Las transferencias no automáticas o discrecionales ascendieron en los primeros 28 días de enero a un total de $49.431 millones, lo que representa un incremento interanual del 31,3% que, por ser inferior a la inflación acumulada estimada en los doce meses transcurridos, se traduce en una caída del 64,2% en términos reales. La evolución ya había sido anticipada por el presidente Javier MIlei y diferentes funcionarios del gobierno nacional, que advirtieron en varias oportunidades que se iba a recurrir a recortes en las partidas que el Estado Nacional gira habitualmente a las provincias por fuera del régimen de Coparticipación Federal y otros fondos de asignación automática. De todos modos, la magnitud de ese recorte era la incógnita a resolver y, una vez conocidos los recursos disponibles, los gobiernos provinciales se enfrentan al dilema de cómo administrar sus gastos y recursos.
«Las provincias tienen que decidir primero cuánto bajar gastos y cuánto intentar subir otros ingresos», sostuvo al respecto en declaraciones a Télam Nadín Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Al respecto, precisó que «el monto global de las transferencias no automáticas es de 1 punto del PBI (Producto Bruto Interno) frente a un ajuste agregado (entre recorte de gastos y aumento de la recaudación) que el gobierno nacional estima en 5 puntos».
Por lo pronto, los recortes al gasto en las provincias aún no se vieron en toda su dimensión, según lo expresado a Télam por Alejandro Pegoraro, director de Politikon Chaco, para quien «los gobernadores están reaccionando de manera política y todavía no lo hicieron en forma económica». «Los anuncios de ajuste al gasto público fueron realizados en su gran mayoría por gestiones nuevas, en línea con el discurso del gobierno nacional y las medidas se basaron en reducción del gasto político: cargos, viáticos, en algún caso salarios, parque automotor; pero no son medidas que tengan impacto económico muy fuerte en la estructura del gasto», sostuvo Pegoraro.
Además de los ingresos propios -que en la mayoría de los casos son una parte minoritaria dentro de los recursos totales-, las provincias se financian con transferencias del Estado nacional, que a grandes rasgos se dividen en automáticas (Coparticipación, compensaciones por el Consenso Fiscal y una serie de leyes especiales) y discrecionales o no automáticas que, a diferencia de las primeras, no están sujetas a criterios de distribución prestablecidos por ley y, por ende, están sujetas a aumentos o bajas según el criterio del gobierno nacional. Ante la inflexibilidad de las transferencias automáticas, los esfuerzos del gobierno nacional para alcanzar el equilibrio fiscal se focalizan en las discrecionales, algo que queda en evidencia al contrastar la caída real del 64,2% interanual de enero con las variaciones de los meses previos.
Solamente Santiago del Estero y Misiones pudieron cerrar el primer mes del año con un incremento de las transferencias no automáticas recibidas a valores constantes, tomando como referencia una inflación de 25% para enero, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central, aunque La Rioja podría sumarse al lote si la inflación se ubica en un rango menor. En el otro extremo, CABA y provincia de Buenos Aires son los distritos que acusaron las mermas más marcadas,Las transferencias no automáticas cayeron un 64% en enero. El Presidente y diferentes funcionarios advirtieron en varias oportunidades que se iba a recurrir a recortes en las partidas que el Estado Nacional gira habitualmente a las provincias por fuera del régimen de Coparticipación Federal. Ahora, los gobiernos provinciales se enfrentan al dilema de cómo administrar sus gastos y recursos.
Las transferencias no automáticas o discrecionales ascendieron en los primeros 28 días de enero a un total de $49.431 millones, lo que representa un incremento interanual del 31,3% que, por ser inferior a la inflación acumulada estimada en los doce meses transcurridos, se traduce en una caída del 64,2% en términos reales. La evolución ya había sido anticipada por el presidente Javier MIlei y diferentes funcionarios del gobierno nacional, que advirtieron en varias oportunidades que se iba a recurrir a recortes en las partidas que el Estado Nacional gira habitualmente a las provincias por fuera del régimen de Coparticipación Federal y otros fondos de asignación automática. De todos modos, la magnitud de ese recorte era la incógnita a resolver y, una vez conocidos los recursos disponibles, los gobiernos provinciales se enfrentan al dilema de cómo administrar sus gastos y recursos.
«Las provincias tienen que decidir primero cuánto bajar gastos y cuánto intentar subir otros ingresos», sostuvo al respecto en declaraciones a Télam Nadín Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Al respecto, precisó que «el monto global de las transferencias no automáticas es de 1 punto del PBI (Producto Bruto Interno) frente a un ajuste agregado (entre recorte de gastos y aumento de la recaudación) que el gobierno nacional estima en 5 puntos».
Por lo pronto, los recortes al gasto en las provincias aún no se vieron en toda su dimensión, según lo expresado a Télam por Alejandro Pegoraro, director de Politikon Chaco, para quien «los gobernadores están reaccionando de manera política y todavía no lo hicieron en forma económica». «Los anuncios de ajuste al gasto público fueron realizados en su gran mayoría por gestiones nuevas, en línea con el discurso del gobierno nacional y las medidas se basaron en reducción del gasto político: cargos, viáticos, en algún caso salarios, parque automotor; pero no son medidas que tengan impacto económico muy fuerte en la estructura del gasto», sostuvo Pegoraro.
Además de los ingresos propios -que en la mayoría de los casos son una parte minoritaria dentro de los recursos totales-, las provincias se financian con transferencias del Estado nacional, que a grandes rasgos se dividen en automáticas (Coparticipación, compensaciones por el Consenso Fiscal y una serie de leyes especiales) y discrecionales o no automáticas que, a diferencia de las primeras, no están sujetas a criterios de distribución prestablecidos por ley y, por ende, están sujetas a aumentos o bajas según el criterio del gobierno nacional. Ante la inflexibilidad de las transferencias automáticas, los esfuerzos del gobierno nacional para alcanzar el equilibrio fiscal se focalizan en las discrecionales, algo que queda en evidencia al contrastar la caída real del 64,2% interanual de enero con las variaciones de los meses previos.
Solamente Santiago del Estero y Misiones pudieron cerrar el primer mes del año con un incremento de las transferencias no automáticas recibidas a valores constantes, tomando como referencia una inflación de 25% para enero, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central, aunque La Rioja podría sumarse al lote si la inflación se ubica en un rango menor. En el otro extremo, CABA y provincia de Buenos Aires son los distritos que acusaron las mermas más marcadas.
Fuente: Télam