El consumo de carne vacuna retrocedió en 2018 hasta los 56,1 kilos anuales per cápita, lo que representa una caída de 2,4 por ciento frente al promedio registrado el año anterior. El impacto de la corrida cambiaria sobre el precio de los alimentos y la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores provocaron la contracción de la demanda. Los datos estimados por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la Argentina (Ciccra) muestran una caída del 4,3 por ciento desde que comenzó el Gobierno de Mauricio Macri. El nivel alcanzado el año pasado es el segundo más bajo en ocho años. En ese período el piso fue en 2016, cuando el consumo promedio marcó 55,3 kilos anuales.
El precio promedio de los cortes vacunos en los mostradores del conurbano bonaerense acumuló un aumento anual del 38,9 por ciento durante 2018 mientras que el pollo escaló 67,3 por ciento y la carne porcina subió 37 por ciento. “Cuando se contrasta con la evolución del promedio de los salarios formales todas las carnes experimentaron alzas mayores. La caída del poder adquisitivo es consistente con la retracción que viene exhibiendo el consumo interno en los últimos meses”, sostiene el último informe de Ciccra.
La industria frigorífica vacuna, explica el reporte, “redujo su nivel de actividad tanto en la comparación mensual como interanual”. La faena total se ubicó en 1,053 millón de cabezas para ubicarse 6,0 por ciento por debajo del nivel de noviembre pasado y 4,6 por ciento detrás del nivel de diciembre de 2017. La faena de hembras, por su parte, creció 18,4 por ciento entre 2017 y 2018 impulsada por la mayor demanda de China y Rusia. El informe advierte que “la restricción crediticia local llevó a los productores a desprenderse también de vaquillonas, cuya faena creció 22,8 por ciento anual en el último año”.
Presentado como un logro sectorial, la Cámara estima que las exportaciones cerrarán 2018 con un aumento del 78 por ciento frente a 2017. Sin embargo, el promocionado crecimiento de las ventas externas es acompañado por una retracción en la producción destinada al mercado local. A lo lardo del último año el peso de las exportaciones sobre el total pasó 11,0 al 18,2 por ciento mientras que la importancia del segmento local cayó de 89,0 a 81,9 –según publica Página 12-.