En las últimas semanas se observa en la región el surgimiento y crecimiento de las ollas populares en los distintos barrios para brindar alimento a las familias con menos recursos, que en el contexto de la pandemia del Coronavirus y la falta de trabajo, se multiplicaron en pocas semanas. Un fenómeno que crece tanto como la solidaridad de los comodorenses.
Los nuevos «pobres-covid» es un término utilizado por intendentes del Conurbano, en Buenos Aires, para «clasificar» a las personas que sufrieron la interrupción de su fuente de trabajo, tal es el caso de peluqueros, masajistas, mozos, cocineros, remiseros, recepcionistas y mucamas de hotel, empleados de comercio, instructores de gimnasios, bartenders, organizadores de eventos, electricistas, plomeros y cientos de personas más que, a pesar de la vuelta de muchas de dichas actividades, no vuelven «a la normalidad» debido al impacto provocado en su economía y la reducción de las ventas luego de la apertura.
Muchos de ellos se vieron imposibilitados de pagar alquileres, impuestos y hasta alimentos, lo que los llevó a acudir a los comedores y nuevas ollas populares para conseguir la ración de comida diaria.
El temor en los Municipios es que, si la cuarentena se extiende demasiado, estas personas que hoy no poseen ingresos y están haciendo uso de sus ahorros para amortiguar la caída, pasen a formar parte de la pobreza estructural.
Expertos definen a estos «pobres-covid» como pobres circunstanciales, debido a la situación extraordinaria en la que se encuentra envuelto el mundo entero, y que ya causa estragos en la clase media. Nunca percibieron un plan social ni les hizo falta hacerlo. Su situación era sostenida a fuerza de trabajo diario formal o informal, pero con el parate de la mayoría de las actividades, se vieron perjudicados al nivel de dejar de percibir un salario todos los meses. Mientras, otros debieron cerrar sus negocios como es el caso de peluquerías con largo tiempo de trayectoria o negocios del rubro gastronómico en Comodoro, y para la mayoría, es hora de «rebuscarsela».
El fenómeno que crece tanto como la solidaridad de los comodorenses
Las ollas populares, indisociable con el término «solidaridad» pero también con «compartir» y la mayoría de las veces con «crisis». En la historia argentina se multiplicaron cuando más se necesitó. En épocas donde el alimento escaseaba en las mesas, este fenómeno aumentaba al ritmo del crecimiento de la crisis. Cuanto más profunda, más solidaridad. Cuantas más familias carenciadas, más fideos -o el alimento elegido en el día- a la olla.
En Comodoro, se observó en las últimas semanas «surgir» nuevas ollas populares con el único objetivo de brindar un plato de alimento para aquellas familias que se quedaron sin un ingreso diario. Aquellos que viven del día a día y ya no tuvieron la posibilidad de salir de sus casas, ya que sus trabajos se vieron suspendidos.
Sismográfica, Fracción 14 y 15, La Saladita, la Liga de los Barrios y el Club Deportivo Los Halcones son apenas algunos de los nuevos sectores y organizaciones desde donde brotó la solidaridad de los comodorenses para con los que más lo necesitan. Estos se suman a los ya existentes y cada vez más numerosos comedores solidarios, que son fuente de alimento para cientos de personas -sobre todo niños- diariamente.
En la ciudad petrolera se estima que antes de la cuarentena, se repartían hasta 500 viandas por día entre comedores y ollas populares. Hoy, ese número se vio multiplicado hasta en 5 veces.
La cuarentena dejó caras nuevas en las filas de los ciudadanos que ahora acuden por el plato de comida que les falta, al igual que sus trabajos. Pero también caras nuevas del otro lado, de comodorenses comprometidos con el otro y con el bienestar común, ya sean organizaciones sociales, clubes deportivos, iglesias, figuras o particulares, la colaboración aumentó al mismo ritmo que la crisis, fenómeno que se repite en nuestra ciudad cada vez que se enfrentó a situaciones que la pusieron a prueba.