El secretario general de SMATA hizo referencia a la reunión para renovar autoridades en la CGT Regional que se hará el 28 de octubre y poner nuevas caras en su mesa de conducción. Dijo que, a esta altura merece un cambio de gente, de dirigentes. “Es lamentable pero es así. En los últimos 6 ó 7 años no estuvo a la altura de los acontecimientos”, enfatizó.
Agostinelli recordó que ha habido conflictos graves de muchas organizaciones, en los que se incluye, y la CGT no ha estado presente. “Lo peor que puede pasar es que se ocupen cargos para ver después cómo se puede trepar políticamente, y la mayoría así han fracasado. Deben estar a la orden de los sindicatos en conflicto, tener presencia física en pos de los trabajadores. Eso no se ha hecho”, manifestó.
El titular gremial de los mecánicos y afines dijo en una entrevista con El Comodorense que muchos de los que están al frente cegetista comodorense, de la cabeza hacia abajo, deben dar un paso al costado si quieren mantener la unidad del movimiento obrero en Comodoro. “Deben hacerlo en calma porque esto no va para más y, si no lo hacen, esto puede terminar muy mal”, remarcó.
Asimismo, indicó que la CGT debe tener un comando mixto, aunque apuntó a la necesidad de poner al frente gremios fuertes, con gran cantidad de afiliados. “Debe ser representativa en la cantidad de trabajadores para ser fuerte, pero no autoritaria, debe haber organizaciones poderosas dentro, y representantes de las demás”, expresó.
Así, hay como quince gremios que suman el 10 por ciento de los trabajadores al frente que representan una cantidad mínima de trabajadores y los demás, miran de afuera y no van a cooperar, van a mirar de afuera. Si paran los siete más fuertes, para el 90 por ciento, discurrió en diálogo con El Comodorense.
Dijo que no se postula, porque “estoy hecho, estamos bien, pero no pienso por los míos solamente”, y dijo que no sabe si será Jorge Taboada o Mario Mansilla, o quien sea, ni qué piensan. Pero cree que se puede hacer una mesa de conducción poderosa y respetada si se dan las circunstancias.
“Entrando en el juego de nombres, creo que (Juan Carlos) Fita no quiere largar el mastiquín por nada del mundo. Tómenlo como mejor les parezca. No ha mostrado nada en estos años como cabeza de la CGT, pero es un problema de él, de conciencia, ver quién la tiene y quién no. Sería para él una actitud de grandeza dar un paso al costado”, razonó.
Asimismo, consideró que hay que dejar de lado rencillas y cuestiones personales. “Basta de usar la CGT para provecho personal meter diputados o lo que sea. Tenemos varios lugares para hacer política, no la hagamos con la CGT. Es una cuestión gremial, no política. Para eso que vaya cada uno a su partido o agrupación”, expresó. E indicó que hay quienes les falta experiencia y militancia, van a cargos electorales para levantar la mano para quién le diga, pero nada más.
Los riesgos de no haber un cambio
“Lo peor que puede pasar si no hay renovación dirigencial, es que termine habiendo dos CGT en Comodoro Rivadavia, una que represente al 90 por ciento de los trabajadores y la otra para el resto como está ahora, y punto. No creo que se esté trabajando para eso, pero hay que tener cuidado con el cansancio de muchos gremios porque la CGT no hace nada”, disparó.
Cuando hubo conflictos grandes con su gremio, Agostinelli dijo que jamás recibieron apoyo de la CGT local. “¿Para qué quiero algo así, inactivo, cerrado?, suscribió el sindicalista.
Las idas y vueltas en la identificación política
“Yo venía reclamando que hubiera un gobernador local y me encolumné porque si esto sirve para el bienestar de la provincia, bienvenido sea. Veremos qué pasa. Yo no soy un panqueque como muchos dirigentes gremiales lo hicieron, que estaban con Das Neves y al otro día se pasaron al FpV”, recordó.
Y dijo que eso es no tener vergüenza gremial, política, ni como persona.”Hay que tener respeto por uno mismo, jugarse salga bien o mal. No es así, sino somos unos chantas y después la gente nos descree como dirigentes gremiales. Cuando me dicen que la gente los trata mal, les contesto que dejen de coimear y van a ver cómo cambian de opinión. Nadie es un angelito, pero por lo menos yo, gracias a Dios, chorro, no soy”, concluyó.