El balance parcial de las vacaciones de verano 2019 podría sintetizarse en que la depreciación del 107% en la moneda respecto de las de 2018 finalmente resintió poco y nada el turismo a Miami, o sea al lugar preferido de la minoría de los pudientes medios de la sociedad. Afectó, eso sí muchísimo, a la clase media que iba a Chile, mucho al cliente de siempre a Brasil y un poco menos al selectivo del Uruguay. Eso sí, devolvió a una parte de habitués de aquellos destinos fronterizos a propuestas domésticas desde los targets más altos, como Pinamar, parte de Mar del Plata y la región de Bariloche, plazas que, a la vez, recibieron muchas menos visitas de clases sociales de medio pelo.
La explicación estadística de este comportamiento se encuentra en la distinta intensidad con que pegó la inflación a los casi 28 millones de hogares de los 31 aglomerados que estudia la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INdEC en el 3° trimestre de 2018: el promedio del decil de mayores entradas (suman un millón y medio de personas) gana 19 veces más que el decil menor, compuesto por casi 5 millones. Si se divide a la población por mitades, al 50% de ingreso medio más pobre, que ya antes de la corrida cambiaria del 2do semestre no cobraba más de $17.000, difícilmente se lo vea vacacionar fuera de su ámbito cotidiano: a lo sumo va a pasar el día a Buenos Aires Playa del GCBA, Parque Sarmiento, Chacabuco, etc. Del otro lado, sucede a la inversa: el 10% más rico, cuyo ingreso mensual promediaba para entonces 66.742 pesos, con máximos superiores a los 500 mil, ocupa las opciones turísticas tanto del exterior como las nacionales, aunque en líneas generales midiéndose en los gastos.
La Dirección Nacional de Migraciones relevó que, entre el 23 de diciembre de 2018 y el 9 de enero de 2019, se trasladaron por vía aérea, terrestre y marítima a Brasil, Estados Unidos, Chile y Uruguay cerca de 760 mil turistas argentinos, 390 mil menos que el mismo período del año anterior.
Es decir que representan casi la mitad de los registrados en idéntico lapso de 2017/18. Viajaron:
-154 mil menos a Brasil, el país que más turistas argentinos recibe, al pasar de más de 500 mil en el período anterior a 346 mil en este, con una baja cercana al 31%.
-125 mil menos a Chile en la primera semana de vacaciones respecto del mismo período del año anterior. En total unos 188 mil, con un retroceso del -38%. En el desagregado de la baja efectuada por los operadores turísticos trasandinos se nota que la menor, entre 20% y 25%, la tuvo la exclusiva playa de Viña del Mar; seguida por 30% de La Serena; 40% Iquique (tours de compras) y 45% la región de los lagos de Valdivia, faltante que claramente se trasladó a este lado de la cordillera, a Bariloche, Villa La Angostura o San Martín de los Andes.
-103 mil menos a Uruguay respecto del año anterior. En la suma de la última semana de 2018 y la primera de 2019 hubo 35% de bajas, ya que ahora se contabilizaron unos 197 mil.
-7 mil compatriotas menos a Miami en esta temporada con la relación a la precedente, con lo cual las 28 mil visitas que tuvo no le hicieron sentir a USA el peso del ajuste fiscal y del consumo interno de esta parte del continente. Uno de los principales Nortes en la brújula de los argentinos más pudientes, el sur de la península norteamericana de Florida, logró mantener más estables sus cifras. Recibió en ese período a unos 28 mil turistas locales, o sea -20%.
La barrera que separa a los viajes afuera y el intraturismo ha sido, principalmente, el peso de los pasajes aéreos en la canasta turística, aunque en el cabotaje regional las compañías low cost los tornaron más accesibles.
Al final, por los 5.000 pesos que insume entre nafta y peajes ir y venir en auto desde Buenos Aires a la costa atlántica, se pueden cubrir buenas distancias aéreas con Chile y Brasil.
