Macri viaja a Wall Street con un 120% de inflación

La misión encabezada por el secretario de Coordinación Interministerial de la Jefatura de Gabinete Mario Quintana fue complicada: el mundo financiero concentrado en Wall Street no termina de entender cómo hará la administración Macri para…

miércoles 22/08/2018 - 10:47
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La misión encabezada por el secretario de Coordinación Interministerial de la Jefatura de Gabinete Mario Quintana fue complicada: el mundo financiero concentrado en Wall Street no termina de entender cómo hará la administración Macri para pagar la masa de intereses de deuda. Es que mientras se agrava el déficit de cuenta corriente, los Macri boys se la pasan de Excel en Excel analizando números que sólo se resuelven con el ingreso de dólares genuinos.

Urgente24.com publica que según un relevamiento del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV, la inflación en los últimos 3 años, desde que asumió Mauricio Macri, se disparó al 120,9%, con 31% en los últimos 12 meses. De hecho, el mercado da por descontada la renegociación de la Casa Rosada con el FMI por superar con creces el límite superior de la franja inflacionaria del 27% al 32%, ubicándose la interanual julio/2018-julio/2019 en el orden del 35% con un optimismo casi oficialista.

En tanto que los precios mayoristas vienen acelerando la suba desde junio de 2017 y en julio de este año aumentaron 47%, siendo la recesión el freno de mano para que la hiperinflación se mantenga dormida. Los comerciantes pequeños y medianos no ven margen para seguir aumentando los precios.

A su vez, Argentina se encuentra muy vulnerable frente a lo que sucede incluso en Turquía. Es decir, ya no es Brasil, su principal socio comercial, el país que pueda golpear nuestra economía sino cualquier vientito externo, desnudando la vulnerabilidad con la que se maneja Macri.

En este sentido, el economista Miguel Ángel Boggiano reflexiona: «¿Cuántos embates más deberá soportar el peso argentino? La respuesta la tiene la clase política que no parece interesada en buscar un acuerdo para cumplir con las metas impuestas por el FMI.

Resulta un ironía que se demonice al FMI, la única entidad del mundo dispuesta a prestarnos para que podamos mantener, al menos parcialmente, nuestro tren de vida. Los que creen que sin el FMI estaríamos mejor, no entienden que sin el FMI, la consecuencia sería abismo y default inmediato. Cuánta ignorancia».

Así las cosas y sin generación de dólares vía producción y exportación, Macri está por caer en el círculo vicioso de no poder ordenar las cuentas fiscales por perder muñeca política y económica, al punto tal que llegará el momento en el que uno puede ajustar hasta donde el margen lo permita. Para no caer en el tan temido estallido social, la Casa Rosada tendrá entonces que generar ingreso dólares genuinos para parar la sangría.

En este sentido, el economista y analista de mercados Daniel Artana desarrolló al aire de CNN: «En el sector público, en el programa que se firmó con el Fondo, supone que vas renovando la deuda que viene, que es normal. Acá eso no está por sentado y por eso uno necesita que baje el riesgo, para que el gobierno nacional y las provincias, que tienen vencimientos en dólares, puedan colocar y renovar deuda. Creo que la clave es que la economía empiece a levantar. Entrando al 2019 se necesitan dos cosas: que baje el riesgo país y el clima acompañe. Amí me preocupa más el riesgo país, porque para que la economía no recesione mucho necesita capitales para el sector público y privado».

Con todo, Ma cri viajaría a Wall Street en septiembre cuando tenga que participar por segunda vez de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La ONU será la excusa perfecta del mandatario para llevar tranquilidad a los mercados, que miran de reojo los pasos que está dando, sobre todo con el presupuesto 2019, el escándalo de corrupción que está paralizando la obra pública, la situación social y las cartas que juega la oposición.

El periodista Carlos Burgueño, escribió para Ámbito Financiero: «Si bien en un principio Macri no tenía intenciones de participar del evento, y que otra vez fuese la vicepresidenta la que representara al país, las novedades que desde Estados Unidos enviaron Quintana, Cañonero y el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, hicieron que el jefe de Estado cambiara de opinión. Desde Nueva York llegaron opiniones diversas sobre la realidad económica y financiera del país. Si bien se pondera aún la decisión de Macri de abrir la economía, cambiar el signo financiero frente a los años kirchneristas, el ascenso de mercado emergente y de volver al mundo de los bancos internacionales, se reconoce que desde abril pasado parte de la relación con los inversores mundiales se perdió. Y que desde hace dos meses directamente el país está marginado y relacionado con cada economía emergente que entre en crisis.

Macri sigue de cerca cada castigo que se les aplica a los bonos locales y las empresas argentinas que cotizan tanto en Buenos Aires como las ADR de Wall Street; y considera «injustas y sobreactuadas» las decisiones de abandonar las posiciones locales y convertir en prohibitivas las tasas de interés que deberían pagar si quisieran acudir a los mercados financieros voluntarios, tanto el Estado nacional como los provinciales y nacionales y, fundamentalmente, las empresas privadas.

El Presidente se mostró en las últimas semanas particularmente preocupado por la imposibilidad de continuar con la búsqueda de f ondos en Wall Street, de parte de una de las empresas más importantes de la Argentina y donde más expectativas había puestas en que consiguiera un financiamiento millonario en dólares para invertir en el país. En el Gobierno se analizó también el «castigo» que los inversores de Wall Street aplicaron a compañías argentinas que cotizan en Nueva York y que perdieron más del 60% de su patrimonio en el último año; comenzando por los casos de Supervielle y Loma Negra, compañía que además está señalada en Estados Unidos como «culpable» de no informar sobre la crisis económica criolla a sus inversores norteamericanos.

Este panorama negativo, sumado a las casi inevitables sanciones que desde la SEC se le aplicarán a las empresas que cotizan en el mercado neoyorquino y que están involucradas en el «Gloriagate», crearon un cóctel explosivo y un clima antiargentino en Wall Street que Macri buscará personalmente aplacar».

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