Por un periodo de tiempo, si bien el sol se esconde, nunca llega a ser de noche debido a que todavía hay luz.
Las noches blancas se viven en San Petersburgo, Rusia, como una celebración. Es que en las últimas semanas de junio, entre el solsticio de verano que trae consigo al día más largo del año en esa región, el sol baja pero nunca deja de brillar y así termina cancelando la noche.
Sucede en las zonas polares y se identifica por ser de día, durante todo el día. Es decir, una vez que el sol se esconde, su luz sigue brillando iluminando el cielo de color celeste y nunca termina de reducir su intensidad por completo abriendo paso a la oscuridad.
Por unos días, en San Petersburgo no existe la noche, lo que abre paso al Festival de las Noches Blancas que se identifica por sus shows de fuegos artificiales y velas Escarlata, un acto para celebrar el fin del año escolar.