Las Pymes sobreviven con plata de su bolsillo

Abrir una Pyme en Argentina entraña una dosis de adrenalina que hasta un Indiana Jones envidiaría. Pueden dar fe las 9.447 que tuvieron que bajar la persiana desde diciembre de 2015 a julio de 2018,…

miércoles 30/01/2019 - 10:10
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Abrir una Pyme en Argentina entraña una dosis de adrenalina que hasta un Indiana Jones envidiaría. Pueden dar fe las 9.447 que tuvieron que bajar la persiana desde diciembre de 2015 a julio de 2018, según contabilizó el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Casi 900 mil restantes sobreviven haciendo malabares resignando utilidades, fagocitando su propio capital en un 44% de los casos para financiarse a tasas inalcanzables para cualquier actividad productiva, vienen evitando sacrificar personal pese a que en diciembre las pequeñas plantas y talleres fabricaron 5,9% menos interanual y que el subsidio que otorga el Estado por el Programa de Recuperación Productiva (REPRO) para evitar despidos se redujo a la décima parte desde 2015.

De poco sirvió que representen el 70% del empleo privado del país, más del 40% del PBI y se vincule la creación de trabajo que posibilitan a la disminución de los índices de pobreza. La inflación, el crédito oneroso y de difícil acceso y la presión impositiva sacuden permanentemente sus estructuras. Aun así, CAME detectó en un relevamiento de fin de año que las Pymes no se quedarán cruzadas de brazos en 2019 y que, pese a los riesgos e incertidumbres, 4 de cada 10 decidieron o estudian planes de inversión. Los socios del Pro en Cambiemos, Coalición Cívica y UCR, recuerdan a cada rato a la Casa Rosada no descuidarlas.

“Fue un año para el olvido”, consignó la publicación especializada Negocios y Pymes, que dirige Mariano Jaimovich, la que reveló que, por primera vez en los 13 años en que viene realizando una encuesta sectorial entre 103 micro y pequeñas y medianas firmas, muchos emprendedores de reconocidas empresas se excusaron de participar: “No hay nada bueno para contar”, afirma que se disculpó uno de ellos.

De las firmas que participaron del relevamiento, 30% se desempeña en el sector industrial, 25% en comercio y 20% en servicios. El resto se divide en construcción, software, agro, comunicación, gastronomía, hotelería, transporte y finanzas.

El relevamiento sobre la Realidad Empresaria que encaró el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), de la Fundación Mediterránea, sacó como conclusión que, según cada caso, el deterioro primó en las principales variables de su actividad: rentabilidad, inversión productiva, empleo y ventas.

Venían golpeadas las Pymes, luego de que, en 2016, acusaran erosión en las ganancias el 64% encuestado. En 2018, el 66% declaró la expectativa (ya que la consulta se realizó en el 3er trimestre) de haberlas resignado: el porcentaje más alto desde 2010.

Otro 16% que dijo haber sostenido la rentabilidad en comparación con los resultados de 2017, mientras que sólo para el 18% aumentó –según publica Urgente 24-.

De cada 10 Pymes, 4 vendieron menos que en 2018, 2 en igual magnitud y otras 4 más que en 2017. Un año antes, 6 de cada 10 habían tenido mejor desempeño que en el ciclo previo.

Por cada empresa con expectativas positivas, ahora existen casi 4 con algún grado de pesimismo.

El 93% le echó la culpa a la inflación y confirmó no pedir créditos.

El 86% atribuyó tal reticencia a las altas tasas, a requisitos difíciles de cumplir, a la propia idiosincrasia empresarial, < la falta de recursos humanos idóneos en preparar carpetas, a la propia informalidad en la operatoria que fueron adoptando y, finalmente, al mero desconocimiento.

Se financian con:

-44% capital propio (viene in crescendo del 37% 2016, al que a su vez había llegado desde el 33% 2015),

-19% proveedores,

-13% descuento de cheques,

-11% crédito privado,

-6% adelantos en cuenta corriente,

-5% crédito público 2%, y

-3 otros.

