Los dos próximos meses serán claves. Pero la «paz cambiaria» se ve cada vez más amenazada y la inflación demorará la recuperación del consumo
«Estoy caliente». La queja de Mauricio Macri durante una reunión del Gabinete ampliado resonó durante toda la semana. «No puede ser que vuelvan a ofrecer soluciones mágicas», se quejó. Lo que prefirió no mencionar es que los candidatos que le disputarán la elección en octubre reaparecen en el horizonte por un solo motivo: el marcado deterioro de la economía.
Pese a la devaluación, la dura caída del salario real y el incremento de la pobreza, el Presidente conserva chances reales de alzarse con una victoria en octubre. Las encuestas marcan que aún con una imagen muy deteriorada, aparece a escasa distancia de Cristina Kirchner e incluso en un balotage estaría cabeza a cabeza. Roberto Lavagna por ahora no mide demasiado, pero es una amenaza latente.
La capacidad de recuperación en imagen e intención de voto de Macri está íntimamente ligada al comportamiento de la economía. Y más puntualmente del dólar. Por eso, todas las fichas del Banco Central y del equipo económico están puestas en evitar cualquier sorpresa en el tipo de cambio. Otra devaluación como la sucedidas en abril o agosto del año pasado serían un golpe durísimo (posiblemente terminal) para las aspiraciones de reelección.
La recuperación de la imagen de Macri está muy ligada a una reactivación de la economía y de asegurar la estabilidad cambiaria. Sin embargo, no será sencillo lograrlo ni siquiera con la gran cosecha que se avecina
El viernes se produjo un fuerte llamado de atención. Los mercados del mundo se pusieron fuertemente negativos: los inversores empiezan a temer un escenario de recesión a nivel global. La consecuencia fue una fuerte caída de los mercados de acciones en todo el mundo, pero especialmente una salida de capitales de mercados emergentes.
El Gobierno decidió convalidar una devaluación a la par de la sufrida por el principal socio comercial, Brasil. De no haber sido por las ventas de dólares del Banco Nación, utilizando fondos de ANSES, lo más probable es que el dólar hubiera trepado no 2% sino cerca de 4% o 5%, lo que lo hubiera acercado a la zona de $45.
Si llegara a profundizarse esta tendencia bajista de los mercados globales, las consecuencias sobre el mercado cambiario local serían durísimas. La Argentina presenta una volatilidad mucho mayor que el resto de los emergentes y cualquier golpe de estas características impacta el triple.
Ahora la gran expectativa está puesta en la mayor oferta de dólares que tendrá el mercado local. A partir de la primera semana de abril comenzará a sentirse el mayor ingreso de agrodólares, que será aún más significativo en mayo. El plan diseñado con el FMI está pensado en impulsar al dólar al piso de la banda cambiaria, para lo cual también ayudaría las elevadas tasas de interés. Pero además, a mediados de abril el Tesoro empezará a vender a razón de USD 60 millones diarios, lo que agregará aún más oferta de divisas.
Ahora el Gobierno deberá luchar contra dos factores: el temor a que el mundo entre en recesión, generando un repliegue inversor de mercados emergentes, y el calendario marcado por la cercanía de las elecciones
Pero este escenario ideal corre serios riesgos. No sólo por un contexto internacional que podría complicarse, sino también porque el calendario electoral se va acercando y aumenta el nerviosismo de todo el mundo: inversores, ahorristas y empresarios.
Mantener al dólar dominado es una condición imprescindible para aspirar a la reelección. Se entiende el enojo de Macri. Ni los recursos del Fondo, ni la cosecha récord ni las tasas de interés parecen asegurarle la «paz cambiaria» que precisa con desesperación.
La evolución de la actividad económica tampoco da certezas. La recuperación del agro aportará para una recuperación del PBI en el segundo trimestre. Sin embargo, los altos niveles de inflación demorarán la mejora de los salarios y, por ende, del consumo.
Luego del 3,8% de febrero, la inflación se ubicaría nuevamente en valores cercanos al 4% en marzo, con fuerte incidencia en alimentos. Y para abril el piso no bajaría del 3%. Todo esto llevará a un recálculo de los niveles esperados para el año, que seguramente estarán ya más cerca del 35% y con pronóstico al alza.
La inflación está mucho más acelerada de lo que la mayoría de los analistas y el propio Banco Central esperaba para el primer cuatrimestre. La política de contención de la base monetaria no estaría dando los resultados esperados, al menos por ahora
Sin seguridad sobre la capacidad para controlar al dólar y con un rebote de la economía dudoso, el Gobierno tendrá que hacer un doble esfuerzo para explicarle al electorado por qué es conveniente una continuidad en la gestión.
Mientras, se preparan nuevos anuncios para suavizar el impacto de la crisis: el relanzamiento de Procrear para favorecer el acceso a créditos hipotecarios y también de los créditos Argentina, con tasas subsidiadas para jubilados y beneficiarios de la Asignación por Hijo. Además, el FMI le permitirá al Gobierno utilizar más recursos de lo previsto (hasta 60.000 millones) para destinarlo al fortalecimiento de planes sociales. Recetas repetidas para los problemas de siempre.