El mensaje del obispo para las Pascuas: “Jesús nos transmitió que teníamos que amarnos, porque ese es el deseo del Padre”.
Joaquín Gimeno Lahoz, obispo de la diócesis de Comodoro Rivadavia, se refirió -en diálogo con Crónica– al mensaje de la iglesia católica para estas Pascuas. El sacerdote oriundo de España habló de “un mensaje lleno de esperanza” y pidió a la gente hacer a un lado cuestiones como el egoísmo y la indiferencia. “El Señor siempre nos va a marcar el camino. Si cada uno entrega su vida por el bien de los demás, el mundo va a cambiar”, sostuvo.
“Yo creo que el mensaje de Pascuas siempre es un mensaje lleno de esperanza, algo que hoy necesitamos mucho. Las celebraciones que tenemos son los recuerdos más fuertes de nuestra fe. Jesús nos transmitió que teníamos que amarnos, porque ese es el deseo del Padre, y que tenemos que amarnos dándonos la vida mutuamente, porque ese es el sueño del padre Dios, que haya una humanidad fraterna, solidaria, viviendo en la casa común», explicó.
»El viernes santo celebramos la muerte del Señor. Es curioso que en el relato de la pasión, nadie sabe qué hacer, solo es Jesús el que lleva el relato adelante, él admite que es el rey, pero el rey desde la cruz, desde la entrega”, expresó en primer término el obispo Joaquín Gimeno Lahoz.
Vencer al egoísmo, al pecado y a la muerte
El sacerdote español, que desde hace muchos años vive en Comodoro Rivadavia, reflexionó acerca del rol de las personas con Dios y planteó que, a su modo de ver las cosas, “nosotros somos servidores y seguidores de ese Jesús que tiene en sus manos el proyecto del padre, que es lo que recién decía, una familia que vive en la casa común. Para ello hay que vencer al egoísmo, al pecado y a la muerte. Jesús no queda en la cruz, él se desvive por la humanidad, está en el corazón de cada uno de nosotros y quiere llevar adelante ese proyecto de Dios ante una humanidad que hoy ha perdido el horizonte».
»Hoy vemos que en Ucrania se vive una situación desesperante, pero en nuestro propio país vivimos una situación similar. Estamos dejando a Dios un poco en la puerta, no lo estamos dejando entrar en nuestra vida. Donde él está, hay fortaleza, perdón, paz, y sobre todo, alegría y esperanza. El Señor siempre nos va a marcar el camino. Si cada uno entrega su vida por el bien de los demás, el mundo va a cambiar”, sostuvo.
Jesús, el vencedor de la muerte
El obispo Joaquín Gimeno Lahoz se refirió a la resurrección de Jesucristo, quizá el momento que más se recuerda durante la Semana Santa.
La historia cuenta que, al tercer día de haber muerto, el hijo de Dios resucitó. El sacerdote ahondó en el significado que tiene la resurrección para los fieles de la iglesia católica y planteó que “Jesús es el vencedor de la muerte. Él estuvo muerto, y bien muerto, de hecho lo fueron a ungir como se ungía a los muertos, y encontraron que el sepulcro estaba vacío».
»Desde entonces, el testimonio es que él está vivo, no es que haya aparecido cien o doscientos años después. Jesús venció a la muerte. Él había dicho, ‘voy a Jerusalén, donde seré crucificado y sepultado, pero al tercer día resucitaré’. Los discípulos se preguntaban qué significaba resucitar, y cuando suceden los hechos se acuerdan de lo que él les había dicho”, señaló.
“Para nosotros, la resurrección es el misterio central de nuestra fe. San Pablo lo dice con palabras muy duras: ‘seríamos los más desgraciados de los hombres por estar peleando por algo que no tiene sentido’. Esto es un poco lo que celebramos, la nueva posibilidad que Dios nos da para vivir en paz y en armonía, para ser una humanidad distinta, como él la pensó”, resaltó.
“Los males son muchos, y todos sabemos cuáles son los remedios”
El obispo Joaquín Gimeno Lahoz se refirió a la sociedad argentina y a las cosas que hay que mejorar para ser un pueblo más unido, que pueda luchar contra los problemas que se observan hoy por hoy en el país. Además, habló sobre la fe y qué está haciendo la iglesia para que la gente vuelva a confiar en la religión.
“Lo primero que tenemos que hacer en Argentina es sincerarnos, porque si no hay sinceridad en las relaciones, se hace muy difícil que haya confianza, se hace difícil tener una manera de afrontar todo lo que está generando la violencia. Los males son muchos, y todos sabemos cuáles son los remedios. El caso es que estamos esperando que el otro resuelva los problemas, que sea el Estado nacional o el Municipio.
