Por Daniel Alonso
No es sorprendente –después de todo- la extraordinaria vigencia que denota entre más de doscientos participantes, la gestión municipal de Mario Morejón, en el periodo 1983/87 y 1987/91 en Comodoro Rivadavia.Si resulta altamente llamativo que esté a la cabeza de la encuesta de este portal, casi 25 años después de su actuación.
Hay que tener en cuenta que Morejón no tiene vigente el manejo de aparato administrativo ni político alguno, ni puede llegar a enterarse de este éxito de imagen por la ingrata enfermedad que ya hace algunos años le ha quitado la lucidez que le permitiría enterarse.
Por eso cada uno de los adherentes a la consulta de ¿quién fue el mejor intendente de Comodoro Rivadavia? que se inclinó por Morejón, indudablemente merece más credibilidad y respeto de aquellos que hasta desde computadoras oficiales están arrimando su adhesión a alguno de los restantes líderes locales vigentes que completan la grilla.
SECRETOS
No hay demasiados secretos en torno al buen recuerdo que despierta el otrora caudillo de AATRA y la CGT comodorenses, y su buen recuerdo en el tiempo.
Si fuera por desmerecer el peso específico de las adhesiones marcadas en la encuesta, podría decirse que el peso emocional de los primeros periodos de recuperación de la Democracia…; o que su gestión fue afortunada porque quedó en franca minoría y muy controlado; con un damero completado totalmente por la oposición. Incluso en la mayoría legislativa local.
Pero los que trabajamos con él en alguna función, primero, o completamos su doble ciclo desde la crítica periodística a sus desaciertos, podemos desgranar otra serie de razones que vuelven a inclinar la balanza hacia una mayoría de méritos.
CUADRO
Es cierto que Morejón –como Salas en Madryn—debieron extremar su capacidad negociadora y de gestión, ante el gobierno del radical Viglione, la tromba alfonsinista en la Nación y en casi todas las provincias. Y que deben a esos propios opositores una buena parte de sus méritos y aciertos.
Porque como todo intendente de ciudad más importante de la provincia, su representatividad unipersonal (contó con escasos dos concejales) le hacían dueño de la mitad de las voluntades de la ciudad que lo habían impuesto en el cargo.
El fino criterio y la sana condescendencia de don Atilio (Viglione) para escuchar –muchas veces- más a Mario que a sus propios correligionarios locales, jugó un papel esencial. La línea bajada por Viglione a sus carteras, era de franco respeto y atención solícita a los reclamos de este municipio.
El gobernador radical permitía las gestiones directas del municipio en Nación en muchas áreas, y sus correligionarios nacionales no sólo no hacían distingos, sino que atendían solícitamente los requerimientos de Comodoro Rivadavia.
GESTIÓN
Sin embargo, fuera de los anclajes institucionales, Morejón mostró que los chamusques de su trayectoria gremial previa,…eran un sólido fogueo que le permitió “baliar con la más fea”.
Su acción directa y efectiva en materia de servicios públicos, en obras, en Cultura y en Deportes y en Acción Social, fueron de alguna manera las que marcaron un rumbo –al renacer la Democracia- que dejó un esquema aún hoy perceptible para los siguientes periodos democráticos.
Como mínimo, si no generaron la continuidad directa de las políticas son aún referencia insoslayable para la atención de las expectativas comunitarias.
La primera de sus dos gestiones –la más notable- también debió su éxito al nivel de la mayoría de sus colaboradores: Juan Bautista Cides (Acción Social), Alberto Lamberti ( Hacienda) , María Dolores Djaparidze (Obras Públicas) , Juan Manuel Feeney (Servicios Públicos) , incluso con algún tramo de Marcelo Guinle iniciando su carrera política en la Secretaría de Gobierno.
CONCEPCIÓN
Sin embargo, podría creerse que con el peso de esos nombres, los méritos de la gestión del intendente Morejón eran intelecto ajeno. Y al menos en lo que a mi me ha tocado experimentar, la mayoría de sus líneas directivas eran inspiración e intuición directa del conductor político de la ciudad.
Y a la vez… no eran propias ! No, no crea que cometo una incongruencia: Morejón era un gran receptor. Tenía más que preconceptos propios, la serena virtud que quizá le daba la flema galesa, de escuchar el doble de lo que hablaba.
Casi pulsaba pícaramente el sentimiento y las expectativas de su interlocutor, y con breves y agudas reflexiones lo ubicaba en la realidad, le hacía ver el interés del conjunto, y lo llevaba a la conclusión definitiva que era el equilibrio con la expectativa de todos.
Le daba oídos a todos los sectores de la comunidad. Desde los poderosos hasta los más humildes. Y sabía establecer el sutil equilibrio con la expectativa general de sus representados.
Fue el primero en inducir desde la cultura y el deporte, que dejáramos de dar la espalda al mar, que podía abrirnos un horizonte productivo –en la pesca- siempre despreciado por nuestra potencialidad minera.
Cometió la audacia de enfrentar en difíciles momentos económicos un plan de pavimentación de 600 cuadras (el doble de las que tenían hasta allí asfalto) , cuando la oposición y todo el mundo lo tildaba de una amenaza a la estabilidad financiera del erario municipal.
No sería original si digo que con Cides desde el área social inauguró una etapa visceralmente justicialista en atención de los menos favorecidos, y tan omitidos por la dictadura previa.
MARCO
Y todo ello, en el marco de un país infinitamente más desorientado en lo económico que en nuestros días, y que con una inflación de 15 % mensual estaba poniendo el preámbulo a la explosión hiperinflacionaria que costó el retiro de Alfonsín seis meses antes de tiempo, en Mayo de 1.989.
Comparativamente, si bien la ciudad andaba por la mitad de la que hoy somos, los recursos locales y de posible gestión provincial y nacional, eran por lo menos diez (10) veces menos.
CONCLUSIÓN
Morejón tuvo una primera gestión extraordinaria, y esa es la que lo pone en la historia. Una en la que supo adecuarse a la realidad política y trabajó con una amplitud ideológica que –forzada o no- le hizo hacer un gobierno peronista abierto y para todos. Y que lo llevó a la clara reelección.
Después… como ocurre a veces cuando la democracia le da un triunfo contundente a unos… es más fácil que se peleen entre ellos que si tienen que compartir responsabilidades y éxitos con otros…
Sin embargo, fue tan positivo su primer periodo, tan fundacional en muchos aspectos para esta democracia definitiva, que –sumado a sus innatas condiciones ya descriptas—los tonos grises de su segunda etapa no llegan a opacar la trascendencia de su paso por la Intendencia. Y bien lo hacen notar los votantes más desinteresados que detecta la encuesta de EL COMODORENSE.com