Las principales operadoras en Chubut tienen sus propios parques eólicos para alimentar yacimientos o vender la energía a privados.
YPF, Pan American Energy y Capsa abastecen de energía sus yacimientos con la fuerza del viento que hace mover los molinos eólicos que estas mismas históricas compañías petroleras construyeron. Comodoro Rivadavia es el epicentro de esta creciente industria, gracias a que además de ser la “capital del petróleo”, por el descubrimiento en 1907 del crudo comercialmente explotable, también es bautizada como la “capital del viento”.
El potencial eólico de la región se debe a las condiciones climáticas como dirección, constancia y velocidad del viento: se trata de vientos constantes todo el año con velocidades promedio de entre 6m/s y 12m/s, de acuerdo a un informe de la Fundación Bariloche y la Secretaría de Energía de la Nación.
Curiosamente, un parque eólico tiene que tener cuidado con el viento. Los aerogeneradores ubicados a 120 metros de altura soportan entre 12 km/h a 75km/h, incluidas las ráfagas. Tanto los vientos fuertes como los días templados pueden paralizar la generación de energía, en el primer caso para no dañar las instalaciones.
PAE apuesta al viento
El proyecto más nuevo lo encabeza la principal operadora de Chubut, Pan American Energy (PAE). La administradora del yacimiento Cerro Dragón se unirá a Genneia para el desarrollo conjunto en los Parques Eólicos Norte III y IV, cerca de Puerto Madryn. Estas iniciativas están en construcción y fueron adjudicadas en la Ronda 2 del programa RenovAr.
En números:
140 MW aportarán los parques eólicos Norte IIIy IVque montarán PAEjunto a Genneia en la zona de Puerto Madryn.
40 millones de dólares demandó la construcción de Garayalde, a 200 km de Comodoro.
Los 32 aerogeneradores Nordex contarán con una potencia de 140 MW y se conectará al Sistema Argentino de Interconexión en 2020. “Este acuerdo nos permite seguir creciendo en el sector de energías renovables y priorizar las regiones cercanas a nuestras operaciones”, dijo públicamente Marcos Bulgheroni, CEO de PAE.
Entre los proyectos que se adjudicaron en la primera ronda del RenovAr, el primer plan de fomento de energías renovables del gobierno de Mauricio Macri, hubo tres en Chubut liderados por empresas energéticas. Garayalde de PAE, Chubut Norte de Genneia y Kosten encabezado por Nuevo Cerro Dragón, una pymes de servicios petroleros de larga trayectoria en la cuenca del Golfo San Jorge.
El Parque Eólico Garayalde, a 200 kilómetros de Comodoro Rivadavia, demandó una inversión de 40 millones de dólares de PAE para instalar 24,15 megavatios con siete aerogeneradores. Esta granja eólica incluye una subestación transformadora para aportar directamente su energía al sistema interconectado, en un estimado de 114.000 MWh/año.
La YPF eólica
Cañadón León es el nombre del parque que impulsa YPF Luz, la división de renovables de la petrolera controlada por el Estado nacional, donde estarán 29 molinos de viento y generarán 122 MW. Estará emplazado en el yacimiento Cañadón León, en la zona norte de Santa Cruz –que comparte cuenca con Chubut– y se complementa con una línea de alta tensión de 132 kV entre Pico Truncado y Caleta Olivia.
Sin embargo, el proyecto más grande y ambicioso de YPF Luz es Manantiales Behr. Instalado en su principal activo petrolero en Chubut, con un desembolso de 200 millones de dólares, capaz de generar 99 MW equivale al consumo de todo Comodoro Rivadavia. Y se completa con dos subestaciones transformadoras, una de 132 Kv y otra de 35 Kv.
Manantiales Behr cuenta con 30 aerogeneradores y produce energía para clientes privados: primero YPF, para tener energía adicional en sus yacimientos, la automotriz Toyota y la empresa de bebidas Coca Cola. La propia YPF adquiere el 70% de la energía del viento que ella misma produce, lo que le permite llega al 8% de renovables que exige la ley nacional.
“YPF comenzó a participar en la provisión de energía eléctrica hace tan solo cinco años y hoy YPF Luz es protagonista en el mercado de energía renovable y es el socio confiable elegido por clientes industriales de primera línea mundial”, comentó el Presidente de YPF, Miguel Gutiérrez el año pasado, tras cerrar el acuerdo para proveer a la planta de Toyota en Zárate.
Las demás petroleras que se prenden a las renovables
Capsa es pionera. Ya contaba con sus propios molinos desde 2006 para el yacimiento Diadema. El grupo propietario de la operadora Hychico se someterá a una audiencia pública el próximo lunes 12 por su más reciente proyecto: el Parque Eólico Pampa del Castillo con 22 MW. La petrolera tomó las riendas del yacimiento en abril.
La cementera y petrolera Petroquímica Comodoro Rivadavia tiene el área Colhué Huapi en Chubut, al norte de la cuenca y apostó fuerte con el Parque Bicentenario en Santa Cruz.
La YPF del viento
200 millones de dólares destinó YPF al montaje del parque eólico Manantiales Behr. Cuenta con 99 MW de potencia instalada.
129 MW tendrá Cañadón León, el parque que YPF Luz monta en el norte de Santa Cruz.
A 17 kilómetros de Jaramillo, PCR aportará 100 MW a la matriz energética nacional en el marco del programa RenovAr 1.5 con una inversión de 110 millones de dólares.
Eren Renewable Energy, socia de Total en temas de renovables, tiene a su cargo el proyecto Vientos Los Hércules, un parque eólico en la zona norte santacruceña para generar 92,2MW con 27 turbinas de 3,6MW cada una y la conexión a una subestación a la línea de 132kV entre las localidades petroleras de Las Heras y Pico Truncado.
El “cementerio de los molinos” de Comodoro Rivadavia
El antiguo Parque Antonio Morán de Comodoro, que los noventa fue el más grande de Sudamérica, hoy tiene apenas dos molinos en actividad. Casi todos culminaron su vida útil y colapsan con el paso del tiempo, el viento y la incapacidad de la cooperativa local que invirtió en ellos para desmantelarlos por los altos costos.
El “cementerio de molinos” recorre distintas parte de la ciudad y es observable en la punta del legendario Cerro Chenque. En octubre del año pasado, uno de ellos se desplomó debido al agotamiento de la estructura, ya que le faltaba una aspa y eso generó una inestabilidad que provocó la caída.
La Sociedad Cooperativa Popular Limitada (SCPL) quedó endeudada tras la devaluación de 2002 con ese parque y hoy está más preocupada en solucionar sus deudas con Cammesa, como tantas otras distribuidoras del país. Sin embargo, de aquella experiencia eólica, los actuales inversores aprendieron aciertos y errores que se aprovechan en la actualidad.