on el objetivo de que la inflación mensual no erosione los aumentos de tarifas energéticas aplicados en junio, el Ministerio de Economía autorizó una suba de 4% en el valor final de las boletas de gas y electricidad para agosto, acorde con la evolución promedio de los precios del último mes. El aumento será igual para los tres niveles de hogares segmentados: altos (N1), bajos (N2) y medios ingresos (N3).
Según detalló la Secretaría de Energía, el valor promedio de las facturas finales de gas para un N1 con un consumo promedio de 149 m3 por mes pasará de $32.859 a $34.165; para N2, con un consumo promedio de 159 m3, pasará de $24.543 a $25.519, y para un N3, con un consumo promedio de 171 m3, pasará de $31.724 a $32.985.
En lo que se refiere a electricidad, si se consideran consumos promedio residenciales de 260 kWh por mes en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el valor promedio de las facturas finales para un N1 pasará de $29.951 a $31.253; para N2, de $12.714 a $13.222, y para N3, de $16.544 a $17.228.
Los aumentos de gas y electricidad se explican en su conjunto por una actualización del tipo de cambio de referencia. En gas, el tipo de cambio oficial que se tomaba en cuenta para pasar a pesos las tarifas había quedado fijo desde principios de abril en $861. Ahora, se actualizará al valor actual de $933, lo que implica una suba de 8,4%.
En dólares, los usuarios residenciales de ingresos altos, comercios e industrias seguirán pagando un precio promedio de US$3,30 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector). Los usuarios de ingresos bajos (N2) seguirán pagando US$1,19 por un bloque de consumo subsidiado y US$3,30 sobre el excedente. Mientras que los usuarios de ingresos medios, pagarán US$1,48 el consumo base y los US$3,30 sobre el excedente.
En otras palabras, los N2 pagarán el 36% del valor de referencia sobre un bloque de consumo y los N3, el 45%, lo que equivale a una bonificación de 64% y de 55%, respectivamente.
Aun así, todos los usuarios residenciales, hogares e industrias seguirán recibiendo subsidios, ya que el costo real de producir e importar gas durante todo el año es en promedio US$5,2 el millón de BTU. Es decir, las industrias, comercios y los N1 pagarán el 63% de lo que cuesta el gas; los N2, el 22%, y los N3, el 35%. El resto del costo lo cubre el Tesoro Nacional.
En lo que se refiere a electricidad, la situación será similar. El nuevo precio de referencia de la energía eléctrica para los usuarios residenciales de altos ingresos, comercios e industrias subirá de $56.019 a $58.596 el MWh (4,6%), aunque la Secretaría de Energía aclaró que el costo real sin subsidios es $68.016 (disminuyó con relación al trimestre anterior por menores costos de generación).
Al igual que con el gas, los usuarios N2 y N3 mantendrán además un consumo bonificado hasta un volumen máximo, que es de 350 kWh por mes para los hogares de ingresos bajos y de 250 kWh para los de ingresos medios.
Hasta ese tope de consumo, los usuarios N2 pagarán el 28% del valor de referencia y los N3, el 44%; es decir, $16.407 y $25.782 el MWh. Esto equivale a una bonificación de 72% y de 56%, respectivamente.
En concreto, las industrias, comercios y los hogares de altos ingresos pagarán el 86% de lo que cuesta la generación eléctrica; mientras los usuarios residenciales N2, el 24%, y los N3, el 38% por el consumo bonificado (y 86% sobre el excedente).
A las entidades de bien público, clubes de barrio y de pueblo, y otras categorías de usuarios sin fines de lucro asimilables, que en total suman 5000 usuarios, se le aplicarán las bonificaciones al precio de gas y de la electricidad correspondientes a los usuarios residenciales de ingresos bajos para el total del volumen consumido.
En el primer semestre del año, los subsidios a la energía implicaron un costo para el Estado de US$3158 millones, según la consultora Economía y Energía (EyE). Esto significa una reducción de 46% o un ahorro de US$2618 millones, con relación a los US$5776 millones de transferencias que se demandaron en el mismo periodo de 2023.
“Si bien los subsidios al sector energético disminuyeron interanualmente un 46%, solo explican el 13% de la contracción total del gasto primario del Estado”, dijo el último informe de EyE.
En lo que se refiere a la balanza comercial energética, en el primer semestre hubo un superávit de US$2758 millones, mientras que en el mismo período de 2023 se había registrado un déficit de US$790 millones.
“Para el año 2024 se prevé que el superávit comercial del sector energético supere los US$5000 millones, mostrando un claro quiebre con respecto a la trayectoria que exhibió la balanza comercial energética a lo largo de la última década y media. Dicho superávit se alcanzaría gracias a un incremento de las exportaciones superior a los US$1700 millones y a una disminución de las importaciones de casi US$3300 millones con relación a lo verificado en el año 2023″, dicen desde EyE.
“En 2025 se espera que la balanza comercial energética continúe exhibiendo una mejora y que se alcance un superávit superior a los US$7300 millones, como consecuencia del incremento en las exportaciones, fundamentalmente de crudo, y los menores requerimientos de importación”, agrega la consultora que dirige Nicolás Arceo.
Con información de La Nación