El Gobierno de Cambiemos se valió de la experiencia de YPF a partir de 2012 para reducir costos y precisar las técnicas de extracción (curva de aprendizaje de casi un lustro). En 2016 las inversiones cayeron 36%; en 2017 un 32%; y 2018 un 18%.
De cara al debut electoral de la fórmula Macri-Pichetto, en el marco del Pre coloquio de IDEA-Vaca Muerta a realizarse este miércoles en Neuquén, parece ser que todo vale para seguir profundizando el proceso de extranjerización y desnacionalización del emblemático reservorio no convencional del país. Nuestras críticas apuntan a una nota publicada por el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, en el Diario Río Negro. Especialmente nos queremos focalizar en este párrafo:
En primer lugar, hay que recordar que las inversiones hidrocarburíferas en Neuquén, de acuerdo a datos oficiales, fueron en 2016 un 36% menores a las de 2015, en 2017 un 32% más bajas en relación al último año de gobierno kirchnerista, y en 2018 un 18% menos también respecto al mismo año. Recién en 2019, y aunque con datos todavía no confirmados, habrían de superarse las inversiones de 2015, pero en apenas u$s 200 millones.
Es más, si juntamos las inversiones del 2014 y el 2015 y las comparamos con las de 2018 al 2019, encontramos que las últimas son 4,2% más bajas que las del supuesto bienio de nulas inversiones, nulas ganancias, supuesto cepo y trabas a las importaciones. ¿Cómo explica esta diferencia Sica, sobre todo dado el contexto de nulo tarifazo, sin libre giro de utilidades ni reapertura exportadora ni flexibilización laboral?
Por otra parte, y según informamos desde OETEC en un trabajo reciente de los u$s 5.343 millones prometidos por las petroleras para 2019, una parte significativa obedece a la «pesada herencia», esto es, YPF en Loma Campana e YPF en Amarga Chica (acuerdo con Petronas).
El macrismo heredó una Vaca Muerta salvada de la estafa de Repsol. Esto se logró gracias a la renacionalización de YPF -rechazada por el PRO- y gracias a todo el marco regulatorio que la sucedió. El mismo diario para el que escribió Sica, publicó en marzo de 2015 que Vaca Muerta producía entonces ocho veces más que en 2013, triplicando por tres en un año la producción de shale oil.
En cuanto al «cepo» como barrera para la inversión, se recuerda que sucedió todo lo contrario. De la desmentida se encargó el propio director de Dow Chemical, un jugador importantísimo en hidrocarburos asociado a YPF en tiempos de kirchnerismo. Andrés Liveris, CEO Global de Dow Chemical, elegido por Macri para inaugurar el «Mini Davos» del 2016, consultado por La Nación sobre la «etapa en la que no podían sacar las ganancias del país», respondió: «No fue un problema porque reinvertimos; esa es la estrategia obvia». Pero además, las estadísticas del INDEC de Jorge Todesca en esta materia y cifras de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) confirmaron los dichos del empresario Liveris. Se estima que el cepo provocó una reinversión de más de u$s 29.000 millones.
¿Que hizo Macri en Vaca Muerta?
Se valió de la experiencia de YPF a partir de 2012 para reducir costos y precisar las técnicas de extracción (curva de aprendizaje de casi un lustro). Ello repercutió tanto en los proyectos contemporáneos al acuerdo YPF-Chevron como en los presentes, y sobre todo en Fortín de Piedra, de Tecpetrol, que así y todo debió ser subsidiado por el macrismo. Sin esta concesión, debería reconocer Sica, la producción nacional de gas que creció este primer cuatrimestre 4% hubiera caído el 5%, y la de Neuquén que se expandió 10%, se hubiera desplomado -8%.
Lejos de haber revivido Vaca Muerta, el macrismo la hizo dependiente de una única empresa, de una única concesión y de exportaciones masivas a terceras naciones en detrimento del mercado interno. Su producción hoy es incompatible con una Argentina industrial, productiva y socialmente inclusiva. Esto es así porque si la demanda doméstica se recompone, muchas empresas pondrán el grito en el cielo por las promesas de exportación hechas por el Poder Ejecutivo.