La automotriz Volvo decidió ir un paso más allá en las pruebas para evaluar la resistencia de sus nuevos autos y montó un extraño espectáculo que se ha vuelto viral.
La compañía sueca no se limitó a los típicos testeos que recibe cualquier vehículo nuevo sino que arrojó a sus últimos modelos desde una grúa a más de 30 metros de altura.
A través de una cámara que grabó el impacto desde adentro del auto, como también un registro externo del lanzamiento al vacío, la empresa consiguió representar el daño que sufren sus productos ante los choques más severos.
Por supuesto que esta llamativa prueba no se limitó a contemplar la destrucción total del tren delantero y gran parte de la carrocería, una vez que los coches cayeron a tierra, expertos en extracción aprovecharon para entrenar como deberían actuar frente a un accidente cuando se trata de un auto de última generación.
Según explicaron desde Volvo, los rescatistas suelen practicar con coches antiguos que difieren muchísimo de las prestaciones que tienen los nuevos modelos. Por ese motivo, tras estas impactantes pruebas, los datos recopilados estarán disponibles para que los rescatistas de todo el mundo se actualicen en cuestiones de seguridad.