Ahora bien, el barrio en donde yo vivo, soy yo quien también tiene que luchar para que sea un lugar más seguro, para que la gente realmente se conozca, de lo contrario, llegamos a casa y nos encerramos, entonces vivimos entre rejas”, sostuvo el sacerdote sobre la actualidad de la sociedad argentina.
En esta línea de análisis, Gimeno Lahoz calificó como “muy duro” el panorama que se observa en América Latina, y especialmente en Argentina. El entrevistado habló de una degradación cada vez mayor y señaló que “esto es un mal síntoma, ver a la gente desesperanzada, no saber qué van a hacer el mes próximo porque no saben cuánto les va a costar vivir. Yo creo que cada uno tiene que poner lo mejor de sí y sincerarse. Hay que poner un horizonte claro, en lo político, en lo económico, en todos los aspectos”.
“Dios sigue confiando en nosotros”
Por otra parte, el obispo de la diócesis de Comodoro Rivadavia se refirió a la falta de fe que se observa en estos tiempos, algo de lo que son conscientes en la iglesia católica, incluso habiendo una consecuencia que impacta en forma directa en la estructura religiosa, y eso es la falta de voluntarios para estudiar la religión y convertirse en sacerdotes y monjas».
“La falta de fe es algo realmente muy difícil. No puede haber fe si vivimos en un ambiente lleno de descreimiento y desconfianza, no son buenos pilares para sostener la fe. Hay un Dios que verdaderamente quiere lo mejor para nosotros, que cuenta con nosotros para llevarlo a cabo, y que exige que cada uno de nosotros lo imite», sostuvo.
Y agregó: »Dios podría desconfiar de todo el mundo, pero él sigue confiando en nosotros. Este es el camino, el principio de una vida distinta que nos preocupa”.
“Es cierto que en la iglesia faltan vocaciones y respuestas, uno lo sabe, pero también nos faltan cosas como la familia. Hoy pareciera que los matrimonios son en cuotas o por cierto tiempo. Cuando yo encuentro una pareja que lleva cuarenta años casada, yo eso lo celebro, doy gracias a Dios, de que por lo menos hay personas que han asumido su responsabilidad y la han vivido. Seguro que tuvieron momentos de cruces y de gloria, pero están ahí, se siguen amando y queriendo”, reflexionó el sacerdote.
El mensaje para lo que resta del año 2022: “Hay que buscar la paz interior”
El obispo Joaquín Gimeno Lahoz brindó un mensaje de cara a lo que resta de 2022, un año muy complicado desde el punto de vista económico para todos los argentinos, con un problema inflacionario que parece no querer aminorar su marcha. El sacerdote advirtió que nadie puede saber qué pasará de acá hasta fin de año, e instó a las personas a recuperar la fe y buscar la paz interior: “Tenemos que tener los ojos del corazón abiertos, y los oídos para ver y escuchar lo que pasa a nuestro alrededor”, dijo.
“Creo que nosotros tenemos que parecernos lo que más podamos a Jesús, que en la cruz no solo perdonó, sino que también excusó. La iglesia no puede excluir a nadie, Dios dio la vida por todos, y Dios lo que quiere es que lleguemos a una plenitud de comunión con él. Entonces, el mensaje es que la iglesia debe dar ejemplo y testimonio de esto. En el corazón de Dios hay lugar para todos”, sostuvo Joaquín Gimeno Lahoz sobre el rol social y de contención que tiene la iglesia con los fieles y no fieles.
“La indiferencia mata a las personas”
Además, el obispo de la diócesis de Comodoro Rivadavia, reflexionó sobre el actual contexto que atraviesa la sociedad argentina y pidió a las personas que intenten buscar la paz interior.
“Pienso que hay que animar a la gente a hacer las cosas bien, porque cuando se hacen las cosas bien, uno se siente mucho mejor. También es cierto que, en un momento conflictivo como el que estamos atravesando, se hace difícil, pero si no generamos esperanza, estamos en el horno, todos», expresó.
»Tenemos que proyectarnos, decir ‘esto puede cambiar, esto debe cambiar’. Sabemos que hay un Dios que quiere que vivamos entregando la vida, que otros vivan y que nuestra vida se multiplique. Creo que nadie puede conjeturar lo que va a pasar en los meses que quedan del año, pero lo que sí debemos lograr es buscar la paz interior, ojalá la podamos contagiar a otros, y sobre todo, ser solidarios, tenemos que tener los ojos del corazón abiertos, y los oídos para ver y escuchar lo que pasa a nuestro alrededor. No tenemos que ser indiferentes con lo que pasa a nuestro alrededor, porque la indiferencia mata a las personas”, concluyó.