La medida fue oficializada «con la finalidad de evitar que operadores económicos realicen prácticas comerciales que perjudiquen o impliquen un riesgo para la competencia u ocasionen distorsiones en el mercado».
Sancionada en febrero y promulgada en marzo, finalmente el Gobierno reglamentó la Ley de Góndolas, la iniciativa que entre sus puntos principales apunta a que las grandes empresas no tengan una posición dominante en supermercados y que promueve que haya mayor cantidad de marcas con el objetivo de controlar el precio de los productos.
La reglamentación de la normativa fue aprobada por el Decreto 991/2020 y publicada este martes en el Boletín Oficial. Según precisó el propio Poder Ejecutivo, la Ley de Góndolas busca «mantener la armonía y el equilibrio» entre los operadores económicos alcanzados por la medida «con la finalidad de evitar que realicen prácticas comerciales que perjudiquen o impliquen un riesgo para la competencia u ocasionen distorsiones en el mercado». No obstante, desde el sector advirtieron que su aplicación puede ser contraproducente y que incluso pueden faltar productos de segundas marcas.
De ahora en más los supermercados deberán adecuar sus góndolas contemplando que un producto de una marca no supere el 30% del espacio disponible en la misma que comparte con artículos iguales o similares. Habrá un mínimo de 50% de las mercaderías de empresas pymes en todos los puntos de exhibición del local y un 5% deberá estar disponible para sectores de la economía popular. Uno de los puntos más complejos de aplicar es el que establece que los supermercados deben ofrecer un mínimo de cinco proveedores de un mismo producto.
Otro punto que modificará el negocio de las promociones y las prácticas de marketing es el que prohíbe a los supermercados la venta o alquiler de espacios preferenciales, tanto en los locales físicos como en los sitios online. Asimismo, que los productos de menor valor que en la actualidad suelen ocupar lugares marginales tiene que estar colocados a «una altura equidistante entre el primer y último estante» de la góndola y en «en la primera visualización de productos de la categoría en cuestión» en las plataformas online.
La iniciativa había sancionada a fines de febrero en lo que fue la última sesión extraordinaria previo al inicio del año legislativo. Tras su aprobación en el Senado de la Nación -con los votos del oficialismo y la oposición- la misma fue promulgada por decreto a mediados de marzo, publicó Infobae. Pasaron nueve meses y este martes el presidente Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, pusieron la firma para oficializar la reglamentación y con ello la inminente puesta en marcha.
La aplicación de la Ley de Góndolas comenzará a tener efecto a la par que se termine de discontinuar el programa de Precios Máximos, implementado al inicio de la cuarentena. Esta iniciativa rige hasta el 31 de enero, aunque con menos productos que los que se encontraban listados meses atrás. Kulfas advirtió el pasado domingo que el Estado debe ponerle fin a la iniciativa pero para evitar el aumento en productos de la canasta básica, los artículos esenciales se trasladarán al programa de Precios Cuidados.
mínimo de cinco proveedores y el espacio destinado a pymes, ya que aún es incierto si podrán tener la capacidad de abastecer el espacio destinado que dejarán de ocupar las grandes marcas, y si tendrán la aceptación de los consumidores.
«Es una ley que va a regular que una empresa que tiene el 90% del mercado que sólo puede tener el 30% de la góndola, la pregunta es si esto garantiza que el 60% restante lo pueden proveer las pymes», explicó a Infobae Damian Di Pace, director de la consultora Focus Markwet. «En el sector alimentos hay 203 fabricantes donde 21 son el 60% mercado, en bebidas hay 127 fabricantes y 14 concentran el 80%, lo mismo en Cuidado Personal donde hay 82 fabricantes y 11 son 80% del mercado y en limpieza hay 70 fabricantes y sólo 5 fabricantes son 80% del mercado», resaltó el experto. Estos datos proyectan un escenario de faltantes en las góndolas y un costo mayor para su reposición que deberán suplir los supermercados pero que en general se termina trasladando al consumidor.