«Como verán el timing es una de mis virtudes. Ya irán descubriendo otras», dijo el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana , al llegar anoche a una de las salas del Centro Cultural San Martín y provocó risas en muchos de los miembros del Club Político Argentino, un colectivo de intelectuales nacido en 2008 que hoy cuenta entre sus miembros a algunos funcionarios de gobierno, como Hernán Lacunza y Pablo Avelluto.
No hizo falta aclarar que aludía a la crisis cambiaria que afecta al Gobierno y que lo tiene a él entre los gestores principales de la respuesta oficial. A lo largo de una hora de disertación, Quintana esbozó líneas conceptuales de la administración Macri y sorprendió con la admisión de errores que marcaron el camino desde fines de 2015 hasta aquí.
El primero de ellos, la temprana fijación de metas de inflación, cuando Alfonso Prat-Gay era ministro de Hacienda: «Eso nos generó una inconsistencia desde el momento cero. Esas metas eran incumplibles», dijo. Y agregó: «Queremos seguir usando un camino de desinflación que no requiera anclas cambiarias porque eso es una bomba».
Sobre el proceso de negociaciones iniciado con el Fondo Monetario Internacional ( FMI ), sostuvo que el organismo multilateral «está para respaldar el plan de gobierno y no para que el gobierno haga el plan del Fondo».
Quintana reconoció el clima de angustia en días de escalada del dólar. «Las corridas cambiarias generan ansiedad, la idea de ‘¿dónde termina esto?’. Hay que parar la corrida y estamos haciendo todo lo que hay que hacer para pararla y recuperar la credibilidad erosionada pero de ningún modo creo que haya una desconfianza generalizada, como sugieren algunos. Nos sobra paño para parar una corrida cambiaria. Tenemos 55.000 millones de dólares de reservas en el Banco Central».
También admitió las consecuencias de la crisis económica. «Esta devaluación va a tener un impacto en la inflación y el crecimiento pero vamos a hacer las correcciones para que el impacto sea el menor posible».
Quintana sostuvo que el Gobierno tendrá que bajar el déficit fiscal pero también se refirió a los economistas que circulan por los canales de televisión diciendo que hay que bajarlo y no dicen cómo. «Son los mismos que en privado nos dicen que hay que dejar sin jubilaciones a 4 millones de personas que se jubilaron por moratoria. Eso es lo que proponen y es lo que nosotros no vamos a hacer», dijo y recordó que la mayor parte del presupuesto de la Argentina, un 70 %, se lo llevan las jubilaciones y las asignaciones a la infancia.
A pesar de las turbulencias económicas y en vísperas del «supermartes» de la liquidación de las Lebac , Quintana mantuvo su compromiso de participar del encuentro de ayer, coordinado por Graciela Fernández Meijide . «Este es el mundo del revés. Ustedes vienen a escucharme a mí y yo creo que tengo que escucharlos a ustedes. Admiro mucho a muchos de ustedes», les había dicho en el arranque. «Ya surgirán comentarios sobre nuestra incapacidad para comunicar», anticipó.
Más adelante, recordó sus años de juventud, en los que caminaba las villas haciendo trabajo social. «He vuelto a caminar el conurbano y vi la indignidad humana a la que están sometidos muchos argentinos. Heredamos un tercio de la población en la pobreza. Son 14 millones de pobres. Esto es inaceptable. Nos encontramos con una bomba demográfica de pobreza, más del 70 % de gente que vive en barrios pobres tiene menos de 30 años. Es una imagen de África Subsahariana. Queremos que los pobres accedan a una mejor calidad de bienes públicos.»
Entre las medidas destacables, Quintana eligió la Ley de Defensa de la Competencia, aprobada la semana pasada por el Congreso. «Los argentinos y el capitalismo no hemos sido buenos amigos hasta el momento. Para que la economía de mercado funcione tiene que haber competencia, no cartelización. El nivel de cartelización de la Argentina es vergonzoso. Acá hay un capitalismo perverso que rompió la relación entre la acumulación y la generación social».
El vicejefe, uno de los hombres más escuchados por el Presidente, afirmó que no elude la autocrítica. «Nuestro gobierno ha cometido errores y ha planteado correcciones». Y lo llevó al plano personal: «Yo soy particularmente autocrítico con mi vida y muchas veces en estos dos años y medios he sentido la tremenda brecha entre el tamaño del desafío y la propia capacidad. Eso yo lo he sentido como nunca».
El vicejefe de gabinete explicó el «plan estratégico de gobierno» que incluyó un detalle de los tres ejes principales: «el fortalecimiento institucional, el ordenamiento macroeconómico y la modernización del Estado». Y recordó dos principios básicos del Talmud: no mentir y no robar.