La profunda desilusión por la nación puede rastrearse en la ciudadanía presente, sobre todo en la juventud. Cada vez más son los jóvenes ávidos de emigrar al exterior que sienten frustración por la tradicional política del país. Descreen del funcionamiento de las instituciones y de los políticos que supuestamente se jactan de representarlos. Una encuesta supo captar este desencanto y alerta por el voto juvenil entre 16 a 35 años, clave de cara a las elecciones, indica U24.
Zuban Córdoba realizó aquel estudio que alerta por la indiferencia de la política argentina hacia el sector juvenil. Los datos que exhiben son muy preocupantes y exponen el desinterés creciente y el escepticismo entre las nuevas generaciones. El problema no es cómo hablarles, es decir, ofrecerles propuestas vanas y fórmulas repetitivas sino escucharlos, atender sus necesidades y a partir de ahí formular políticas públicas que les respondan.
La consultora alerta: “El 59% de quienes tienen menos de 35 años tiene sentimientos negativos con la situación actual del país. Las emociones que predominan son el enojo y la decepción. Es desde esa base que la política necesita pensar su interacción con los segmentos jóvenes. El marketing electoral suele sobrevalorar los mensajes de contenido positivo en las campañas, especialmente cuando se trata de hablarle al público joven”.
La campaña electoral de las últimas elecciones legislativas reflejó una vacuidad discursiva en los mensajes de los partidos políticos en los que predominaron las publicidades virtuales pobres. Los dirigentes no pueden volver a reducir su retórica recurriendo a Tik Tok para intentar captar el voto joven. En aquella plataforma terminan por hacer el ridículo con sus slogans simplones. Pero la presencia excesiva y continua en redes confirma que los asesores de los lanzados candidatos seguirán con la misma tendencia nefasta.
Otro dato aterrador: Ningún referente político tiene más de 35% de imagen positiva entre el sector juvenil. “Ninguna. Es un piso muy bajo, que muestra que la fragmentación y la polarización que afectan a la sociedad se ven agravadas cuando se trata del público joven. Las campañas electorales que subestimen este dato y no adecuen correctamente sus mensajes se van a chocar con una de las peores reacciones que se pueden obtener en comunicación: la indiferencia y la apatía”, sostienen desde la consultora.
Es importante que la dirigencia atienda a los jóvenes no solo por sus posibles ideas renovadoras o para sembrarles siquiera una pizca de certidumbre sino porque representan gran parte del electorado. Un sólido y elocuente discurso hacia los jóvenes incrementa las posibilidades del triunfo electivo.
Zuban Córdoba explica: “El trasvasamiento generacional hace que hoy millennials y centennials conformen más del 40% del padrón electoral. Son la base de la pirámide poblacional, sin la cual el objetivo de ganar cualquier elección se vuelve muy difícil. Todos los sectores políticos necesitan representar al menos una porción de las/os jóvenes para poder ser competitivos”.
Envueltos en sus propios internas con el fin de asegurarse una mejor poltrona y en engrosar la grieta, los políticos eluden como pueden la discusión seria; formulan mensajes frívolos y desoyen a los jóvenes. Todo un sistema que lo subestima absurdamente. En este sentido la falta de representación se convierte en un gran problema en una democracia representativa que sostiene el gobierno argentino. En sus discursos omiten la discusión sobre el cuidado del medio ambiente y tecnología, dos demandas relevantes, defendidas y requeridas por jóvenes de todo el mundo.
Aquí, cabe destacar una autocrítica (siempre bienvenida) de la consultora sobre el sistema político: “La experiencia profesional nos indica algo: las juventudes son quizás el segmento en el que menos invierte la política. Casi no se realizan estudios de opinión pública enfocados en el sector, casi no hay inversión publicitaria destinada al segmento en las campañas, y las plataformas electorales ni siquiera suelen mencionarles”.
Brecha entre los partidos y los jóvenes
Ningún partido político se escapa de la decepción juvenil. Las peleas internas y externas de las asociaciones políticas, alejan a los jóvenes del orbe político. Esa disputa intrínseca deja la impresión de que solo les importa un mejor lugar en su partido.
También, la construcción frecuente de discursos acusadores, privados de autocríticas entre las dos fuerzas más importantes de la nación y la inviabilidad del diálogo entre ellas acaban por culminar el entusiasmo público juvenil. En el estudio un «54% de los jóvenes dice sentir nada o poco interés por la política”.
La intención de voto por partido figura así: 30,3% FdT; 23,0% JxC; 23,2 el Partido Liberal; 4,8% peronismo no kirchnerista; otro 7,9%; no sabe 10,8 %.
Sin embargo, desde Zuban Cordoba observan que el Frente de Todos (FdT) sigue primero entre las percepciones de representación política del segmento pero «con muchísima menos potencia que hace cuatro años”. El oficialismo no debe olvidar que fue el voto joven el que le permitió ganar en primera vuelta en 2019. Hoy es posiblemente el segmento en el que más espacio perdió”.
La intención de voto por partido figura así: 30,3% FdT; 23,0% JxC; 23,2 el Partido Liberal; 4,8% peronismo no kirchnerista; otro 7,9%; 10,8 % no sabe.
Del otro lado de la grieta, Juntos por el Cambio (JxC) nunca representó aquel sector y no consiguió hacerlo por el indomable ascenso del libertario Javier Milei que los condesciende con sus discursos disruptivos y anticasta.
También es el estudio reveló la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre las preferencias expresadas por varones y mujeres jóvenes. En general ellas presentan un menor interés por la política que los varones. Mientras que las mujeres (43,6%), ellos (56,4%).
En la encuesta, la mayoría de los hombres coincidieron en que el Partido Libertario es el que hace y genera más políticas para jóvenes ( 62,4%). Por el contrario, el (61%) conformado por mujeres acordaron que dicho espacio es el Frente de Todos. Esto se puede explicar por la agenda feminista, aunque selectiva y partidaria, de este gobierno “progresista”.