Los precandidatos presidenciales de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, llegan a las PASO de este domingo con la expectativa de resolver quién de los dos representará a la oposición en las generales de octubre y tras una larga e intensa campaña marcada por los enfrentamientos internos.
Desde el lado de Larreta, el alcalde porteño basó su campaña en la presentación de las propuestas que asegura que implementará en caso de llegar a la Casa Rosada, con actos desde distintos lugares del país donde enumeró sus iniciativas sobre economía, infraestructura, educación, trabajo y vivienda, entre otros puntos.
Bullrich apuesta a que la sociedad buscará una alternativa «firme» frente al Gobierno nacional, lo que sintetiza en un eslogan que generó polémica durante la campaña: «Si no es todo, es nada».
Larreta también se respaldó en el apoyo de dirigentes políticos de todo el país y basa su estrategia en el armado que logró en varias provincias.
En este sentido, puede atribuirse como propios los triunfos del gobernador electo de San Luis, Claudio Poggi; del mandatario electo de San Juan, Marcelo Orrego, y de los ganadores de las PASO locales en Chaco y Santa Fe, Leandro Zdero y Maximiliano Pullaro, respectivamente.
El alcalde porteño cree también que el senador por Chubut Ignacio Torres, quien resultó electo gobernador, está más cercano a su postura que a la de Bullrich, aunque el joven dirigente de la provincia patagónica intentó mostrarse equidistante al recibir a ambos postulantes en la noche de su triunfo.
Por lo tanto, Larreta llega con una estrategia basada en la presentación de propuestas, en el respaldo «territorial» de poderes locales (como la estructura radical que le aporta su candidato a vice, Gerardo Morales), y con su prédica renovada sobre la necesidad que tendría el próximo Gobierno de alcanzar acuerdos amplios y sumar a distintos actores políticos a una nueva coalición.
Desde el lado de enfrente, Bullrich basó su propuesta en un enfrentamiento más intenso con el oficialismo, marcando una agenda basada en la lucha contra la delincuencia y recordando al respecto su pasado como ministra de Seguridad de Mauricio Macri.
Bullrich apuesta a que la sociedad buscará una alternativa «firme» frente al Gobierno nacional, lo que sintetiza en un eslogan que generó polémica durante la campaña: «Si no es todo, es nada».
Con esa consigna, la exministra resume la profundización y el alcance que debe tener el ‘cambio’ en el caso de que JxC gane los comicios.
Bullrich no pudo juntar el mismo «músculo» de armado territorial que exhibió Larreta, y de hecho muchos de los candidatos que ella respaldó, como Luis Juez en Córdoba o Carolina Losada en la interna santafesina, perdieron en las urnas.
Esta diferencia respecto al «cómo» deben ser y cómo deben implementarse las políticas de ajuste y reformas por parte de un futuro Gobierno, si con shock o gradualismo, si con diálogo y consensos con otras fuerzas, o con una política de medidas extremas en los primeros días de gestión, fue lo que marcó las polémicas entre ambos precandidatos.
Por otro lado, Bullrich no pudo juntar el mismo ‘músculo’ de armado territorial que exhibió Larreta, y de hecho muchos de los candidatos que ella respaldó, como Luis Juez en Córdoba o Carolina Losada en la interna santafesina, perdieron en las urnas.
Los últimos días de campaña, en tanto, mostraron una nueva puja entre Larreta y Bullrich en términos de respaldos políticos.
María Eugenia Vidal y Facundo Manes se expresaron a favor de Larreta, mientras Bullrich sumó el apoyo de Emilio Monzó y de Ernesto Sanz.
Mauricio Macri, quien a pesar de no ser candidato sigue siendo gravitante en las decisiones del PRO, evitó pronunciarse de manera abierta por Bullrich, aunque dio a entender a su manera que prefiere el estilo de la exministra de Seguridad por sobre la impronta del intendente porteño.
Al igual que el resto de las fuerzas políticas, los precandidatos de JxC suspendieron su campaña luego de la trágica muerte de la niña Morena Domínguez en el partido de Lanús por parte de dos motochorros durante un robo.
El hecho, que generó una conmoción a nivel nacional, impactó particularmente en el comando de campaña de Bullrich, porque el episodio de inseguridad ocurrió en el territorio gobernado por Néstor Grindetti, su precandidato a gobernador bonaerense.
Así como el crimen de Morena afectó principalmente al comando de campaña de Bullrich, la muerte del militante de izquierda Facundo Molares Schoenfeld en cercanías del Obelisco durante una manifestación encendió las alarmas en el larretismo.
«Otra vez el dolor. Ahora con el asesinato de Morena, de 11 años. Todo mi acompañamiento y apoyo a la familia y amigos. No podemos seguir viviendo con tanta angustia y miedo. Esto no da para más. Transformaron a la Argentina en un país invivible», expresó al respecto Bullrich.
«No hay palabras para tanto dolor. Mis condolencias a la familia de Morena y sus seres queridos. Necesitamos justicia. Voy a acompañarlos para exigirla», dijo por su parte Larreta.
Así como el crimen de Morena afectó principalmente al comando de campaña de Bullrich, la muerte del militante de izquierda Facundo Molares Schoenfeld a metros del Obelisco luego de que la Policía de la Ciudad reprimiera una manifestación muy pequeña en la Plaza de la República, encendió las alarmas en el larretismo.
A través de un comunicado, el precandidato y jefe de Gobierno lamentó el fallecimiento de Molares y expresó sus condolencias a los familiares, y además señaló que el deceso se había producido «luego de una descompensación».
«Quiero destacar y respaldar completamente el accionar de la Policía de la Ciudad que actuó con profesionalismo conteniendo los hechos de violencia. En la Ciudad, la violencia es el límite», agregó Larreta con un reconocimiento a la actuación policial por el que recibió críticas de la oposición porteña y de organismos de derechos humanos.
La autopsia de Molares, difundida la noche del viernes, arrojó que el militante murió por «congestión, edema, hemorragia pulmonar y cardiopatía dilatada» y que «no se observaron lesiones traumáticas con características punzantes, cortantes o penetrantes sobre la superficie corporal ni sobre los órganos internos» salvo unas «fracturas costales e infiltrados hemáticos» en el tórax, sobre los que el informe forense dice que «serían compatibles» con maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar).