Está claro que el candidato de los dos grandes medios del país es el presidente Mauricio Macri. Eso, a su vez, sería una solución en caso de que pierdan porque los ubicaría a Clarín y La Nación en un lugar de extrema debilidad frente a quien logre el sillón de Rivadavia.
El ex ministro Roberto Lavagna semana a semana se está convirtiendo en la figura central de estas elecciones, despertando pasiones pero a la vez temores: frenaría a Cristina Fernández de Kirchner, quien viene ganando por poco a Macri en las encuestas, pero también le pone un techo al propio mandatario. En pocas palabras, están desesperados ante este panorama.
El secretario general de Redacción de Clarín Ricardo Kirschbaum apostó este domingo 17 de febrero por la candidatura del ex ministro de Economía Roberto Lavagna. En su columna editorial aseguró que «ya es una realidad». Ocurre que, si bien festeja que sea él quien le ponga un freno a CFK, el tiro por la culata está siempre latente: le pondría un techo también a Macri.
«Roberto Lavagna ha decidido ser candidato y no lo oculta. Una decisión que seguramente será bien recibida en los sectores que están esperando -y urgiendo- que alguien los saque del brete de la extrema polarización entre Macri y Cristina Kirchner.
Lavagna tiene buen cartel y lo que Macri denomina el círculo rojo (el establishment) lo tiene en consideración. Sus condecoraciones las obtuvo cuando con Duhalde, primero, y con Kirchner, después, gestionó la crisis con solvencia. Ese atributo es, quizá, su mayor capital. Con la economía caminando sobre hielo frágil, Lavagna es para esos sectores el hombre ideal para evitar el desastre, por un lado, y poner en marcha otra política, por el otro. Su diagnóstico actual es que tanto Cristina como Macri no podrán evitar la crisis».
Según Kirschbaum, entre los factores que determinarán la elección presidencial está «cómo la investigación de la corrupción en el gobierno de Cristina influye en la sociedad, no en el núcleo duro del kirchnerismo que sigue considerando que si hubo robo fue para enfrentar al imperialismo.
El 26 comienza el primer juicio oral. Cristina estará en el banquillo (o debería estar). Pero simultáneamente las revelaciones de su contador y de otros arrepentidos del entorno de Cri stina están abriendo nuevos capítulos que pueden ir conduciendo hasta el dinero. Hasta se especula que el lavado de dinero en Estados Unidos puede derivar en juicios allí que impacten, o salpiquen, a la ex presidenta.
La Justicia será el teatro en el que se discutirá la política o sus decisiones tendrán consecuencias que obligarán a los senadores a reconsiderar decisiones que hasta ahora rechazan. Por ejemplo, los fueros de Cristina».
Sin dudas, el gran temor de Clarín es que, luego de luchar tantos años contra el kirchnerismo, termine regresando Cristina Fernández.
En tanto, el periodista Joaquín Morales Solá, desde La Nación, se rompe la cabeza contra la pared: «¿Qué sucede con una parte importante de la sociedad argentina (el 30 por ciento, al menos), que es impermeable a las denuncias de corrupción contra Cristina y a las confesiones que la incu lpan de quienes formaron parte de su círculo más íntimo?».
Desesperado, lanzó el operativo clamor para que CFK presente su lista: «Sin Cristina Kirchner las elecciones serían un camino más arduo para Mauricio Macri, pero con ella le es más farragoso el gobierno del país. La economía está expectante ahora de las encuestas y lo estará más en la medida en que avance el año electoral. La posibilidad de un regreso al poder de la expresidenta podría, más cerca de las primarias de agosto, disparar el dólar y hacer caer el valor de los bonos y las acciones argentinas. La centralidad de ella se respalda en las encuestas; está apenas por debajo de Macri en todas las mediciones. El Presidente ganaría un eventual ballottage, según las encuestas serias, pero por solo cuatro o seis puntos».
Un papelón. Argentina está ingresando a un nuevo año de crisis económica que deriva en lo político y lo social, y parece que los dos medios más importantes del país no están comprendiendo la gravedad del asunto. Una vez más, la grieta termina siendo negocio para pocos.