A veces hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño, refrán popular que hoy es oportuno repetir. La gestión municipal se sacude las plumas para dar cuenta de acción, gestión y estrategia. Desesperados argumentos, tan enojados como espasmódicos para decir “vamos a hacer…” y para que empiecen a aparecer sombras y fantasmas, acusaciones, y traiciones.
Han pasado 100 días y la gestión aún revisa lo actuado por los salientes ( ellos mismos en otro escenario). Es válido que revisen, pero hay muchas acciones y decisiones ya tomadas y en ejecución que no demuestran respetar los compromisos electorales, administrar los recursos con austeridad y equidad, de gestionar desde la planta municipal para que puedan hacer cada día mejor su trabajo, de incorporaciones de coordinadores o personal no especializado en el área, lo que no se justifica desde su aporte.
Las calles cada día más peligrosas, responsabilidad de muchos, una ciudad desordenada, poco limpia, sin propuestas sociales y culturales contundentes, poco amigable. Y se reclama al intendente, sabe por qué? porque no se sienten contenidos ni seguros con el desempeño del Estado, y manifiestan que hay un “descontento e inquietud” importante. Se disuelve el entusiasmo del ganador que nos haría salir del pozo. Sólo hay que hacer y mostrar lo que se hace, para eso también dispone una buena partida presupuestaria.
Si la política comunicacional es efectiva, no necesita negociar ni pagar pautas publicitarias a ningún medio. Si el emisor transmite con eficiencia el mensaje, conoce de códigos y estrategias, el receptor capta ese mensaje. Si no pueden comunicar, básicamente están perdiendo fuerza.
Muchachos, no se sigan sacando los ojos porque sólo conseguirán quedarse ciegos.
Hasta el 20 de marzo 2011 Di Pierro fue candidato, luego intendente electo. Pero desde el 10 de Diciembre 2011 es el Intendente con legitimidad de origen, de la ciudad de 550km2 y 36km de costa, ubicada en el centro de la cuenca San Jorge, unidad económica de importante riqueza hidrocarburífica e ictícola.
La actividad petrolera concentra gran parte del movimiento económico. Su ciudad acusa una población de más de 172.000 habitantes según los datos oficiales, aunque no podemos confirmar desde ninguna institución -no oficial- con certeza esa cifra. Tiene un presupuesto de casi $600 millones, y un nivel educativo y social de población que está registrado en un 49% nivel medio. La actividad económica genera una gran actividad laboral con bajo índice de desocupación, aunque no hay que descuidarse.
La tasa de ocupación de toda la población económicamente activa de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly en los últimos informes del organismo estadístico del Estado nacional ronda el 46%, mientras que la tasa de desocupación nunca alcanza el 5%. Hay problemas estructurales, de infraestructura, de conectividad, de servicios de transporte público, de energía cloacas y agua, de vivienda, de tratamiento de residuos. Todo puede comenzar a resolverse si hay decisión. Usted es el intendente de ésta ciudad, la más importante del sur de Patagonia.
No se preocupe por el cartero, no suma criticar el sobre de la misiva, conoce muy bien a Eva de Lobos, porque es un vecino más, una persona mayor, con quién se cruza antes de ingresar al municipio o al salir. No se altere, nadie ataca si enfrente no hay un enemigo organizado. Su mensaje parece dirigido a su entorno. Afuera nadie conspira.
La opinión, en cualquier envase, es tan valiosa que hubieron uniformados que quisieron controlarla para sostener sistemas de gobierno que coartaron la libertad de muchos, no sólo de los que opinaban, sino también de los que coincidían con esa opinión. Cuando los adultos responsables estamos convencidos del decir y hacer, no nos reivindicamos ni justificamos en todos los frentes, simplemente seguimos avanzando, para que el resultado muestre el camino recorrido. Es legitimidad de procedimiento. Estamos en la banquina, lo queremos ver avanzar. Lo acompañamos hasta el 2015, desde dónde podemos. Por los hijos de todos los que pagamos impuestos y elegimos este lugar para vivir crecer y morir en un Comodoro más de pie que nunca.
Por Eva de Lobos