Los vecinos marcharon hacia la comisaría, que está a 300 metros del comercio donde mataron a Roberto Sabo. Un cordón policial doble les impidió llegar.
“Qué soledad se siente cuando la inseguridad latente llega hacia un ser tan querido por todos”, rezaba uno de los carteles pegados en la persiana baja del drugstore que atendía Roberto Sabo hasta ayer, cuando lo mataron dos delincuentes durante un robo. La despedida para el kiosquero también llevó a la gente a improvisar un altar en la vereda, donde dejaron flores. Así estaba la cuadra de Ramos Mejía que llora por la inseguridad, y donde se juntaron los vecinos este lunes para reclamar Justicia, publica Infobae.
La multitud marchó los 300 metros hasta la esquina de la comisaría 2°, pero no llegaron al frente de la seccional: un vallado triple policial se los impidió. Hubo forcejeos, gases lacrimógenos y un “que se vayan todos” que se escuchó como signo del hartazgo vecinal.
“Exigimos Seguridad y Justicia por otra muerte más de un vecino”, se leía en el flyer que se viralizó por WhatsApp donde se convocaba a las 19 a los vecinos a marchar desde Alvarado y Avenida de Mayo, en el partido de La Matanza. En esa misma calle, los carteles con imágenes de gendarmes y la leyenda “700 nuevos efectivos de Gendarmería Intendencia Fernando Espinoza” copaban cuanto espacio había. Encima, les habían pegado un crespón negro, con la leyenda “Basta”.
Para ese entonces, la comisaría 2°, que queda a 300 de donde asesinaron al kiosquero, estaba cercada por policías. Paralelamente, dos patrulleros que quisieron contar el cruce Alvarado y Avenida de Mayo, donde antes de las 18.30 ya se habían juntado los vecinos, y la misma gente echó a los agentes, debieron replegarse: “No hace falta, en un rato no se va a poder circular por acá”, le explicó un hombre al conductor del móvil policial para que se fuera.
Para antes del horario pautado, los vecinos aplaudían y pedían Justicia ante los medios. Todo se revolucionó cuando apareció Pedro Sabo, el padre de Roberto, muy conmocionado. Los abrazos y los gritos de “fuerza” se multiplicaron. En llanto, el hombre habló de “sinvergüenzas” y mostró su angustia.
“Le tiene que dar perpetua a ese h…”, pidió Pedro para el detenido Leandro Daniel Suárez (29), que este lunes lloró ante el fiscal Federico Medone, que investiga el homicidio del kiosquero, y le suplicó que no pida la máxima pena. Hay mucho malestar y nerviosismo entre los vecinos que acompañaron al padre de la víctima, que habló apoyado en la persiana del comercio donde mataron a su hijo y admitió que el ministro de Seguridad Sergio Berni lo visitó en su casa. “Nos están matando a todos, h… “, gritaba la gente.
Rodeado de familiares, a Pedro decidieron llevárselo del centro de la concentración pero los vecinos querían consolarlo y apenas podía avanzar. Los aplausos y los insultos de fondo, le ponían aún más dramatismo a la concentración que decidió comenzar la marcha espontáneamente diez minutos antes de las 19.
Una toma aérea de la movilización mostraba cómo la policía cercó la cuadra de Avenida de Mayo al 500, donde está la comisaría 2°. En ambas esquinas, los vecinos se agolparon para protestar. En diálogo con TN, el hijo de María Rosa Daglio, una psicóloga que fue asesinada por motochorros el 19 de marzo pasado, también en Ramos Mejía, dijo presente en la marcha y pidió: “Acá tiene que estar el país. Veo gente tomando café, ¿qué se piensan, que no les va a pasar a ustedes?”.
Mientras tanto, los vecinos que participaban de la movilización, y mostraban un hartazgo generalizado, seguían forcejeando con los policías, que les impedían llegar a la comisaría donde ya no está detenido el acuso del crimen de Roberto y que salió de prisión hace 14 meses. El vallado policial era tal que una persona se descompensó y para que la policía lo pudiera llevar a upa hasta la ambulancia tuvieron que dar muchísimas vueltas.