Las ciencias sociales y humanas reciben 1 de cada 5 pesos destinados a investigación en el país

La mayor parte del presupuesto de I+D se destina a las ciencias naturales y exactas (32,5%), seguidas de las disciplinas de ingeniería y tecnología (20,8%). Argentina invierte el 0,55% del PBI en ciencia, por encima del promedio regional pero lejos de los países desarrollados.

martes 07/01/2025 - 21:50
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Argentina destina la mayor parte de su presupuesto de investigación a las ciencias naturales y exactas (32,5%), seguidas de las disciplinas de ingeniería y tecnología (20,8%). En tercer lugar aparecen las ciencias agrícolas (15%), mientras que las ciencias médicas reciben el 10,8%. Por otro lado, las ciencias sociales representan el 13,9% del gasto en investigación y las humanidades el 7,1%: aunque han sido las disciplinas más cuestionadas desde sectores afines al Gobierno, las ciencias “blandas” solo reciben 1 de cada 5 pesos (21%) destinados a la investigación en el país.

El peso de las ciencias blandas crece al observar la cantidad de investigadores dedicados a cada materia. En el país 1 de cada 3 investigadores (35,3%) se dedica a estas disciplinas: hay un 24,6% en ciencias sociales y un 10,7% en humanidades. El 22,6% de los investigadores trabajan en ciencias naturales y exactas, el 19,6% en ingeniería y tecnología, el 13,1% en ciencias médicas y el 9,5% en ciencias agrícolas.

Las cifras pertenecen al informe El estado de la ciencia 2024, elaborado por la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT) y publicado por la OEI Unesco. El documento traza un panorama de la inversión regional en investigación y desarrollo. Los datos muestran que en América Latina solo Brasil invierte más de 1 punto del PBI en I+D (1,15%). Argentina, en tanto, invierte el 0,55%, según los últimos datos disponibles (de 2022), por debajo de Uruguay (0,63%) y también de España (1,44%) y Portugal (1,70%), y muy lejos de Estados Unidos (3,59%) y otros países desarrollados como Corea del Sur, Israel o Japón.

En Argentina la mayor parte del financiamiento de la ciencia proviene del Estado. El gobierno financia el 59,5% del gasto en I+D, mientras que en segundo lugar quedan las empresas públicas y privadas (20,7%). Las universidades representan el 1,2% del financiamiento –pero ejecutan el 20,7%, sobre todo a través del trabajo conjunto entre el Conicet y las instituciones de educación superior–. El panorama de la inversión científica se completa con el financiamiento extranjero (17,9%) y con los aportes de organizaciones privadas sin fines de lucro (0,8%).

En América Latina la situación es similar: los gobiernos aportan, en promedio, más de la mitad del financiamiento científico (55,5%), con las empresas en segundo lugar (37,3%). En comparación, en Estados Unidos las empresas (públicas y privadas) aportan el 70% de la inversión en I+D.

En cuanto al tipo de actividad, Argentina destina el 40,3% de los fondos a la investigación aplicada, el 22,3% a la investigación básica, y el 37,5% al desarrollo experimental. Son proporciones similares a las de países como España y Chile, mientras que Estados Unidos enfoca más su inversión en el desarrollo experimental, que se lleva el 65,3% de los fondos en ese país.

Según datos de 2022, Argentina tiene 96.171 investigadores, pero solo 58.803 de jornada completa. Para medir si es “mucho” o “poco” en términos comparativos, el informe calcula también la cantidad de investigadores de jornada completa por cada 1000 personas económicamente activas: ese índice es 2,96 en Argentina. La cifra es menor a las de España (6,85), Estados Unidos (9,86) y Portugal (11,38), y superior a las de Brasil (1,68), Uruguay (1,67), Chile (1,33) y el resto de los países latinoamericanos. En América Latina hay, en promedio, 1,29 investigadores de jornada completa por cada 1000 personas económicamente activas.

En Argentina más de la mitad de las personas que se dedican a la investigación son mujeres (53,6%), mientras que el 46,4% de los investigadores son varones. Es el único país de la región, junto con Paraguay, donde las mujeres son mayoría en este ámbito. A nivel latinoamericano, 54,2% de los investigadores son varones y 45,8% son mujeres.

En el país la mayor parte de la investigación se realiza en las universidades: el 57,2% de los investigadores trabaja en instituciones de educación superior. El 31,7% trabaja en áreas que dependen del gobierno, mientras que el 10,2% tiene su empleo en empresas públicas o privadas y el 0,8% en organizaciones privadas sin fines de lucro. Las universidades tienen un rol central en la producción científica en la región: 3 de cada 4 investigadores latinoamericanos (74,4%) trabajan en una universidad.

Entre los principales desafíos del sistema científico latinoamericano, el informe de la OEI y Unesco advierte por la baja cantidad de patentes. En Argentina se solicitaron 3.576 patentes en 2022, pero el 88% provino de no residentes. Principalmente se trata de empresas extranjeras que buscan proteger sus productos en los mercados de la región, explica el documento. Esta situación se repite en la mayoría de los países, aunque Brasil tiene una proporción más alta de patentes solicitadas por residentes (25%). Argentina también queda por detrás de algunos países vecinos en la cantidad de publicaciones indexadas en Scopus: en relación con los recursos invertidos, logra menos publicaciones que países como Chile, Colombia y Perú.

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