá comenzar a pensar en un plan B. No parece hoy en condiciones de cambiar el plan económico, mucho menos de nombrar un súper ministro que coordine el desaguisado fiscal. Pero en lo inmediato, al menos, dejar correr un poco al dólar para no rifar reservas, o subir en serio la tasa de interés…o ambas cosas.
  3. ¿La corrida de ayer fue sólo por los extranjeros que huyen del impuesto a la riqueza o la combinación de la suba de tasas en EE.UU. con los efectos múltiples de la batalla por las tarifas agrega más incertidumbre y seguirá la dolarización?

Entre tanto, esperando en las próximas horas la respuesta de los mercados a todos estos interrogantes, el efecto de los impuestos sobre el plan de aumentos de tarifas y retiro de subsidios terminó resultando nefasto para el Gobierno. Casi una mini 125, aquella resolución que levantó la rebelión del campo, ya que cuanto más aumentaba la soja, más se llevaba el Estado en impuestos. Aquí, el plan del Ministerio de Energía, entre sus muchos errores no forzados con este tema desde el inicio de la gestión Macri, omitió calcular que cuanto más se retiraba subsidios y cuanto más se recomponía la retribución a las empresas de servicios (ambas políticas correctas e imprescindibles), más se recargaba el sobreprecio por el delirio de impuestos nacionales, provinciales y municipales sobre las facturas.

Era obvio que para aliviar el bolsillo de los usuarios y mejorar la cuenta de los subsidios, había que aliviar el impuestazo tarifario, al menos sobre los nuevos aumentos excepcionalmente altos que se vienen dando porque correctamente hay que salir de la situación de emergencia que dejó la era Kirchner. Pero para eso el Gobierno debería haber aplicado un plan de ajuste fiscal integral al principio de su gestión, y no suponer que el único ajuste dispo nible era el que intentaba e intenta aún hoy aplicar sobre el público, con los impuestos abusivos en tarifas que deben seguir subiendo más que la inflación y los salarios. Abuso del que participan Gobernadores e intendentes que recién hoy anuncian que van a dejar, temporariamente, de cobrar los sobre impuestos que se han venido cobrando.

Fuera del problema fiscal que no es responsabilidad exclusiva de la cartera energética, cabe recordar la improvisación en los primeros anuncios sobre el plan de tarifas hasta el choque con la Corte Suprema, y que siendo un inexperto en temas de distribución de energía, jamás el ministro Aranguren consultó a las empresas de gas o electricidad sobre los planes que hace años ellas tenían por haber sufrido los congelamientos, con planes para recomponer tarifas en el largo plazo en forma mucho más gradual, con mayores años de concesión para compensar la retribución por las inversiones y rebalanceo con los impuestos.

En todos los frentes, una vez más el gradualismo pasa la cuenta. Los disgustos que no se quisieron asumir al principio de la gestión, regresan como un fantasma una y otra vez para complicarlo al Presidente a mitad del camino.

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