Los bienes durables son un indicador material de bienestar ausente en la puesta en marcha del decisivo año electoral para los mandatarios, empezando por el Presidente. En 2017, cuando hubo comicios de medio término, las tasas de interés volaban muy por encima del índice de precios, pero como el dólar estaba atrasado y el Gobierno le daba a la maquinita y al endeudamiento, condujeron suavemente a la ciudadanía en las urnas. Iban camufladas en un crecimiento del 2,5% en la actividad económica; $44.800 millones de créditos UVA entregados, un incremento del 3% en el salario real, del 9% en el turismo, del 17% en los servicios del conocimiento, un 8,4% de aumento en los patentamientos de automotores y 9% de mejora en la industria metalmecánica, entre otros indicadores favorables a la gestión sometidos a plebiscito.
En 2018 saltó todo: se fueron al 60% con la inflación al 50% y la paridad cambiaria a $40, el PBI para atrás, 120 mil puestos de trabajo menos y un salario privado promedio en $31.898, que no banca las cuotas estrambóticas de los planes de financiación de ese indicador de bienestar que significa comprarse un inmueble, cambiar el auto, renovar electrodomésticos y el lugar de habitación. Antes que nada se impone cubrir la volátil canasta básica, más las tarifas públicas y la pesada carga tributaria que financia la política. Las dramáticas caídas que registran las hipotecas, las prendas, los créditos para el consumo, las cuotas de las tarjetas, revelan que quedó desbordada la capacidad de absorción y de entendimiento hasta de aquellos consumidores cuyos ingresos están arriba de la línea de flotación de la subsistencia.
El riesgo-país no sólo es el que miran los inversores, del que toman nota las calificadoras internacionales, como Morgan Stanley o Moody´s, sino que también hay uno virtual que rige las decisiones cotidianas de los argentinos aún en condiciones de gastar en algo más que en la subsistencia, y que susurraría en los oídos:
-corten la tarjeta,
-no se endeuden a tasas de interés como estas,
-no se hipotequen por un departamento,
-esperen para cambiar el auto,
-estiren la renovación de la heladera, el lavarropas y la cocina,
-opten por destinos más baratos para vacacionar,
-ojo que se va a complicar más con el laburo.
El pulgar baja y se mantiene como petrificado en posición negativa. El resultado se transmite principalmente a las transacciones financiadas a plazos que superan los 180 días, sean indexadas o con intereses superiores al 5% mensual.
Los últimos datos, correspondientes a noviembre y octubre que publica el monitor que elabora la Secretaría de Transformación Productiva del Ministerio de la Producción, reflejan una caída anual del 89% en los préstamos para el consumo, del -72,7% en los hipotecarios y de -21,5% por el programa Ahora 12.
Las tarjetas tuvieron un 7% más de transacciones, pero con una caída del 10% en las compras en cuotas y del 29% en planes de 12 meses –según publica Urgente 24-.
La bolilla negra de los consumidores aún aptos hizo blanco en los denominados bienes de consumo durables: inmuebles, autos, motos, electrodomésticos, en los que generalmente intervienen los planes de cuotas.
Las dobles tachadas
El reporte correspondiente a noviembre del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires mostró que, mientras la cantidad de actos notariales se redujo 45,8%, los que se realizan con hipoteca se derrumbaron un 87%: fueron apenas 273 y representaron 7,4% del total.
En 11 meses se computaron 12.718 escrituras con hipoteca, un 10% menos que en igual período de 2017.
También el patentamiento de vehículos cero kilómetro con financiación se contrajo en noviembre 47,7% interanual, de acuerdo con un informe elaborado por la Asociación de Concesionarias de Automotores (Acara).
Viene in crescendo desde un junio -11,7%, -16,5% de julio, 25,2% en agosto, 40,4% en septiembre; 45% en octubre.
Al igual que con las propiedades hubo un pequeño repunte del 1,6% respecto de octubre y, de esta forma, el acumulado de ventas con financiamiento alcanzó las 368.204 prendas en lo que va del año, una cifra equivalente al 48,1% del total de los patentamientos.
De modo que quedaron en el 46,2% del total de unidades patentadas financiadas, cuando a junio del año pasado ocupaban el 52%.
Acara detalló que, dentro del esquema de financiamiento, el 54% corresponde a terminales de ahorro, 30% a las financieras propias de las automotrices y 14% a entidades bancarias.
De las terminales, Fiat es la que en lo que va del año tiene la mayor parte de las ventas financiadas, con el 74,7% de sus patentamientos; la sigue Renault, con el 57,7%; Chevrolet 52%; Volkswagen 50,3% y Ford 49,9%.
Según la Encuesta de Productos Industriales del INdEC, también hubo una merma en las ventas de electrodomésticos del 20%, con bajas del 31% en las heladeras, 26,6% en los lavarropas y 21% en las cocinas.
Los televisores venían de un veranito comercial debido a la demanda para ver el Mundial: crecieron casi 10% con respecto a los 3,2 millones del 2017. Sin embargo, en 2019 se viene la noche, porque prevén un despacho de aparatos 37% inferior, hasta los 2,2 millones.
Los smartphones de fabricación nacional, en cambio, no se salvaron de la malaria y, según cálculos de AFARTE, terminarán el año con una contracción de 2 millones de unidades respecto de 2017, quedando en un mercado de 8 millones de equipos.
Los aires acondicionados vinieron zafando contra aumentos de la electricidad y de las cargas financieras. El mes pasado tuvieron números positivos en 22,2% y las plantas mantienen una producción cercana al millón de unidades para 2019. Se proyecta un piso de 850.000 equipos, muy lejos del 1,8 millón registrado en 2015.