Los desafíos de la política provincial tras otra semana extremadamente movida y con el horizonte puesto en el 2023

Chubut arranca una dura transición hacia la gobernabilidad: El conflicto policial alteró la semana post electoral y precipitó cambios en el gobierno, que serán mucho más profundos de lo esperable. Los nombres en danza. Y…

lunes 22/11/2021 - 1:26
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Chubut arranca una dura transición hacia la gobernabilidad: El conflicto policial alteró la semana post electoral y precipitó cambios en el gobierno, que serán mucho más profundos de lo esperable. Los nombres en danza. Y una mesa de «gobernabilidad» de adversarios que deben convivir.

Por Renato de la Cruz para Diario El Chubut

Para entender el alcance del conflicto policial y sus derivaciones políticas, hay que entender antes otra cosa. Muchos policías de Chubut viven por debajo de la línea oficial de la pobreza. Un número no determinado de uniformados de los escalafones más bajos, tienen sus sueldos embargados por préstamos de usura, compras a través de cooperativas, y pensiones alimentarias de familias numerosas.

También en Madryn. El problema fue que policías retirados del Golfo habrían armado un festival de fotografías en las redes sociales, de los uniformados “con hambre” recibiendo bolsos. Y las cosas comenzaron a enredarse muy feo. Algo ocurre en la dinámica política de Chubut, que cuando estallan estos problemas, el primer reflejo en Fontana 50 es observar a los mellizos Ricardo y Gustavo Sastre, que tuvieron un rol en este conflicto, y que estallaron de furia al ver que no sólo nadie les reconoce la gestión que hicieron, sino que además desde el gobierno y desde algunos sectores del PJ, los señalan por lo que creen fue cierta “manija” al conflicto, en el corazón del Golfo. Algo que por supuesto los Sastre niegan al límite de la indignación.

Para resumir cabría decir que Ricardo Sastre y Mariano Arcioni tuvieron algunas conversaciones descarnadas y muy calientes en estos días. El vicegobernador le habría enrostrado al gobernador que entre jueves y viernes, cuando el conflicto ardía, la provincia estaba acéfala. Y que concurrió a la jefatura policial sede de las negociaciones, con su hermano, porque estaban recibiendo llamados del jefe de policía Miguel Gómez, anunciando que a las 02:00 de la mañana la policía se acuartelaba, se guardaban los patrulleros, y la población quedaba a la buena de Dios.

Es cierto que los Sastre fueron a poner la cara, a mediar, y que el vicegobernador se puso en contacto con Oscar Antonena en esa larga noche de negociaciones, para ir acomodando los números. Los Sastre se fueron, las conversaciones siguieron, el acuerdo fue aprobado por Arcioni, y ayer se firmó el acta.

Algunos referentes de la política han estado conversando entre sí, y a la vez con el gobernador Arcioni, que tardó unos días en digerir el resultado electoral, el peor para un gobierno de Chubut en democracia. No contuvieron el voto de las PASO y los candidatos oficialistas terminaron cuartos. Eso sólo es un buen motivo para lanzar una depuración enorme en todas las líneas, ya que por si alguien no lo recuerda, aún quedan dos años de gobierno por delante, con una macroeconomía que amenaza seguir siendo mala. El acuerdo con el FMI podrá calmar los nervios, si se produce, pero la inflación y la pobreza van a seguir, golpeando particularmente en el Valle.

Una anécdota puede ilustrar el instante. La semana pasada, el intendente de Comodoro Juan Pablo Luque estuvo reunido con Alberto Fernández. Obvio, analizaron el resultado del peronismo en Chubut. Pero el jefe comunal le habría advertido al presidente que era el momento de intentar ponerle el hombro a un gobierno muy debilitado por el resultado electoral, y con un acuartelamiento policial en ciernes de consecuencias imprevisibles.

Luego de la reunión, en esa misma noche, siete veces Luque habría intentado comunicarse con el gobernador. El mandatario le habría respondido por mensaje al día siguiente, agradeciendo los llamados, y con la promesa de hablar más adelante.

Quien sí logró tener una conversación con Arcioni en buenos términos fue Ignacio “Nacho” Torres. El reciente senador electo y el gobernador habrían coincidido en la construcción de una mesa política, de tinte institucional, sólo “por los intereses y los temas de Chubut”. A esa mesa se sumarían, en condiciones adecuadas, el peronista Juan Pablo Luque, y tanto Arcioni como Torres lo quieren también al intendente radical Damián Biss. Es decir, el peronismo que salvó la ropa, los radicales y el PRO, intentando ayudar a Arcioni en la gobernabilidad, y que pueda terminar la gestión con paz social. Esto último es importante.

Habría que ver en esa “mesa”, hasta dónde acompañan al gobernador, o si pondrán nombres en el futuro gabinete. En todo este berenjenal, otra precisión. Arcioni tiene toda la intención de terminar su mandato y “hacer lo que tenga que hacer” en el resto de su gobierno. ¿Minería en la agenda? Quién sabe.

Hay otra idea que surca algunas mentes peronistas, también en nombre de la gobernabilidad y pensando en que en 2023 será muy difícil vencer a Juntos por el Cambio. “Lo que tenemos que conseguir, es que Sergio Massa y Alberto convenzan a Mariano, y hacer de todos, el Frente de Todos. Colocar gente en el gabinete, y refundar el gobierno provincial, como un gobierno peronista en el que estemos juntos…” dijo un ex intendente peronista de buenos contactos en la Casa Rosada.

La única forma que tendrá el peronismo por delante de ser competitivo, es rescatar a las figuras que pueden dar más, y promover una renovación completa. Sin exclusiones, y con todos adentro. Pero sólo los muy optimistas, o los muy ingenuos, creen que tal cosa será posible.

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