Boca no quiso jugarlo en ningún momento. River se solidarizó y ese gestó obligó a Conmebol a suspender la final, a pesar de los tweets que antes había publicado.
No hubo fútbol en la tarde del Monumental. Lo que sí hubo fueron reuniones y conversaciones. Un sábado cargado de especulaciones e incertidumbre que terminó en vergüenza.
A las 15:05 el micro que trasladaba a los jugadores de Boca fue atacado por hinchas de River que estaban apostados en la esquina de Avenida Del Libertador y Monroe. Al llegar al Monumental, varios futbolistas Xeneizes respiraban con dificultad producto del gas pimienta que tiró la policía.
Rodolfo D’Onofrio fue hasta el vestuario visitante y se reunió con Daniel Angelici. El presidente de River constató la situación del plantel rival. Y la postura de Boca: no jugar.
A las 16:42, minutos antes del horario en que estaba pautado el inicio del partido, Conmebol anunció vía Twitter que el partido estaba postergado. Comenzaría a las 18.
Pablo Pérez ya había dejado el Monumental. Había sido trasladado, junto al juvenil Gonzalo Lamardo, en ambulancia al Sanatorio Otamendi. Los rumores periodísticos indicaban que tenía el ojo izquierdo comprometido por las lesiones de las astillas de los vidrios.
En simultáneo, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se sumaba a la reunión de los dirigentes de ambos equipos junto al mandamás de la Conmebol, Alejandro Domínguez. La orden de la FIFA era clara: el partido debía jugarse sí o sí.
Para entonces, los futbolistas y el técnico de River, Marcelo Gallardo, ya habían tomado la decisión de apoyar la postura de sus rivales. Por eso la tarea de Conmebol y FIFA era doble: tenían que convencer a ambos clubes.
Las autoridades no conseguían torcer la voluntad de los equipos. Por eso Conmebol vuelve a twittear anunciando una nueva modificación en el horario del partido: ahora comenzaría a las 19:15.
Previendo la situación de tener que salir a jugar un partido para el que no estaban en condiciones, desde Boca expresaron públicamente su decisión. Por eso salieron Carlos Tevez y Fernando Gago, como voceros del Xeneize, a decir que “nos están obligando a jugar el partido”.
Minutos después, el árbitro, sus ayudantes y los preparadores físicos de ambos equipos salieron al campo de juego.
En las afueras del Monumental se vivían episodios de tensión: enfrentamientos entre la Policía y cientos de hinchas de River que querían ingresar al Monumental sin entradas.
Mientras los preparadores físicos disponían la entrada en calor en el césped, adentro, en el vestuario visitante, FIFA, Conmebol y ambas dirigencias ya habían tomado la determinación: suspender el partido.
A las 19:22 llegó el tercer tweet de la Conmebol. El Superclásico que definirá la Copa Libertadores se juega este domingo desde las 17 en el Monumental… Por ahora.