El dirigente de ATE, Guillermo Quiroga, aseguró que hay muchos temas que no trascienden ni se escriben pero que forman parte de las negociaciones que hacen los dirigentes gremiales, y puso como ejemplo a las Comisiones en Educación que quieren sostener a toda costa para seguir siendo “ñoquis” en el Ministerio, es decir cobrar sin trabajar.
También cuestionó –en diálogo con Radio Chubut– la estrategia de los Sindicatos que suman reclamos para quedar bien ante la comunidad pero no solucionan nada.
Puntualmente apuntó contra la ATECh que pone como exigencia para terminar con las medidas de fuerza que se “mejore la infraestructura escolar” lo cual es abstracto, porque en todo caso debe marcarse qué la escuela no está en condiciones, pero no plantear la situación por todas.
En todo caso recordó que son los auxiliares de la educación, que ellos representan, quienes deben afrontar los problemas edilicios.
No dejó pasar la oportunidad Quiroga de cuestionar también a los docentes que, ante un paro que se debilita, le echan la culpa a los auxiliares para no dictar clases y así utilizar la medida de fuerza de los porteros para su propia causa.
En este sentido, aseguró que la Mesa de Unidad Sindical está manejada por la ATECh y el Sitrajuch, Gremios que están en los rangos más altos de los sueldos a diferencia de sus representados.
De paso denunció que en ese grupo también hay Gremios que persiguen “otra cosa” entre las que enumeró la destitución del Gobernador y los reclamos de intervención, lo que no es ninguna solución para los trabajadores porque siempre que eso ocurre, lo primero que se hace es eliminar derechos laborales.
Negó que haya propuesto la utilización de un bono para el pago de deuda y acusó al otro Gremio de la Salud, el SISAP, de haber fomentado esa loca noticia de las “cuasi monedas”.
A propósito del Sindicato de la sanidad que dirige Carlos Sepúlveda, además de acusarlo de estar “flojo de papeles” por no tener la personería gremial, lo consideró de baja intensidad a punto tal que anunciaron un acampe con huelga de hambre que levantaron con la simple promesa de que no les iban a descontar los días de paro.