El candidato libertarioJavier Milei obtiene una creciente intención de voto en las encuestas. Incluso, algunos sondeos dividen al electorado en tercios. Pero, por ahora, nada de eso se ve reflejado en las urnas.
Ayer, su candidato en La Rioja, Martín Menem, cosechó menos del 15,68% de los sufragios y quedó en un lejano tercer puesto. La visita de Milei a esa provincia no alcanzó a calentar al electorado y ese resultado, más que servir al crecimiento del libertario, sirvió para retardarle a Juntos por el Cambio la posibilidad de llegar a la gobernación. En definitiva, lejos de potenciarse con quien está ideológicamente más cerca suyo, la participación de Milei fue funcional al peronismo, publica TN.
Tampoco tuvieron mejor desempeño sus candidatos en Neuquén y Río Negro, los dos primeros comicios del año. En Neuquén, Milei apoyó a Carlos Eguia, quien obtuvo el 7,98%. Mientras que en Río Negro el candidato libertario fue Ariel Rivero, quien tampoco se subió al podio electoral y apenas cosechó el 9,33% de sufragios.
El domingo próximo, Milei tendrá otra oportunidad para medirse porque impulsa en Tucuman la candidatura de Ricardo Bussien un comicio donde la favorita es la fórmula peronista de Osvaldo Jaldo y Juan Manzur y la candidata a intendenta de la ciudad capital Rossana Chahla tiene mucha penetración en el electorado. Juntos por el Cambio promete ser competitivo con el radical Roberto Sánchez, publica TN.
Será importante analizar en la noche del domingo el resultado que obtenga Bussi para saber si Milei es un fenómeno que divide en tercios al electorado o si las encuestas reflejan más una tendencia que un voto consolidado.
Por otra parte, el líder de La Libertad Avanza no tiene candidatos propios para gobernador en Córdoba, Santa Fe ni en otros distritos importantes. Pretende ser él mismo un fenómeno nacional, sin réplicas ni repercusiones locales.
¿Cómo se conjuga el resultado de las encuestas, que hablan de una división del electorado en tercios para la elección nacional, con un candidato que a nivel de las provincias no parece despertar?
Las dudas de su estrategia
La experiencia política indica que para ganar una elección, más allá de la penetración y éxito en las redes sociales, sigue teniendo mucho peso la maquinaria política. Es necesario generar entusiasmo alrededor del candidato y, también, fiscalizar la elección. Dos vacíos en el universo del libertario.
Pero, aún si Milei lograse ganar la elección y fuese el próximo presidente, surge otro interrogante aún más delicado: ¿podrá Milei gobernar cuatro años así no tiene el apoyo del Congreso?
Carlos Menem, cuando llevo adelante su programa de gobierno, lo hizo con decretos de necesidad y urgencia y decretos delegados. Pero, antes, se había asegurado el control de su partido, el Justicialista, y una amplia presencia de diputados y senadores que sancionaron leyes importantes (por ejemplo, la de reforma del Estado). Y esa misma mayoría fue la que evitó que sus cientos de decretos fuesen invalidados.
Mucho más cerca en el tiempo, Donald Trump, un populista de derecha, llegó a la presidencia de los Estados Unidos. Pero, con anterioridad, había obtenido en las primarias abiertas la nominación del Partido Republicano, que lo respaldó en el Congreso. Y lo mismo hicieron Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, que llevaron adelante dos gobiernos populistas de izquierda.
Milei no tiene ni la mayoría ni la primera minoría en ninguna de las cámaras legislativas. Actualmente, cuenta con tres diputados y aunque haga una muy buena elección como máximo no podría tener más de 20, en una cámara de 257. Por eso, para suplir esa debilidad, aseguró que convocará a consultas populares.
El mecanismo de la consulta popular es costoso y puede ser útil en casos muy excepcionales, pero no es posible convocar a las urnas al electorado para cada acto de gestión ni para todos los temas.
La Constitución establece que hay muchas materias en las que no está permitido prescindir de una ley formal del Congreso. Por ejemplo, una reforma impositiva profunda, como la que requiere el país, porque los impuestos solo se pueden crear o modificar por ley formal. Y lo mismo ocurrirá cuando quiera avanzar con su proyecto más popular, la dolarización. Más temprano o más tarde, el Congreso le haría sentir a Milei que es un presidente débil.
El sistema constitucional argentino, deformado por un hiperpresidencialismo, permite tomar muchas decisiones por vía de decreto y, en muchos casos, soslayar la intervención previa del Congreso. Pero no es posible gobernar con el Congreso en contra o sin el control, al menos, de una de las cámaras.