La vida de Gastón Sessa luego del fútbol: compró la casa de Alfonsín para convertirla en hotel y cría caballos

Su nueva pasión fue la que le permitió no entrar en un “pozo depresivo” luego del retiro. Su arrepentimiento por ciertos excesos que tuvo dentro de la cancha y la razón por la cual no puede ir a la cancha de Gimnasia con sus hijos a pesar de ser hincha del club.

domingo 11/02/2024 - 23:29
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Hace un tiempo que Gaston Sessa transita por carriles diferentes a los del pasado. La vida de aquel arquero de primera división quedó a un lado y hoy está ligada a los pura sangre, que son ni más ni menos que los caballos de carrera.

El Gato tiene 50 años y mira la vida de otra manera. “Por suerte no me di cuenta de que me retiré. Cuando estaba por retirarme temía entrar en un pozo depresivo. Arranqué en el fútbol a los 5 años y por más que tengas muchas cosas solucionadas es complicado arrancar de cero con otra cosa. El turf me ayudó a no extrañar los viajes, las concentraciones, la utilería y los mates”.

Sessa es propietario del Stud Sauce Grande y tiene un haras en Chascomús, su nuevo lugar en el mundo. ”Lo compré en 2003 cuando era un ranario pero con el tiempo lo convertí en un haras. Lo lindo es que yo vivo junto a mi familia en ese lugar y estamos muy contentos. A mi mujer la conocí cuando yo jugaba en Racing y ella trabajaba en Blanquiceleste S.A. Además le compramos la casa a la familia de Raúl Alfonsín y construimos un hotel boutique que se llama Casa Laurel”.

En el momento de comparar sensaciones, el exarquero de Vélez logra encontrar ciertas semejanzas. “Recorrer el túnel rumbo a la cancha sentimentalmente es muy parecido a cuando mi caballo va hacia las gateras. En el fútbol resolvía yo a pesar del cosquilleo en el pecho, pero te aseguró quecuando al caballo le cuesta meterse en gateras se me sale el corazón. Cuando empieza la carrera me siento sereno, pero en los metros finales me pongo loco, siento que estoy empujando al caballo a cruzar el disco”.

Gastón Sessa fue un arquero emblemático del fútbol argentino y ahora se dedica a la cría de caballos (Foto: Gentileza Gastón Sessa)
Gastón Sessa fue un arquero emblemático del fútbol argentino y ahora se dedica a la cría de caballos (Foto: Gentileza Gastón Sessa)

En el ambiente del turf no todo fue color de rosa para Sessa. “Tomé la decisión de sacarle mis caballos a un entrenador y no tuvo mejor idea que hacerme juicio. Ahora le brindé toda mi confianza a la familia Marinhas. José me los entrena y su hija Andrea corre los caballos. Ella es una apasionada del turf y está muy cerca de ser la jocketa más ganadora de la Argentina. Yo opino sobre los hipódromos idóneos para que corran los caballos o sobre la distancia de la carrera, pero de la logística se encargan ellos”.

El exarquero se tomó un tiempo para reflexionar sobre su vida de futbolista. “Hay que amoldarse a vivir en un mundo exitista. La crítica está a la orden del día. Cuando tenía 20 años y me comía un gol era por falta de experiencia y cuando me lo comía a los 35 era porque ya estaba viejo. Como en Estudiantes sabían que era hincha de Gimnasia, con tan solo 19 años tenía que bancarme las puteadas de la gente. Debuté en primera y me decían ´mejor que atajes bien, “Tripero” de mierda´”.

Sessa fue un abonado a reacciones que perduran en la retina del futbolero: desde la agresión al árbitro Sergio Pezzotta, pasando por el pelotazo lanzado a Pablo Heredia (alcanzapelotas de Belgrano) hasta el artero pisotón a Marcos Pirchio, jugador de All Boys. “Cada tanto me descontrolaba. Ricardo Lavolpe me decía que yo era el mejor arquero del país, pero que si él fuera el técnico de la selección, nunca me convocaría porque no le gustaba perder un jugador a los cinco minutos. Lavolpe era un sabio al que por suerte me lo encontré en el hipódromo de San Isidro disfrutando de una tarde de caballos de carrera.”

¿El turf te cambió la vida?

Reemplazó la adrenalina que me daba el fútbol. Después de semejante carrera siempre compitiendo en un alto nivel sentía que mi vida iba a necesitar algo que me permitiera sentir lo que iba a perder en el fútbol. Y la pude encontrar en el turf.

¿Cómo llegaste al turf?

