La disparada del dólar tuvo su impacto en los aportes al sector energético que enfrenta además una caída en el consumo.
El panorama del recorte en los subsidios energéticos se complicó notablemente a partir de este año, con la disparada del dólar que comenzó a fines de febrero y se profundizó en marzo, hasta que terminó de estallar nuevamente en agosto, con el resultado de las elecciones primarias.
Tal como lo detalla el último informe de la Asociación Argentina de Presupuesto Público (ASAP), en el período enero-julio de este año los subsidios destinados al sector energético crecieron en un 40 por ciento, totalizando un monto de 108.969 millones de pesos.
“Esto obedeció a la devaluación de la moneda y, a pesar de la disminución observada en la importación de gas y la derogación del Régimen de Tarifa Social Eléctrica vigente en el ámbito nacional y su traspaso a las jurisdicciones provinciales, los subsidios al sector energético sumaron cerca de $108.969 millones, lo que representa 40% más que lo transferido en el mismo lapso de 2018”, resalta el informe que refleja hoy el diario Río Negro.
A su vez, el trabajo de ASAP enfatiza que “el aumento se explica principalmente por las mayores asignaciones a la empresa Integración Energética Argentina S.A. ex Enarsa; (+$12.355,2 millones interanual) y a Cammesa (+$4.756 millones)”.
“También resultaron relevantes las compensaciones a las empresas concesionarias productoras de gas no convencional de la Cuenca Neuquina (+$10.500 millones interanual) debido al incremento de la producción y al impacto de la devaluación; las transferencias a la Entidad Binacional Yacyretá (+$2.912 millones i.a.) y los Incentivos a la producción de gas natural ex Plan Gas (+$2.040,5 millones i.a.)”, expresa el informe.
A su vez, aclara que en sentido contrario, disminuyeron las transferencias al Fondo Fiduciario para Subsidios de Consumos Residenciales de GLP de Sectores de Bajos Recursos que financia al Programa Hogares con Garrafa (HOGAR).
Indudablemente que la devaluación generó más problemas al precio relativo del sector energético nuevamente, problema ahora agudizado por el congelamiento dispuesto por el gobierno.
Pero un punto central que resaltan los especialistas es que la nueva devaluación ocurrida tras las PASO, donde el valor del dólar saltó a 60 pesos promedio, planteó un panorama de cara a los próximos meses que se observa con mucha preocupación.
La visión de los especialistas
En ese sentido, algunos especialistas advierten que el problema es que desde el punto de vista del balance de las cuentas públicas, por un lado, y de los proyectos de inversión del sector por el otro, el congelamiento no se podrá mantener mucho tiempo más y en los próximos meses habría que definir cómo se sigue corriendo el valor de la energía en el país.
Justamente, sobre este aspecto, el economista y consultor Raúl Ochoa, puntualizó que “el problema es que aún queda trasladar una parte del costo a los usuarios y ahora con una nueva devaluación y la incertidumbre hacia delante sin dudas vuelve a ser complejo”.
“Hay que considerar que a fines de febrero del año pasado teníamos un dólar que oscilaba cerca de los 19 pesos, luego pasamos a uno que se ubicó en 40 pesos y ahora estamos en 60 pesos. A valores nominales, por más esfuerzo que se haya hecho, el subsidio hubo que incrementarlo en forma notable porque si no el impacto en los usuarios, especialmente residenciales, habría sido terrible”, enfatizó Ochoa.
El especialista estimó que “el esquema de subsidios con estos niveles va a tener que continuar en función de la situación económica y en especial la caída del consumo en la población”.
“Yo diría que este esquema de subsidios va a requerir ahora una rebaja, con un cronograma muy pausado en el tiempo, porque si bien una gran parte del ajuste ya se hizo, lo que se descolocó ahora por la devaluación deberá ser corregido en forma muy gradual para no afectar más el consumo de la población y el nivel de actividad económica”, agregó Ochoa.
Por su parte, Camilo Tiscornia, economista y consultor de empresas de diversos sectores, consideró que “el costo de la energía eléctrica, que de alguna forma está ligado a dólar, y con la influencia que hay en el costo de los combustibles, no quedó otra que incrementar el subsidio en el sector energético para acompañar los efectos del ajuste del tipo de cambio”.
“Con la devaluación el Estado tuvo que poner más recursos para cubrir los costos, dado que las tarifas sólo se ajustaron a principios de año. Indudablemente, que ahora el problema es hacia delante, ya que en la medida que se va retrasando la normalización tarifaria, eso va a requerir más subisdios, no hay otra”, puntualizó Tiscornia.
El especialista recalcó que el problema del incremento de los subsidios se sigue registrando en el servicio de electricidad, porque en el caso del gas “hubo un precio en dólares fijo durante determinado tiempo, con lo cual se tiró la problema para delante, pero en el mientras tanto se puede mantener estable el costo, con lo cual la situación es distinta al que muestra la electricidad”.
A este panorama incierto se le agrega el conflicto “congelado” entre Nación, provincias y las petroleras por el valor de los combustibles y el barril interno, mientras el precio internacional del crudo mostró subas considerables en los últimos días.
En Hacienda admiten los problemas que hay en este momento en el sector energético, aunque recalcan que la situación era mucho más grave cuando asumió el actual gobierno.
Claro está que en función de las reglas de juego fijadas a partir de diciembre de 2015 también se proyectaron diversas inversiones en el sector energéticos, cuya ecuación en este momento se enfrenta a diversos signos de interrogación.