Aprestos para invertir

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) vislumbró en la compulsa que 2019 comenzó con 4 de cada 10 industrias con planes de inversión previstos o en evaluación, pese a que en diciembre «se redujo la proporción de industrias en crecimiento a 39,3% y sólo el 34% de los empresarios trabajó con rentabilidad positiva en el mes».

La inversión productiva había cedido, en medio de un escenario de altas tasas de interés: 46% la recortó, otro 39% la mantuvo y el restante 15 la incrementó.

En 2017, este indicador había tenido su mejor desempeño desde 2010: más de un tercio de las compañías esperaba incrementar la inversión. La situación viró al pesimismo al año siguiente.

El 41,5% de las Pymes ve venir más presión tributaria cuando empiecen a aplicarse las reformas, 26,2% evalúa que se mantendrá y 29,3% que disminuirá.

Con todo, el sector estuvo más orientado a sobrevivir en estos últimos años que en vías de expandirse, como se proclamaba desde el Gobierno.

De ahí que la tasa de creación de empresas en el país también sea baja: apenas 1 cada 2,300 habitantes, cuando en América latina es de 1 cada 500, entre los países de la OCDE (al que aspira ingresar Argentina) de 180, mientras que en Chile es de 150.

La revista Negocios y Pymes reprodujo comentarios recogidos entre hombres de negocios del sector, entre los cuales alternan esperanzas y temores para este 2019.

Gerardo Mociulsky, CEO de Eyelit, firma de ropa underwear masculina creada en 1963, que posee 2 plantas y 40 locales exclusivos), explicó que, por un lado, “había que stockearse para combatir la inflación, pero al mismo tiempo resultaba difícil hacerlo por el alto costo financiero y la necesidad de liquidez de las empresas en un período de recesión y retraso en la cadena de pagos”.

Recomendó por lo tanto: bajar gastos de estructura, revisar presupuesto de ventas y mantener la liquidez y los stocks en niveles adecuados.

Nicolás Peria, socio gerente de Gama Gourmet (emprendimiento nacido en 2011, que se dedica a brindar soluciones gastronómicas para empresas en Capital y Gran Buenos Aires), sostuvo que “pudimos ampliar el número de clientes actuales y afianzar lazos con aquellos que confían en nosotros desde nuestros inicios”.

Agregó que “este crecimiento nos llevó a poder diversificar nuestros ingresos, lo que nos permite soportar con mayor fortaleza los vaivenes de la economía actual. Hoy estamos en dar servicios de viandas corporativas, gestión de comedores de empresas y kioscos corporativos”, redondeó.

No obstante, señaló como punto malo del 2018 la marcada pérdida de rentabilidad debido a la devaluación e inflación.

Asimismo, Sebastián García Marra, CEO de LESS Industries S.A., que desde 2014 se especializa en tecnología, redes de sensores para agricultura e industria, con una oficina en Buenos Aires y otra en Australia, indicó que “la inflación afectó a todos los costos de estructura interna. Y la recesión causada por la disparada del dólar implicó el congelamiento de proyectos que estaban por ejecutarse”.

El IERAL averiguó cuáles son los principales obstáculos que las propias empresas deben sortear y la presión tributaria encabezó la lista. Para el 75% de las opiniones se trata de un obstáculo alto, otro 16% lo califica como una traba media. El resto cree que es soportable sin problemas.

La inflación le sigue de cerca como la 2° complicación, y luego aparecen la incertidumbre macroeconómica, la legislación y conflictividad laboral, los costos laborales, los problemas en el financiamiento, las dificultades burocráticas y la competencia desleal, entre las principales.

De las variables analizadas, el empleo es la que menor deterioro muestra, lo que ratifica que es lo último que se recorta y se agotan todos los medios antes de tocar las fuentes laborales.

Un 33% cerró 2018 con previsión de disminuir personal, mientras que 47% dijo mantenerlo constante y otro 19% aseguró incrementos.

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