El 1,6% de los inmunizados con al menos una dosis contrajo la enfermedad, pero solo murió el 0,04%.
Expertos y organismos de salud vienen sosteniendo que la vacuna ayuda a disminuir la gravedad y mortalidad del virus, pero no impide la posibilidad de infección. Hasta ahora no se conocían números precisos sobre vacunados que se infectaron igual, más allá de la visibilidad que tuvo el caso del presidente Alberto Fernández, quien dio COVID positivo pese a haber sido uno de los primeros que recibió la Sputnik V, comenta INFOBAE.
Según un informe elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación, que manejan en la Casa Rosada y compartido en la última reunión de expertos, , un 1,6% de los vacunados con una dosis contra el COVID-19 contrajo el virus después de 21 días de la aplicación, es decir, cuando completaron el tiempo requerido para la inmunización. Este porcentaje representa 125.628 personas infectadas sobre un total de 7.851.672 inmunizados. Los datos son al 8 de mayo, excluyéndose los casos de vacunados en los 21 días previos a esa fecha, ya que tres semanas es el período en el que se completa el proceso de inmunización.
Ese porcentaje del 1,6% no varía sustancialmente respecto de un total de 1.443.309 personas que recibieron las dos dosis. Al 8 de mayo, fueron 1,58%, que equivale a 22.804 personas que, luego de tres semanas, igual se infectaron pese a haber recibidos dos aplicaciones de alguna de las vacunas contra el coronavirus.
Con relación a los muertos, el informe consigna que 3.141 personas vacunadas sobre un total de 7.851.672, igual perdieron la vida luego de 21 días de ser inmunizadas. Esto equivales al 0,04% del total de inoculados al 8 de mayo. Entre las personas con el esquema completo, tres semanas luego de la segunda dosis, fallecieron por COVID-19 el 0,003%.
Si bien la cantidad de fallecidos entre los vacunados es muy baja, hoy se conoció la muerte de una enfermera de 34 años del Hospital Santojanni que había recibido las dos dosis de la Sputnik V. María Castelló, quien estaba de licencia desde hacía dos meses porque se había fracturado el codo, ya había tenido COVID-19 antes de ser inoculada y no tenía enfermedades preexistentes.
El martes último también había muerto por coronavirus otro enfermero, Rubén Bentos, del Hospital Roque Sáenz Peña de la ciudad santafesina de Rosario, quien también había recibido las dosis de la vacuna rusa. Sin embargo en este caso, tenía el antecedente de ser insulinodependiente.
“Teniendo en cuenta que las vacunas tienen una eficacia de entre el 80 y el 90 %, es esperable que haya casos de COVID-19 después de la vacunación, porque la vacuna está aprobada para disminuir los casos de enfermedad grave y mortalidad. Sabemos que aún estando vacunada, la persona se puede enfermar”, sostuvieron desde el Ministerio de Salud de la Nación.
De los números del informe que maneja el Gobierno surge que la tasa de contagio informada pareciera ser similar, tanto en quienes recibieron una dosis como dos, 1,6% y 1,58 respectivamente. Sin embargo, desde la cartera sanitaria a cargo de Carla Vizzotti, señalaron que “no es lo mismo el 1,6 % de la cantidad de personas que recibieron una dosis y se enfermaron que el 1,6 % de la cantidad de personas que recibieron dos dosis. En números absolutos, es mucho mayor el número de casos de quienes recibieron una dosis que de los que recibieron dos dosis”. Y destacaron: “Si tenemos muchos casos y la circulación viral es muy alta, también habrá casos en personas vacunadas”.
En el informe no se detalla el tipo de vacuna que recibieron los que se inefctaron o fallecieron pese a estar inmunizados, el tipo de cepa con la que se infectaron, o si integraban un grupo de riesgo.
El médico infectólogo Eduardo López advirtió, no obstante, que si bien “es un número interesante, no define la efectividad vacunal”. Y así lo explicó: “Que se le infecte el 1,6% de los vacunados, no quiere decir que la efectividad vacunal –VE como se la conoce en inglés y EF en español– sea del 98,4%. Para eso sería necesario conocer cuánto se infectaron los no vacunados y la cobertura de la vacuna”.
El director del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, e integrante del comité de expertos que asesora al gobierno nacional, agregó que “la efectividad vacunal se mide en función de si baja la mortalidad en el grupo que vacunó, o si los vacunados atravesaron la enfermedad de forma más leve”. Esta información no está precisada en la última presentación con los datos actualizados del Ministerio de Salud con la evolución de casos y fallecimientos que circula por los despachos oficiales.
Su colega, Ricardo Teijeiro, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), había señalado la diferencia entre efectividad de una vacuna y su eficacia: “La eficacia es el porcentaje de reducción de la incidencia de una enfermedad en sujetos que fueron vacunados con respecto al general que no fue vacunado. La efectividad es en realidad la capacidad que tiene la vacuna de proteger contra la enfermedad cuando ya la vacuna está en el mercado”.
Hasta ahora el Gobierno no hizo público oficialmente el número de vacunados contra el COVID-19 que se contagió. Los datos del informe que maneja el Gobierno surge del entrecruzamiento del Registro Federal de Vacunación Nominalizado (NoMiVac) y el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS 2.0).
Sí se conoció la semana pasada que, según un estudio de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI),con datos al 28 de mayo, el 12,3% de los pacientes COVID positivos en terapia, habían recibido al menos una dosis en los 15 días previos a la internación, y apenas un 1,5%, las dos dosis. La muestra, se hizo en base a los datos de 3.781 camas de 177 unidades de terapia intensiva (UTIs) de hospitales públicos y privados de todo el país,
Rosa Reina, presidenta de la SATI, le aclaró a Infobae que ese porcentaje resulta de un muestreo de pacientes internados en terapia, no sobre la población vacunada. Al ser consultada sobre los números del informe elaborado por el Ministerio de Salud, opinó que “ese 1,6% de infectados entre los inoculados, estaría dentro de lo esperado, ya que es lo que reflejan algunas de las estadísticas mundiales sobre vacunados en otros países”.
Una investigación reciente realizada por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires reveló una efectividad de la vacuna Sputnik-V del 78,6% para evitar casos de COVID-19, del 84,7% para evitar las muertes y del 87,6% para reducir hospitalizaciones en personas de 60 a 79 años. Fue el primer estudio realizado fuera de Rusia.
El estudio – el primero realizado fuera de Rusia- se hizo sobre un total de 186.581 personas entre 60 y 79 años, que recibieron la Sputnik V en los partidos del AMBA. El objetivo principal fue comparar la proporción de infecciones confirmadas, hospitalizaciones y muertes por COVID-19 en vacunados y no vacunados, luego de los 21 días y hasta los 40 días desde la fecha de vacunación o fecha de inicio de seguimiento. Fueron incluidas las personas vacunadas desde el 29 diciembre de 2020 hasta el 21 de marzo de 2021, que no habían recibido su segunda dosis de Sputnik-V y con al menos 40 días de seguimiento. Se excluyeron los que habían tenido coronavirus previamente.
Ante la consulta deeste medio, Mirta Roses, presidenta de la Comisión Nacional de Inmunización (CONAIN), se abstuvo de opinar por no conocer el informe del Ministerio de Salud. Pero sí destacó que “ese seguimiento es posible porque Argentina está entre el 20% de países que implementó un sistema centralizado nominalizado de los vacunados, a partir del COVID”, en referencia al NOMIVAC, por lo que vacunas contra el coronavirus son las primeras que se registran de este manera desde que empezó la inoculación en el país.