Martín Kogan tiene 41 años y creó una nueva red social privada en la que podés grabar tus memorias, responder preguntas de tus seres queridos y construir un legado en vida, para que en el futuro aquellas personas que elegimos puedan conocernos. Se llama Almaya, acaba de lanzarse y busca “cambiar la relación que tenemos con la muerte”.
Es una nueva plataforma que propone ayudar a nuestros seres queridos a crear un legado digital. Creada por Martín Kogan, un emprendedor de 41 años nacido en Buenos Aires y dedicado al mundo digital, Almaya es una especie de red social privada que nos permite construir perfiles personales en los cuales podemos ir grabando contenido en video o audio, e ir respondiendo una serie de preguntas que construyan algo parecido a nuestra visión del mundo, según publica Infobae.
Una vez grabado el contenido, es almacenado en la nube, en donde solo tiene acceso los seres queridos a quienes se les comparte una clave personal. De igual modo, si algún familiar comienza a construir su legado y se le permite, el usuario puede acceder a sus grabaciones.
Cada familia podrá crear su propia constelación y mundo que durará para siempre, -es lo que propone la plataforma-. Además, no solo se podrá ver en tiempo presente que piensa, sino también hacerlo en treinta años (capaz que, en una realidad aumentada. Como un holograma del ser querido que viene a conversarnos, lo que dice es lo que dejó grabado).
La propuesta discute la idea de la vida eterna: si vivir es ser recordado por los otros, si existir es estar ahí cuando nos buscan, Almaya intenta hackear esa respuesta: »tal vez podamos estar para nuestros nietos cuando ya no estemos para nosotros».
“Todo esto, que parece futurista, ya es posible, ya está la tecnología para hacerlo. Lo más importante hoy es tener un método muy divertido para generar data original, porque esto no es un invento hecho por un programador super talentoso, no es un deep fake. Es contenido real, original”, dice Martín.
Cuando el creador de la aplicación fue consultado sobre la importancia de dejar un legado, contestó: ‘’Hay una necesidad humana inherente de trascender’’. Y continuó: »Bueno, la tecnología nos trae nuevas formas que desafían todos los tabúes de lidiar con esto mismo».
Y agregó: »Yo quiero que mis hijos sepan quiénes fueron sus abuelos, quién fui yo, su madre, qué pensábamos del mundo. Quiero que tengan eso a disposición».