Situación inesperada: el asedio de inversores contra la zigzagueante política cambiaria.
Mauricio Macri tuvo que salir a respaldar a Federico Sturzenegger, blanco de críticas internas -y externas- porque el Banco Central sigue de atrás la corrida del dólar.
Fue en una reunión de ministros: “Tiene todo mi apoyo”, dijo el Presidente.
Lo hizo para tratar de sepultar las disputas y peleas internas. Y ocurre frente a una situación inesperada para Cambiemos: el asedio de los inversores contra zigzagueante política cambiaria.
El problema obligó a Macri a dar esas señales. Está claro que el BCRA no controla aún la situación y que sus recetas -hasta el momento- no dieron resultado.
Entonces Sturzenegger desempolvó sus viejas medidas: volvió a subir fuerte la tasa, que le había hecho bajar el vicejefe de Gabinete Mario Quintana.
Así, en un breve plazo modificó varias veces la estrategia. El Central hizo de la flotación un dogma, pero después adhirió al tipo de cambio fijo para el dólar y ahora otra vez lo dejó deslizar. El jueves tocó $ 23,30.
Tamaña confusión hace que -por ahora- el dólar en la Argentina no tenga techo.