Será la denominación de la empresa que agrupa a los diferentes productos, como Facebook (la red social, que no cambia de nombre), Instagram, WhatsApp u Oculus.
En Facebook Connect, el evento anual de la compañía, Mark Zuckerberg reveló, después de una presentación de 90 minutos, el nuevo nombre de la compañía que fundó en 2004 y que facturó 29.000 millones de dólares en el último trimestre: Meta. Meta será el nombre bajo el que la compañía reunirá sus diversos productos: las redes sociales (Facebook e Instagram), el mensajero instantáneo (WhatsApp), la plataforma de realidad virtual (Oculus) y mucho más.
Algo similar hizo Google en 2015 cuando creó una empresa madre (Alphabet) para gestionar lo diferentes productos que habían ido surgiendo a lo largo de su historia.
Meta es la concreción de la apuesta de la compañía por el metaverso, este concepto de moda que puede resumirse en una película: Ready Player One. Los que hayan probado alguna vez con la plataforma virtual Second Life (que tuvo su momento de gloria a fin de la década pasada) entenderán la idea. El metaverso, tal como lo sueña Zuckerberg, es un mundo virtual en el que, usando anteojos de realidad virtual y otros elementos de interacción todavía en desarrollo, podremos entrar para sentir que estamos inmersos en él, e interactuar con sus elementos digitales con nuestro cuerpo; se usa con una vista de primera persona y el uso de anteojos (u otros dispositivos) permiten crear un entorno digital que nos rodea en todo momento y que se comporta -si así lo queremos- como el mundo real.
El anuncio llega en el momento más oscuro de Facebook (el servicio que usan 2900 millones de personas y el más importante de Meta). Mientras que Instagram y WhatsApp siguen creciendo y gozan de buena imagen, y mientras la compañía ve que los esfuerzos por subirse al tren TikTok (con funciones semejantes) no terminan de dar frutos, Facebook está, como nunca, bajo el escrutinio de la prensa y los gobiernos: al escándalo de Cambridge Analytica y la injerencia de Facebook en las elecciones de Estados Unidos; a la percepción de la influencia polarizante que la red social tiene en general en la sociedad se suman, ahora, las declaraciones de la exempleada de Facebook, Frances Haugen, y la filtración de múltiples documentos que sugieren que la compañía es consciente de la influencia negativa que pueden tener sus productos (Meta dice que esos documentos están sacados fuera de contexto).
Así, el anuncio de hoy funciona como una suerte de escape hacia adelante. Facebook es un producto complicado, que parece haber alcanzado su techo y que no tiene buena aceptación entre las generaciones más jóvenes; separar su nombre del de la empresa es lógico: permite reorganizar prioridades y cuidar los productos que tienen buena prensa y mejor funcionamiento. No es una estrategia nueva ni inventada en el momento: la compañía viene apostando por la realidad virtual y los entornos digitales hace años, y lleva invirtiendo muchísimo dinero en el área. Pero este anuncio le permite cambiar el tema de conversación alrededor suyo.