El mercado se achica por tantas familias que eliminan consumos para pagar los servicios públicos, ahora caros. En ese contexto recesivo, las empresas sufren también aumentos enormes y reducen inversiones y contrataciones. Los casos de pymes, cooperativas y comercios.
La política tarifaria del gobierno de Mauricio Macri no sólo tiene un impacto directo sobre el bolsillo de los hogares sino que su magnitud y alcance generó un deterioro del ciclo de producción-venta-contratación de mano de obra. Por el lado de los usuarios residenciales, que sufren los mayores aumentos en las boletas de luz, gas y agua, el incremento en el peso de los servicios públicos sobre el presupuesto dejó relegados otros consumos, de entretenimiento y equipamiento para el hogar a alimentos y bebidas.
Esa retracción del consumo para pagar las cuentas tiene impacto negativo sobre las ventas de los comercios y las industrias, lo cual afecta los balances de esas empresas y lesiona, en un tercer momento, salarios y condiciones de trabajo. Pero por otro lado, en ese contexto de baja de ventas las propias empresas sufren fuertes aumentos de los servicios públicos (entre otros costos) pero no pueden trasladar los mayores costos a los precios porque hay menos compradores. En consecuencia, las empresas también se ajustan. En esta nota se reproducen relatos, números y boletas de las empresas ante el avance de los servicios públicos.
Casos y rubros
Damián tiene una pyme con tres empleados que manejan quince máquinas de tejer circulares automatizadas, para la fabricación de medias terminadas. “Pasamos de pagar 7800 pesos de luz a fines de 2015, a 26.289 en noviembre de 2017 y ahora estamos en 55.809 por mes, un aumento del 615 por ciento”, explicó a este diario. “En ese período, nosotros subimos los precios en un 32 por ciento porque el mercado no da para aumentar, menos todavía con el ingreso de importaciones de China. Las boletas se pagan absorbiendo rentabilidad y limitando la chance de reinvertir. Nosotros no somos electrointensivos pero la luz pasó a representar el cinco por ciento de la facturación. No nos funde, pero complica mucho”, relató Damián.
En el sector del calzado, Alberto tiene una fábrica con cuarenta empleados que utilizan máquinas automáticas. A fines de 2015 las boletas de luz llegaban a unos 5500 pesos por mes, ahora están en 42.900 pesos, un aumento del 680 por ciento. “Sobre un producto de calzado de 400 pesos, alrededor de 6 pesos del costo se explican por el pago de la luz”, definió.
Una textil de la zona de Pergamino mostró boletas que en marzo de 2015 eran de 19.409 pesos por mes, en el mismo mes de 2016 de 27.424 pesos, en 2017 de 55.233 pesos y en 2018 marzo, el mes de menor consumo de la serie, llegó a 116.562 pesos, un aumento total del 500 por ciento.
Desde una tintorería industrial en la provincia de Buenos Aires contaron que la boleta de Edenor se incrementó de 25.988 a 271.000 pesos (942 por ciento) desde diciembre de 2015, mientras que el gas sufrió una suba de 48.538 a 314.497 pesos (548 por ciento). En la Fundación Protejer calcularon para este diario que en el sector textil el peso de los servicios públicos en la estructura de costos pasó del 6 al 17 por ciento en el período 2015-2018. Sin embargo, en determinados nichos el peso de los servicios es mucho más alto. Las curtiembres, por ejemplo, son gas intensivas. Semanas atrás, en el marco de una reunión en el Ministerio de Producción de la cadena del cuero, una curtiembre de tamaño mediano que provee al mercado interno manifestó su preocupación por la caída de las ventas y contó que le vino una factura de gas de casi un millón de pesos.
En el sector metalúrgico, la situación es muy heterogénea y particularmente grave para los electrointensivos. Por ejemplo, una empresa de fundición de Santa Fe en 2015 pagaba 90 mil pesos de luz por mes, lo cual representaba el 9,4 por ciento de su facturación. Ahora, esa boleta está en 700 mil pesos por mes, un aumento del 670 por ciento que representa el 50 por ciento de su facturación. Este diario también se comunicó con una de las más importantes fábricas de motos.
