Diferencias entre los gobernadores sobre la posición que deben mantener frente al proyecto oficial: El Presidente les planteó la necesidad de aprobar el presupuesto para dar una señal al mundo. Varios gobernadores hicieron planteos sobre las necesidades de sus provincias y dijeron que la discusión debe darse en el Congreso.
El presidente Mauricio Macri tuvo su foto alrededor de una mesa con los gobernadores, supuesto requisito para ofrecer una imagen de gobernabilidad y capear la sexta tormenta. Con todo, el compromiso de los jefes provinciales sólo alcanzó para resaltar la voluntad de llegar a un presupuesto “equilibrado” pero aclararon que la discusión de todas maneras debe darse en el Congreso a partir de la semana que viene. Es decir, poco. En eso tuvo que ver las diferencias que existieron entre los propios gobernadores peronistas –divididos entre duros y dialoguistas– que ni siquiera se pudieron poner de acuerdo para redactar un comunicado en apoyo a la sanción.
“De parte de los gobernadores encontramos un acompañamiento a la necesidad de que el Presidente cuente con un presupuesto y también el convencimiento de que tiene que ser con equilibrio entre ingresos y gastos”, sostuvo el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en la conferencia de prensa posterior. A su lado, alejado de aquella postura autosuficiente que exhibía hasta no hace mucho, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, resaltaba la necesidad del acompañamiento provincial y destacaba lo bien que habían conversado. “Trabajamos como un equipo”, se maravilló.
No fue tanto. En la reunión, el Presidente les planteó la necesidad de una muestra de apoyo político y unidad de criterios para debatir el presupuesto, de manera de ofrecer así una señal de consenso al mundo, con lo que quiso decir el FMI y Wall Street. Después hablaron algunos gobernadores, en varios casos planteando algunas cuestiones particulares de sus provincias. El radical correntino Gustavo Valdés, por ejemplo, contó que había recordado el reclamo que mantiene sobre las regalías de las represas Yacyretá y Salto Grande. Incluso María Eugenia Vidal subrayó que a esta altura el Fondo del Conurbano ya quedó desactualizado por culpa de la inflación.
Dujovne pudo decir poco sobre los acuerdos alcanzados. Contó que se plantearán reformas al Pacto Fiscal firmado poco tiempo atrás de manera de incluir las modificaciones a algunos impuestos: se suspendería la baja al impuesto de sellos pero se mantendría la de Ingresos Brutos. Dujovne no dijo nada pero los gobernadores consiguieron que la alícuota del impuesto a los Bienes Personales de quienes tienen propiedades en el exterior pase del 0,25 al 1 por ciento.
Por la mañana, los mandatarios peronistas se reunieron en el CFI. Al grupo de los que ya se venían encontrando en las últimas semanas, se les sumaron los dialoguistas Urtubey y Juan Schiaretti, de Córdoba, quienes imaginaban salir de allí con una declaración de apoyo a la sanción del presupuesto junto con el agregado de los cambios en los impuestos consensuados. Su lógica era que sin señal de apoyo y sin presupuesto se embromaban todos. No encontraron una buena recepción.
“Hay algunos que parecen más cerca de Macri que de Perón”, explotó el pampeano Carlos Verna frente a los micrófonos. Algo raro, le suele escapar a la prensa. Pese a que días atrás contó que está enfermo y no buscará la reelección, no por eso el pampeano se bajó de la línea dura que mantiene frente a la gestión de Cambiemos. “No vamos a votar un Presupuesto con ajuste. La irresponsabilidad no es votar un presupuesto, la irresponsabilidad fue del Gobierno por ir al Fondo Monetario Internacional. Yo no tomé esa decisión, la tomó el Gobierno sin preguntarnos”, avisó.
Más o menos lo mismo dijo el puntano Alberto Rodríguez Saá, uno de los peronistas anotados en la carrera presidencial. A las quejas se les sumaron el formoseño Gildo Insfrán y el santiagueño Gerardo Zamora. Uno de sus planteos era que ellos adelantaran el apoyo a un Presupuesto que el Gobierno ni siquiera había presentado y que debían ser los funcionarios de Cambiemos quienes tenían ir a poner la cara en el Congreso para defender el ajuste del que eran responsables.
Hasta el CFI llegó entonces Frigerio junto a su segundo Sebastián García de Luca para presentar algunas planillas con números generales de las proyecciones económicas, en donde blanqueó la expectativa inflacionaria del 42 por ciento para este año, junto a una caída del PBI del 2,4%. Menos realista fue la proyección del dólar: 38 pesos para este año –ya está arriba– y 42 pesos para fin del año que viene. No ayudó a mejorar el clima que al mismo tiempo la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo le dieran dictamen en el Congreso al decreto de Macri que anuló el Fondo Sojero (ver aparte).
A la agitada jornada se sumaron los triunviros de la CGT, en plan de ofrecer “volumen político” al encuentro, según explicarían luego. Ahí ya quedó clara la división. Hubo sólo ocho gobernadores sentados en la reunión con la central obrera, casi los mismos con los que se habían encontrado en la misma sede un par de semanas atrás.
Ya se sabía que no estarían presentes el peronista entrerriano Gustavo Bordet –de viaje– y el socialista santafesino Miguel Lifschitz, quien avisó que su rechazo al Presupuesto. Y en las pocas cuadras del CFI a la Casa Rosada cambiaron de rumbo Rodríguez Saá, Alicia Kirchner y el propio Verna, quien adujo que tenía que hacer una visita al médico. Finalmente, Macri se reunió con 19 de los 24 gobernadores.