De la mano de mi amigo Marianito Chiraquian, que siempre tuvo caballos de carrera. Durante mis últimos años como jugador de fútbol lo empecé a acompañar no solo a las carreras, sino también a ver los trabajos que hacían los caballos por la mañana. Empezamos a criar: algunos nos los quedábamos y otros los vendíamos. Y en 2009 decidimos hacer un centro de entrenamiento en Chascomús.

La nueva vida de Gastón Sessa: de ser arquero a criar caballos (Foto: DYN/TN)
La nueva vida de Gastón Sessa: de ser arquero a criar caballos (Foto: DYN/TN)

¿Qué te apasiona del turf?

El caballo en sí. Porque lo veo muy similar al jugador de fútbol por el entrenamiento y la alimentación. La única diferencia es que el animal no habla y nosotros sí. El secreto es saber qué necesita el caballo. Si el grupo de trabajo está unido y tiene capacidad, los logros aparecen. Cuando un caballo cruza el disco es una de las satisfacciones más grandes que puede haber.

¿Por qué la relación de ustedes es tan fuerte con el caballo?

La relación más fuerte del caballo es con el peón porque pasan mucho tiempo juntos. El peón lo conoce, lo cuida y lo mima: siente mucho cuando un caballo se vende o se retira de la actividad. El turf te da sensaciones que solo las podemos explicar los que somos apasionados de esta actividad.

¿Se puede vivir del turf?

No podemos vivir del turf porque es muy costoso. Estamos acá porque lo hacemos por pasión y desde lo personal para aislarme de los problemas cotidianos que cada persona puede tener. Por eso en un momento combiné el fútbol con el turf y ambas cosas las hacía en simultáneo. En esa etapa jugaba en Boca Unidos de Corrientes y Villa San Carlos.

¿Por qué te descontrolaste en algunos partidos?

Tuve una personalidad muy especial dentro del fútbol porque me gustaba ganar como a todo el mundo. Pero a mí me molestaban mucho las injusticias arbitrales y el maltrato de la gente hacia el jugador. Y ni que hablar de las mentiras de los dirigentes. Pero yo lo demostraba de una manera que no estaba bien. El fútbol es una actividad complicada y siempre busco ser lo más honesto posible. Ser capitán en varios equipos también me disgustó muchísimo, más aún si tenía dirigentes que no te dicen la verdad.

¿Es un honor haber jugado en Estudiantes y Gimnasia?

De chico jugaba en For Ever de La Plata y como todos mis amigos se fueron a probar a Estudiantes yo me sume y terminé quedando. Jugué en Estudiantes habiendo sido mi papá odontólogo del plantel de Gimnasia y mi tío presidente del Lobo. A mis 12 años pensé más en lo grupal y la amistad con mis compañeros. Le agradezco a Estudiantes haberme hecho debutar en primera y enseñarme a trabajar en equipo, pero de grande me di cuenta de que fui al lugar equivocado.

¿Cómo fue tu llegada a Gimnasia?

Eso fue muy complicado porque tenía todo acordado con Vélez tras haber tenido una experiencia en Barcelona de Ecuador. Pero cuando llego a mi casa me lo encuentro a mi papá con el presidente de Gimnasia y me dice ´Tenes que jugar en Gimnasia porque es un mandato familiar. Yo quiero irme de esta vida viéndote jugar en Gimnasia’. Cumplí con mi viejo, pero ese año Vélez fue campeón y hasta el día de hoy podría ir a la cancha de Gimnasia con mis hijos, cosa que no puedo.

Gastón Sessa es hincha de Gimnasia y atajó en el club (Foto: AFP)
Gastón Sessa es hincha de Gimnasia y atajó en el club (Foto: AFP)

¿Tan mal la pasaste en Gimnasia?

Los dos primeros años peleamos el descenso y el club estaba muy venido abajo. El plantel durante ocho meses no cobraba el sueldo. Se dio como positivo que muchos de esos jugadores éramos hinchas del club pero descendimos en 2010 después de pasar por tres promociones. El primer año mi papá estaba feliz pero después empezó a sufrir como todos nosotros. Se disfrutaba de lunes a viernes pero el día del partido era un padecimiento permanente.

¿Te arrepentiste de las reacciones que tuviste?

Un poco sí porque ese no era yo. Yo soy el tipo más tranquilo del mundo. Pensá que jugué casi 24 años al fútbol y las reacciones fueron 5 o 6 nada más, pero todas juntas. Después de cada situación de esas mis viejos me lo hacían ver porque yo no soy así. Mi vieja por ejemplo iba a la verdulería y le hacían el mismo comentario. Pero no lo podía contener porque las injusticias me superaban. Ahora miro todo de otra manera.

Fuente: TN

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