En una de sus plantas, ubicada en el Conurbano bonaerense, la boleta de Edenor pasó de 18.062 pesos por mes a 159.515, una suba del 783 por ciento “con un nivel mucho más bajo de producción”, aclaran. En otros rubros de la metalmecánica, el peso de la luz es mucho más bajo. En una fábrica de ascensores ubicada en zona sur que cuenta con 40 empleados y tornos, centros de mecanizados y puentes grúas, la factura de Edesur subió casi un 700 por ciento desde 2015, con lo cual el impacto sobre la facturación pasó del 0,2 al 1 por ciento.
Alimentos, comercios
“Yo veo dos grandes problemas que tienen las pymes en relación a la cuestión tarifaria. Por un lado, se intentan determinar costos, y por lo tanto precios de venta, en base a las tarifas conocidas pero sin saber cómo va a venir el próximo tarifazo. Pero además, la demanda en el mercado interno está lo suficientemente caída como para no permitir mayores aumentos de precios. Es decir, no se pueden trasladar los aumentos de tarifas a los precios sino que la pyme los debe absorber”, explicó el consultor pyme, Vicente Lourenzo.
Las panaderías organizaron días atrás un “panazo” como protestas por las tarifas. “La gravedad está a la vista, la harina acaba de aumentar y en estos días están aumentando los servicios al mil por ciento. La industria panaderil está atravesando un momento tremendamente grave, en la provincia en el último año cerraron unas 150 panaderías”, dijo Emilio Mojari, vicepresidente de la Federación Panaderil de la provincia de Buenos Aires. En tanto, una fábrica de galletitas pagaba a fines de 2015 1621 pesos por el consumo de 4829 calorías de gas, mientras que en su última boleta recibieron 20.242 pesos por 4919 calorías, lo que implica un incremento del gas del 1148 por ciento, mientras que el consumo de gas subió un 1,8 por ciento.
“Si esto no cambia, vamos camino a cerrar, no nos dan alternativa”, se quejó ante el diario La Capital, de Rosario, el empresario Héctor Dipietro, del restobar La Favrika, con quince empleados, que debe afrontar boletas de la empresa provincial de luz de casi 66 mil pesos.
Las cooperativas
“En diciembre de 2015 nos vino 46 mil pesos de luz y en marzo de este año, 542 mil pesos (1078 por ciento) con un consumo mucho menor porque se redujo el trabajo. En diciembre pasado, la boleta llegó a 672 mil pesos. Tenemos 6 millones de pesos de deuda con Edenor, que quedó congelada porque no quieren cortarnos la luz, pero el Gobierno nunca cumplió con su promesa de ofrecer alguna solución viable para el sector”, explicó a este diario Jorge Reisch, presidente de la cooperativa Cueroflex. Otros casos: la empresa textiles Pigüé, con 130 trabajadores, en el partido de Saavedra, provincia de Buenos Aires, pasó de 29.200 pesos a fines de 2015 a 549.000 (1780 por ciento).
La imprenta La Nueva Unión, ubicada en el barrio porteño de Pompeya, pagaba 2207 pesos por mes de luz antes de la saga de tarifazos y ahora está en casi 30 mil pesos por mes (1259 por ciento). “Hace un par de semanas nos cortaron la luz y tuvimos que hacer el plan de pagos de 18 cuotas. AySA directamente dejamos de pagar cuando empezaron los aumentos y hoy debemos 116.261 pesos”, explicaron desde la cooperativa. Las cuentas de la cooperativa Hotel Bauen pasaron de 25 mil pesos de luz en diciembre de 2015, 11 mil pesos de gas y 65 mil de agua, un total de 101 mil pesos por servicios públicos, a 220 mil pesos de luz, 70 mil de gas y 250 mil de agua, un total de 540 mil pesos. El incremento global es de 434 por ciento.