A principios de año, el gobierno nacional acordó con YPF aumentos escalonados. El último, fue del 5% en mayo. Pero la disparada suba del Brent de u$s55 a $80 en un mes, presiona a las petroleras y al gobierno a tomar una decisión que podría impactar en la inflación.
El precio del petróleo de la OPEP superó la barrera de los u$s80 dólares por primera vez desde 2018, según publica Ámbito.
Esta subida en su punto más alto desde el 10 de octubre de 2018 se produjo un día después de que la OPEP y sus aliados decidieran mantener sin cambios su plan actual para aumentar de forma gradual y moderada su oferta de crudo. Este aumento de precio a nivel internacional implica una brecha con el precio en Argentina que mantiene sus precios congelados desde los aumentos en el primer semestre del año.
Desde marzo a mayo, los precios de la nafta y el gasoil subieron un 18% de forma escalonada en acuerdo con el gobierno nacional. En enero, el precio de la nafta Super estaba en $71,90, Premium a $83,10 y Gasoil a $66,90. En agosto, el precio se encuentra en Super a $90,40, Premium a $104,80 y Gasoil a $84,90 respectivamente.
A un mes de las Elecciones Generales si se aprobara un nuevo aumento, podría tener un impacto directo en precios con una inflación acumulada del 32,27%, lejos de la perspectiva inicial que tenía el Ministerio de Economía en el Presupuesto 2021.
El 15 de mayo fue el último aumento en los combustibles en el orden de un 5%. Pero ese esquema fijo por todo el año, como era esperable, no contemplaba una cláusula que advierta los pasos a seguir en caso de que se dispararan los valores internacionales. Esta brecha desalienta inversiones en el sector además de la presión hacia un aumento en el precio.
Ya el 15 de septiembre, el Presidente de YPF, Pablo González, ratificó que la petrolera no aplicará aumentos en los precios de combustibles en lo que resta del año, pese al desacople que existe entre el precio del barril internacional y el local.
«Tenemos un precio interno del petróleo que está muy por debajo del precio internacional. Estamos haciendo mucho esfuerzo para sostener la venta en el mercado interno a u$s55 el barril. Si nosotros trasladáramos el precio internacional al mercado interno, hoy el litro de nafta estaría a u$s1,50», explicó el titular de la petrolera en el marco de la Ley de Promoción a las Inversiones Hidrocarburíferas.
Tras los aumentos del primer trimestre del año, YPF se comprometió a congelar los precios en los surtidores. «Venimos haciéndolo con mucho sacrificio, pero no ha habido desabastecimiento y en esto las compañías han colaborado, no sin problemas, porque es muy difícil», admitió González.
El secretario de Energía, Darío Martínez fue consultado por C5N sobre esta situación y reconoció que existe una presión que va en aumento: «Si bien el precio de los combustibles lo definen las productoras -refinadoras-, el gobierno siempre tensa para que esa relación tenga que ver con el bolsillo de los argentinos y eso lo van a tener que entender las petroleras», afirmó.
«Es una tensión permanente. Las petroleras siempre van a tensar para arriba y nosotros vamos a tensar para abajo porque tiene que haber una relación con el bolsillo de los argentinos puede soportar. No podemos estar mirando el precio internacional permanentemente», explicó Martínez luego de resaltar que «no hay margen para ir al precio internacional del crudo de ninguna manera».
Consultado por Ámbito, Gabriel Bornoroni, Presidente de FECAC (Federación de Expendedores de Combustibles y Afines del Centro de la República) opinó al respecto: «Hay un retraso de un 10% a un 12%, hace cuatro meses que no se actualizan los combustibles y quedó desvirtuada la influencia que tiene el precio de los combustibles y las actualizaciones en el Índice del Precio al Consumidor y la inflación. La inflación siguió y los precios de los combustibles están congelados hace cuatro meses».
«Todo lo que no se actualice ahora va a generar un perjuicio a la industria, a la energía y después no tenemos energía y tenemos que importarla. Es perjudicial para nosotros y para los argentinos. Después tenemos que pagar un costo mucho más alto», concluyó.