Desde el inicio de su mandato, el Intendente comodorense destacó ese factor, lo que llevó a reclamos que se hicieron eco en varias oficinas de los ministerios de la Presidencia y que tuvieron una respuesta favorable no solo con reiteradas visitas de funcionarios de la órbita nacional, sino para el financiamiento y reactivación de proyectos postergados como el aterrazamiento del Cerro Chenque, el Estadio Centenario o el convenio para la primera etapa del emisario de zona norte.
El aperturismo del intendente tiene su correlación igualmente en la adhesión de la ciudad a distintos programas de alcance nacional para el beneficio directo de la comunidad, como el Plan Detectar, la gran apuesta para aislar rápido y bajar la curva de contagios de COVID-19 recorriendo cada barrio, la llegada de equipos de epidemiólogos y emergentólogos en apoyo a las áreas de salud pública en los momentos más complicados de la pandemia o, asimismo, el acceso a propuestas que profundizan en lo social como el programa Municipios de Pie.
Esta característica distintiva de Juan Pablo Luque en su capacidad de búsqueda de consensos, permitió que su primer año de gestión esté signado por fuertes políticas sociales, con un trabajo institucional y de puertas abiertas con otros gobiernos, la evaluación constante de los escenarios económicos para la ejecución del presupuesto de forma prolija, transparente y austera y la planificación para la pospandemia que permita seguir con el objetivo inicial de consolidar a Comodoro como una de las ciudades más importantes de la Patagonia.