Luego del éxito obtenido por las corporaciones de los anestesistas y traumatólogos, los cirujanos del Hospital Regional de Comodoro Rivadavia no querían quedar afuera de este festival de dádivas conseguidos por dichos especialistas.
Para ello conformaron su propia corporación y mostraron su poderío a mediados del 2013, con una huelga salvaje que duró 18 meses.
Esta medida les dio sus frutos, ya que, además de no trabajar durante ese periodo continuaron percibiendo íntegramente sus sueldos y por supuesto acrecentaron los ingresos en sus consultorios particulares, por la mayor demanda de los pacientes que no eran atendidos en el Hospital.
Consiguieron que le duplicaran o triplicaran sus sueldos, con aumentos encubiertos como guardias activas y pasivas que no estaban obligados a cumplir y que luego se hizo extensivo a todos los otros cirujanos que trabajan en otros hospitales.
En el Convenio Colectivo de Trabajo, que se desarrollaba en esa época, impusieron un valor diferencial del 100% del valor de las guardias con respecto a otros profesionales y de los cirujanos de otros hospitales.
Y lo más grave de todo, es que dejaron un precedente más, que se sumó al de los anestesistas y traumatólogos de la forma de cómo tienen que proceder para exigir a las autoridades sanitarias la obtención de los “beneficios” que cada uno de los sectores del ámbito público consideren que deben usufructuar y a muchos otros que en forma justa se los debería reivindicar.
No es difícil imaginar que en poco tiempo más, aun destinando todo el presupuesto de salud, no alcanzará para satisfacer todas las demandas de los trabajadores y entonces el caos que ahora es incipiente, será total en todos los hospitales de la provincia.
Dr. Fernando Urbano. Médico pediatra y especialista universitario en medicina sanitaria (UBA). Presidente de la Fundación FUSS