Los delitos informáticos están cada día más presentes en la cotidianeidad de todos nosotros. Este fenómeno avanza en el mundo entero; cuanto más informatizados, más expuestos estamos.
Los medios de comunicación digital, la globalización de contenidos, la navegación on line y el uso de las redes sociales forman parte de nuestra rutina.
Todos podemos ser víctimas de modalidades delictivas tales como “grooming” (acoso y abuso sexual de niños/as y adolescentes) y “phishing” (fraude mediante el cual se apoderan de información confidencial de la víctima).
Durante los años 90´, en los países más avanzados, se comenzó a legislar en materia de delitos informáticos, a raíz de la multiplicidad de hechos denunciados vinculados al uso de computadoras para la comisión de estafas, robo de datos, acoso y abuso sexual.
En nuestro país, recién en el año 2008 entró en vigencia la Ley de Delitos Informáticos, pero el avance de la tecnología y la experiencia continua de “hackers” o de personas dedicadas al “ciberdelito” nos determinan a actualizar la ley a tenor del perfeccionamiento de estas prácticas ilícitas.
Es importante generar recursos normativos para perseguir este tipo de crímenes y obtener las pruebas que serán determinantes durante el proceso penal.
La justicia requiere más herramientas de hecho y derecho para abordar esta forma de criminalidad que avanza y se supera a sí misma en forma constante.
En el contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio, ciertamente incrementamos el uso de internet y por eso, vimos conveniente proponer una serie de recomendaciones útiles para navegar on line de forma más segura.
Junto a especialistas en la temática, desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, hemos difundido, a través de spots y guías específicas, material informativo que aconseja y asesora sobre el uso seguro de internet y el resguardo de nuestra intimidad y la de nuestros hijos e hijas.
Siguiendo estas observaciones, podemos cuidar nuestros datos personales y contraseñas para evitar su apropiación, lo cual puede derivar en el uso indebido de nuestras cuentas bancarias, tarjetas de crédito y débito.
Recordemos que, a través del “phishing”, el autor del ilícito suplanta nuestra identidad digital y sustrae información personal como DNI, nombre, apellido, claves, etc, para realizar compras, transferencias bancarias, afectando así nuestra economía e intimidad.
Mediante el “grooming”, se produce el acoso y abuso sexual de niños/as y adolescentes; aquí el sujeto activo, generalmente un adulto, opera a través de las redes sociales y engaña a la víctima para obtener imágenes o videos íntimos que, luego utilizará para amenazarla con la publicación o difusión de los mismos.
Recién en el año 2013 se sancionó la Ley Nacional contra el “grooming” y en el 2018 se promulgó la Ley que castiga la simple tenencia de material pornográfico infantil. No obstante, pareciera que este marco normativo no alcanza para enfrentar la creciente cantidad de delitos que surgen cada año en nuestro país.
Las víctimas de estos crímenes, además de condenar al responsable, también quieren eliminar la publicación de sus imágenes y videos íntimos de forma inmediata, pero esto no siempre es ni tan simple, ni tan urgente.
Por ello, necesitamos optimizar los recursos de fondo, forma y tecnología y fomentar la cooperación internacional, dado que muchas veces este tipo de criminalidad, opera con servidores y redes transnacionales.
También es indispensable, a fin de prevenir estas figuras antinormativas, conocer cómo podemos resguardar tanto nuestros datos personales como nuestra vida privada.
En este sentido, los adultos tenemos mucho por hacer; por ejemplo, evitar la sobre exposición que nosotros mismos podemos hacer de nuestros hijos e hijas, nietos y nietas, etcétera, a través de la publicación en redes sociales de imágenes y datos sobre ellos.
Esta práctica habitual de muchos de nosotros se conoce con el nombre de “sharenting” y si bien, no constituye ningún delito, puede ser utilizado por acosadores y derivar en “grooming”.
Es importante dialogar con nuestros hijos/as, acerca de los riesgos de chatear con desconocidos, compartir imágenes personales, brindar información privada, etcétera. Porque en internet, no todo el mundo es quien dice ser.
Nuestro Ministerio, a través de la línea 137 que funciona todos los días y durante las 24 horas, cuenta con profesionales especializados para brindar asesoramiento y contención ante situaciones de acoso y abuso sexual, cualquiera sea la modalidad en que se lleve a cabo, en forma personal o través de internet.
Debemos concientizarnos sobre esta problemática, generar espacios de diálogo en el ámbito familiar, escolar y saber que es importante denunciar estas prácticas delictivas.
Por Marcela Losardo, Ministra de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, para Infobae