Por Raúl Fernández
Nuevamente surge el debate en los medios de comunicación masiva sobre las tarifas de los servicios públicos prestados por las cooperativas del Chubut.
En mayor o menor medida, todas presentan un grado de dificultad a la hora de administrar los servicios públicos traspasados a lo largo de la historia desde el Estado provincial o, en su gran mayoría, en concesiones de carácter municipal.Una vez más se instala la polémica desde este lugar de representación social para con la representación política, los Concejos Deliberantes, quienes en algunas ciudades tienen la obligación de aprobar los cuadros tarifarios.
Haciendo un rápido repaso de la historia, el sistema cooperativo en Chubut sobre la materia de servicios públicos data de muchos años y con enormes e importantes resultados. De hecho, más del noventa por ciento de la población es asistida bajo este sistema de economía social.
Grupos de visionarios chubutense pudieron elegir una forma de administrar sus propios recursos y además, sobre todo en la década de los ochenta, encontraron el camino de difundir el sistema y encontrar las soluciones que el Estado no podía brindar por diferentes razones.
Desde allí se han forjado caminos más que relevantes para concretar obras, servicios y sueños hasta impensados en beneficio del conjunto social que sin la solidaridad como premisa hubiese sido realmente imposible. Energía, agua, cloacas, redes de gas, telefonía, sepelio, viviendas y hasta el primer y más grande parque eólico de Sudamérica, con lo concretado por la Sociedad Cooperativa Popular Limitada de Comodoro Rivadavia, son ejemplos palpables y hasta irrepetibles de los objetivos alcanzados.
Ningún otro sector de la economía regional, ni siquiera el propio Estado de Motus propio, hubiese logrado estos hechos sin la presencia del sector cooperativo.
Ahora bien, ¿por qué razón o razones se vive casi en una permanente crisis que lima la esencia del sistema solidario y termina quebrando la visión de quienes impulsaron el cooperativismo en Chubut?
Desde mi propia experiencia hay un tema central: la EDUCACIÓN Cooperativa.
Esa falta de formación y capacitación constante en los niveles de conducción arrastra luego a otros factores, quizás no menos importantes, que terminan por convertir a las empresas cooperativas en centros de bronca y en el vínculo roto de cliente/proveedor cuando debería ser asociado/conducción.
No es poca cosa la presencia partidaria, que muchos confunden con la política cuando en realidad existe una conducción política en cualquier empresa de estas características, que muchas veces genera el deterioro de la institución.“Estamos cansados de que un grupo partidario se apodere de la cooperativa para hacer sus negocios y cuestiones personales”, se escucha decir a un vecino molesto por el aumento reciente de un 40%.
La necesidad de que los cuadros tarifarios pasen por la aprobación Concejales que, en muchos casos, no tienen la más mínima idea de lo que ello implica; la poca funcionalidad de la Federación Chubutense que reúne a las entidades; la escasa o nula participación de los cuerpos de Delegados representantes de los sectores de cada ciudad; la indiferencia social en un sistema capitalista con décadas de neoliberalismo económico; la voracidad del sector de los trabajadores reunidos en sus gremios que no contemplan el conjunto por sobre lo particular; la poca transparencia de los Consejos de Administración para demostrar en lo cotidiano de sus actividades o la puja del poder político por remitir su “rezago” a las conducciones cooperativas, son sólo algunos de los múltiples factores que llevan a este cuadro de crisis.
Pero, ante esta realidad, ¿Cuál es el rumbo a elegir? Hay quienes sostienen que la “privatización” es el camino sin conocer siquiera que las cooperativas son empresas privadas de capital social que buscas superávits (no ganancias) para reinvertir en el mismo sector. Ese rumbo sería fácilmente deducible mirando lo que pasa con EDELAP, EDENOR, EDESUR y tantos otros servicios concesionados a un sector de la economía en particular.
Otros piden la “estatización” cuando claramente se observa que los municipios no pueden brindar otros servicios básicos de menor complejidad y hasta instrumentan enormes subsidios para el transporte, por sólo citar un ejemplo.
La denominada “sociedad de economía mixta” debe tener muy claro la explicación de su desarrollo como para ser alternativa y solución desde quienes la impulsan.
Creo que es fundamental y hasta refundacional la necesidad de reunir al Estado, provincial y municipal, las conducciones de las entidades y la Federación, los sectores de los trabajadores y los cuerpos de Delegados como para dar un debate serio, responsable y profundo que nos permita elegir el camino de los próximos veinte años.
La planificación y el desarrollo resultan imprescindibles para evitar decisiones apuradas o enojosas que deriven en el negocio de unos pocos en detrimento del tejido social.
Si las cooperativas no hubiesen existido en Chubut, los servicios públicos y otros sociales tremendamente importantes llegarían hoy a la mitad de la población. Sobran ejemplos en nuestro mismo país.
Sin EDUCACION en la sociedad de lo que el sistema implica y el compromiso de la dirigencia política y social, vamos rumbo a su eliminación. Es tiempo de definiciones.