Las empresas de medicina prepaga se comprometieron a no realizar cortes en la prestación del servicio por falta de pago ni aumentar las cuotas, al menos, por los próximos seis en los que se espera convivir con la pandemia de Coronavirus. Todavía resta saber si se mantendrá como un compromiso con el Gobierno o habrá algún decreto que lo especifique. Por lo pronto, el Poder Ejecutivo les otorgó una serie de beneficios, casi todos los pedidos por el sector, en materia tributaria y de reducción de costos para la importación de insumos médicos.
El sistema de salud argentino se prepara a un escenario de 250.000 infectados, de los cuales hasta 15.000 requerirán internación en terapia intensiva y el uso de respiradores. «Es un número que el sistema puede manejar», dice un representante del sector privado.
El Presidente Alberto Fernández anunció en estos días una serie de medidas para morigerar las complicaciones económicas que genera la cuarentena, la cual podría extenderse hasta fines de abril, cuando se prevé el pico de contagios. Junto con el congelamiento de tarifas de servicios, alquileres, cuotas de créditos y desalojos, se abrió el interrogante respecto de lo que sucedería con la medicina privada.
No se corta
En los últimos años las prepagas registraron abultados aumentos que estuvieron por encima del promedio de inflación. Fue una constante durante el macrismo. En 2016 fueron autorizadas a aumentar 43,5 por ciento; en 2017, un 31,3 por ciento; en 2018, 40,8 por ciento y en 2019 acumularon subas por 62,8 por ciento. «No se va a aumentar. Ni siquiera se discuten esas cosas en estos momentos», señaló el director de una empresa de medicina prepaga sobre la situación.
«Estamos trabajando con total celeridad en un conjunto de medidas pero no tienen que ver con aumentos. Y el servicio no se va a cortar. Eso descartalo», aseguró a Página 12 el directivo y representante de entidades de la Salud. Habitualmente al tercer mes de atraso en el pago de la cuota del plan de medicina prepaga las prestadoras suspenden el servicio. En el sector señalan que no habrá cortes por este tipo de situaciones mientras se extienda la crisis del COVID-19. Las empresas de medicina prepaga atienden a 6.200.000 afiliados, de los cuales solo 1.200.000 contrataron el servicio por su cuenta. El resto deriva sus aportes de la Seguridad Social a través de obras sociales.
Frente a la necesidad de mantener el servicio, el Gobierno les otorgó a las prepagas una serie de beneficios para equilibrar las cuentas de la actividad. Eliminó por tres meses las contribuciones patronales del sector, redujo Ingresos Brutos para sanatorios y hospitales, recortó el Impuesto al Cheque (a créditos y débitos) de 1,4 al 0,8 por ciento hasta igualarlo con lo que pagan las obras sociales. En las próximas horas se conocerá además un Decreto que elimina los derechos de importación a la compra de material, maquinaria e insumos médicos.
El escenario
El Gobierno y el sistema de Salud -público y privado- se preparan para enfrentar un escenario base, si se cumple responsablemente la cuarentena y se aplana la curva de infectados, de 250.000 afectados. Según explicaron a este diario, sobre ese total se analiza una tasa promedio, como la que muestra el mundo en escenarios favorables, de 5 o 6 por ciento de personas que requerirán terapia intensiva (entre 12.500 y 15.000 casos con alto riesgo). «Un 30 por ciento tendrá algún tipo de internación menor y el resto deberá quedarse en casa, como una gripe normal, y aislados», detallaron desde el sector privado.
El pico de contagios espera a fin de abril y para entonces el objetivo es tener el equipamiento y los insumos necesarios para hacer frente a esa demanda sanitaria. En esto se encuadra la autorización a importar sin aranceles este tipo de material. Pero también se está trabajando en la producción local.
El caso más emblemático es el de los respiradores. Según las estimaciones oficiales, en este momento Argentina cuenta con 8500 camas con respiradores, por lo que el objetivo sería llegar a los 12.500 para estar acorde al escenario base.
Uno de los problemas para la construcción en el país de este instrumental es una placa electrónica cuya patente controla Estados Unidos. A partir de tratativas que hizo el propio ministro de Salud, Ginés González García, se logró destrabar esa situación y la automotriz Toyota comenzará a fabricarlas en su planta de Zárate. La firma está coordinando con proveedores y autopartistas para que la producción del artefacto médico sea posible también en las pequeñas empresas que se ven afectadas por la crisis automotriz a causa del coronavirus. De esta manera, la industria nacional también hace su aporte en estos tiempos de pandemia.