Y lo que se gasta en comida y viáticos allende las fronteras hasta puede ser menor a un presupuesto diario en las playas bonaerenses.
En el alojamiento es factible que surjan diferencias a favor de las unidades locales más económicas, pero en donde se dan los mayores porcentajes de ocupación de la quincena, los 4 estrellas de Pinamar, con el 78%, que en la exclusiva Cariló sube a 81%, los niveles de precios no se destacan por una nítida conveniencia.
Es que las remarcaciones en pesos desde la devaluación, o pass through, más los tarifazos, diluyó demasiado rápido el abaratamiento relativo de la Argentina respecto de los otros países.
El dólar había tocado los 40 pesos en setiembre (un 50% más que en junio), se mantuvo inclusive por debajo en los 4 meses siguientes y para fin de año el Índice de Precios al Consumidor, IPC, ya le llevaba descontados 11 puntos.
En todo el año, la devaluación acumuló 107% contra una inflación de casi 48%.
Lo que sucede es que, al mismo tiempo, Miami acredita el atractivo del shopping y las compras de ropa 50% Off y electrónica, cuyas trabas aduaneras encima se simplificaron.
De modo que, según informó Clarín, desde el 1° de enero hasta el 15 de este mes partieron hacia esos lares 7.191 pasajeros de Aerolíneas desde Ezeiza, frente a los 7.734 del año pasado.
Desde la plataforma de viajes Despegar.com, señalaron que para vuelos de fin de año desde Argentina, se viajó en un 80% al exterior».
Por algo desde diciembre American Airlines tiene una 3° frecuencia entre Ezeiza y Miami, en horario diurno, y en junio incorporará la ruta directa desde Córdoba, 4 veces por semana.
Así como las compañías aéreas promocionan los ticketes para atraer pasajeros, el acercamiento posdevaluatorio del poder adquisitivo doméstico e internacional animó a los gobiernos vecinos, como el uruguayo, a ofrecer franquicias impositivas que tornen más accesibles los costos de estadía.
A qué clase media nos referimos
El estanque para pescar viandantes indecisos sería la clase media que no la está pasando tan mal comparada con la que ni siquiera llega a fin de mes.
El titular de la consultora W, Guillermo Oliveto, afirma que la clase media alta está representada por el 17% de los hogares y aspira en muchos casos a vivir como la clase alta, si bien gana en promedio un tercio menos.
Con algún esfuerzo, actualmente, nutre el turismo extrarregional, en especial a Miami, Cancún, islas del Caribe.
El otro extremo de la clase media aglutina a un 28% de los hogares y tiene la mitad de ingresos mensuales promedio por cada uno que aquella, aseguró Oliveto. Seguramente es la que, en la hipótesis de máxima, se podría estirar a Brasil o conformarse con nuestras playas atlánticas.
Algo más abajo, en la pirámide socioeconómica que elabora W, viene un 33% de familias apremiadas por la línea de la pobreza, que apenas llegan a la mitad de lo que perciben en el escalón inmediato superior.
Podría tratarse de las que poseen una minoría que se esfuerza por irse en modo gasolero por unos días a algún lado. Pero casi todos representan los huecos en los lugares más populares del veraneo.
Los que sí se encuentran debajo de la línea de la pobreza son una clase baja inferior, que abarca, según Oliveto, el 17% de los hogares y no llega a los 10 mil pesos mensuales.
Al igual que a los 175.244 sin ingresos que registra INdEC, tampoco el veraneo es una acción que figura en su vocabulario.
La división estadística del Gobierno de la Ciudad muestra a noviembre una notable diferencia de ingresos según las comunas. De un total familiar medio de 42.626 pesos, los residentes en el Norte están en 53.678, un 48,0% por encima de los hogares del Sur (36.280) y un 34,2% al de los del Centro (39.994).
No hace falta más que dar una vuelta por Recoleta o Belgrano y contrastar esa postal con la de una tomada por Flores o por Villa Soldati para confirmar presencialmente esos porcentajes diferenciales –según publica Urgente 24-.