¿Quién dijo que el Congreso es aburrido? En la Argentina, varios legisladores rompen los tediosos debates con exabruptos y actitudes desopilantes y tragicómicas. Otros ganaron notoriedad por arranques violentos, insultos desaforados e incluso golpes. Lo que parece seguro es que ninguno pasaría una prueba psicológica como el test de Rorschach, el estudio sobre la personalidad más conocido con el que los psicólogos evalúan trastornos obsesivo-compulsivos, histerias, bipolaridad, ansiedad y delirios. Aquí, algunos ejemplos:
– Alfredo Olmedo (43), diputado por Salta y novio aún informal de la modelo Rocío Marengo, se hizo famoso por una frase en medio del debate por el matrimonio gay: “Tengo la mente abierta y la cola cerrada”, dijo, hizo una pausa dramática y agregó: “y limpia”.
– Sandra Mendoza (58), la ex esposa del gobernador de Chaco Jorge Capitanich. Su esposo le pidió que renunciara a su puesto de ministra de Salud de la provincia para que sea candidata a diputada, pero no lo tomó bien: subió a una camioneta, chocó seis autos, destrozó una pared y luego se desmayó. Su marido le pidió el divorcio en público y el fiscal de Investigaciones Administrativas, Héctor Miró, pidió que se la declare “incapaz” y se la inhabilite para ejercer cargos públicos.
– Adriana Bortolozzi (61) es senadora por Formosa y se hizo famosa cuando anunció su alejamiento del bloque K: “Estoy sola y tengo miedo”, dijo. Esa noche del 14 de abril pronunció su discurso con los ojos cerrados y con un vaso de leche a su lado.
– El diputado Alejandro “Fratacho” Rossi (48), hermano de Agustín, reconoce: “Soy un cabrón”. Al día siguiente de sufrir un escrache declaró: “Si no fuese diputado, todavía les estoy pegando”. En el año 2004, cuando era subsecretario de Seguridad en Santa Fe, chocó su camioneta contra un taxi y se bajó apuntando con una pistola calibre 40 al conductor al grito de “¿Sabés quién soy yo?”.
– Carlos Kunkel (64), soldado oficialista en Diputados y en el Consejo de la Magistratura. Su inmensa humanidad, de alrededor de dos metros de altura, metía miedo mientras le repetía a los gritos a Felipe Solá “traidor hijo de puta”, cuando se discutía sobre la política agropecuaria del Gobierno.
– Diana Conti (54), la otra espada kirchnerista en el Consejo de la Magistratura, también protagonizó una escena violenta: eran las tres de la madrugada en el pintoresco “petit” barrio cerrado Los Andes, cuando una mujer desde la vereda le repetía desaforadamente a una propietaria: “Bajá, hija de puta”. Desde la comisaría de la zona acudieron a frenar una riña doméstica. Pero cuando llegaron, todavía cuentan sorprendidos, que la mujer que gritaba desde abajo era la diputada y la que recibía los insultos era la actual esposa de su ex marido.
– En el entorno de Adolfo Rodríguez Saá (63) cuentan que el senador tiene sus berrinches y arranques de ira, que se traducen en patadas contra la puerta de su despacho. La rabieta más recordada es una fallida patada voladora al mejor estilo karateka contra uno de sus colaboradores, quien logró esquivar la embestida.
– El “loco lindo” de la lista es el cordobés Luis Juez (46). Víctima de una verborragia incontrolable, el senador es autor de frases como esta: “Al gobernador le vamos a tener que hacer una traqueotomía para sacarle la media de Kirchner”. Pero esa actitud chiste-dependiente le jugó algunas malas pasadas. El INADI le exigió que pida disculpas a la comunidad boliviana porque, siendo intendente de Córdoba y fanático de Talleres, dijo que los hinchas de Belgrano debían votar en La Paz.
– Elisa Carrió (53), santa patrona del fenómeno, llegó a exorcizar el Congreso para erradicar “a ladrones y corruptos” y pasó de ser una agnóstica a cargar un rosario eterno.
– A Carlos Reutemann (68) le ruegan que sea candidato a presidente, pero él no se decide. “Que la candidatura se la recontra metan en el medio del culo” disparó esta vez. Su ex esposa, Mimicha Bobbio, reveló un rasgo obsesivo-compulsivo que lo suman a la lista de legisladores que no superarían un examen psicológico.
Fuente: Perfil.com