La disputa dentro del oficialismo por el fracaso del operativo. Pese a que el operativo de seguridad en River fue realizado en conjunto por fuerzas nacionales y porteñas, la ministra Bullrich no dio explicaciones por las irregularidades. Tras un diálogo con Macri, Rodríguez Larreta habló y responsabilizó a los barrabravas.
El jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo que salir a poner la cara por el operativo de seguridad que hizo fracasar el superclásico entre River y Boca por la Copa Libertadores y a instalar la idea de una venganza de los barrabravas. En su entorno insistieron en que lo hizo por voluntad propia tras una conversación con el presidente Mauricio Macri. Antes de eso, habían estado echándose la culpa entre los ministros de Seguridad nacionales y porteños (Patricia Bullrich y Martín Ocampo) y entre la Policía Federal y la Policía de la Ciudad. Larreta llamó a «ir a fondo contra los barrabravas». Y sostuvo en su cargo al ministro Ocampo, un hombre muy cercano al presidente de Boca, Daniel «El Tano» Angelici.
Es probable que, después de los hechos de este fin de semana, los habitantes de Balcarce 50 quieran borrar de Internet las declaraciones del Presidente reclamando que la final se jugara con público visitante y las que le siguieron de la siempre dispuesta Bullrich, quien justificó esa idea con la frase: «El que no arriesga, no gana». El partido de ida de la final entre Boca y River se suspendió inicialmente por el temporal que dejó inundadas zonas amplias de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad. En ese momento, Macri optó por culpar de las inundaciones a los trabajadores de Aerolíneas Argentinas… La vuelta de la final no se pudo jugar el sábado ni tampoco ayer, tras la emboscada y los piedrazos al micro que transportaba a los jugadores de Boca, llamativamente desprotegido por la policía.
Macri y Larreta hablaron durante ese sábado. Hay quien dice que no fue en los términos más amigables, pero –por supuesto– en el entorno de los gobernantes lo niegan, con más énfasis en el ámbito porteño. Larreta fue el dirigente político que salió a poner la cara luego de la doble suspensión de los partidos. «Salimos por decisión nuestra para fijar nuestra posición», aclararon en su entorno.
Lo primero que hizo Larreta fue señalar que su principal hipótesis es una venganza de la barrabrava de River por un operativo que se hizo el viernes pasado, el día anterior al previsto para el partido, en el que allanaron al líder de la barra Héctor «Caverna» Godoy. «Lo de ayer tiene que ver con eso porque nadie puede tener la ingenuidad de creer que esto no está directamente relacionado con el episodio del día anterior», aseguró Larreta, quien señaló que el viernes «se hizo un allanamiento y se encontraron 10 millones de pesos y 300 entradas». «Ahí está el problema, son 300 personas que antes entraban a la cancha y que se quedaron afuera, y fueron los principales protagonistas de los desmanes que se generaron, que incluyeron los piedrazos al ómnibus de los jugadores de Boca», aseguró el jefe del gobierno porteño, quien no explicó, en ese contexto, por qué el operativo de seguridad careció de los mínimos recaudos y llevó a los jugadores directo a una emboscada.
Larreta aseguró que «va a ir a fondo contra las barrabravas, que son mafias que están enquistadas en el fútbol hace más de 50 años». Para esa tarea, ratificó en el cargo de ministro al abogado favorito de Angelici, Martín Ocampo. También dijo que le ordenó a Ocampo «hacer un sumario interno para determinar responsabilidades y ver qué cosas se pudieron hacer mejor». Curioso: se desconocen sumarios similares por las represiones y cacerías de manifestantes del 8M y del último diciembre, por mencionar solo dos casos de operativos irregulares.
Ante la pregunta sobre las responsabilidades, que se habían estado pasando entre la Nación y la Ciudad, Larreta dio una respuesta mixta: «La responsabilidad del operativo es de la Policía de la Ciudad, donde colaboraron fuerzas federales».
Esa colaboración es clave en la disputa Ocampo-Bullrich. Como indicaron a este diario desde la Ciudad, la Prefectura Naval –que responde al Ministerio de Seguridad Nacional– tenía la responsabilidad del «anillo 3», el lugar por donde ingresó el micro agredido (la Policía de la Ciudad estaba a cargo de los anillos 1 y 2). Es decir: debía ocuparse de que no pudieran acercarse al micro los hinchas de River. «En las próximas horas tendremos un informe sobre qué falló», aclararon desde el gobierno porteño. Pese a las consultas de PáginaI12, los funcionarios del Ministerio de Seguridad nacional mantuvieron un silencio sepulcral sobre el tema.
Es importante recordar que ambos ministerios y las distintas fuerzas policiales deberán coordinar en solo unos días un megaoperativo de seguridad por la cumbre del G-20, que paralizará buena parte del transporte público y militarizará la Ciudad de Buenos Aires. Al presidente Macri, aparentemente, le desagrada que se haga esta relación y se lo hizo saber a Larreta. El jefe de gobierno señaló en la conferencia de prensa que tenían un operativo con refuerzos para el partido de ayer, que finalmente no se jugó.
La interna Bullrich-Ocampo no es nueva y se superpone con otra: la de la Policía Federal y la Policía de la Ciudad. Los «Federicos» le dedicaron críticas a la Policía creada a partir de restarle agentes a la Federal y reclamaron su reintegro. Uno de los mensajes que circuló en grupos de Facebook de oficiales y suboficiales federales decía: «Quedó demostrado que tiene que volver la Policía Federal Argentina, la División Montada, Guardia de Infantería, División Perros. Tenía que estar la gloriosa Policía Federal. No esa fuerza inventada por Larreta».