La caída de la venta en cantidades alcanzó el 12 por ciento en comparación con el Día del Niño del año pasado. El gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, Julián Benítez puso en dimensión la caída al resaltar que las ventas de esta fecha representan el 60 por ciento de todo lo que se comercializa durante el año, por encima de Reyes y Navidad. «Tiene una incidencia muy alta como en pocas partes del mundo», indicó el representante de la Cámara.
«Estamos ahora haciendo los números, preocupados y ya trabajando para fin de año», describió la situación en un sector que atraviesa una situación compleja. «Han cerrado algunas fábricas, otras están en procedimiento preventivo de crisis, los turnos (en temporada alta) pasaron de 24 a 8 horas diarias y, en temporada baja, se redujo de 5 a 4 días la producción semanal», describió Benítez.
El representante de la Cámara del Juguete recordó que en la previa del Día del Niño de 2018 también tuvieron que enfrentar una fuerte corrida cambiaria y marcó que los descuentos con los bancos y el Ahora 12 marcaron el pulso de las ventas. «Casi todas las transacciones se hicieron con tarjetas de crédito», indicó.
De acuerdo a las cifras de la Cámara, los tickets promedio en las cadenas de jugueterías, que cuentan con artículos importados, estuvo entre los 1200 y 1500 pesos; mientras que en las jugueterías barriales, con un 50 por ciento del stock en productos nacionales, el consumo promedio se ubicó en los 500 pesos –según publica Página 12-.
«El ticket promedio aumentó, pero no con la misma proporción que el nivel de inflación», explicó Benítez, detalló que mientras los juguetes nacionales tuvieron aumentos anuales del orden del 32 por ciento, los importados subieron el 100 por ciento.
«En las jugueterías hubo una reducción en las cantidades vendidas, porque la gente dejó de hacer compras para sus sobrinos, por ejemplo, y también han hecho compras simbólicas para sus hijos», analizó el representante de la Cámara del Juguete.
Benítez señaló que un próximo Gobierno deberá priorizar la «estabilidad y la certidumbre a largo plazo junto con medidas que fortalezcan el mercado interno» para una industria «muy orientada al mercado local», que en este momento cuenta con un 40 por ciento de capacidad ociosa.