El 2022 dejó un saldo social que trasciende a los números: el INDEC reveló que para el cierre del año pasado, la pobreza llegó al 39,2%, que se traduce en más de 18 millones de personas que alcanzan esa condición. El panorama es aún peor si se observa lo que sucedió en el caso de los niños de hasta 14 años, donde la pobreza llegó al 54,2% o dicho de otro modo: más de la mitad de los niños son pobres en la Argentina.
El 54,2% de la pobreza infantil son más de 5,5 millones de niños que no alcanzan el umbral de los ingresos necesarios para satisfacer la canasta básica alimentaria, sumado a la compra de bienes y servicios considerados esenciales para sobrevivir, como el acceso a vestimenta, transporte, educación y salud -según publica TN-.
A la hora de poner la lupa sobre las cifras de pobreza, el INDEC distingue cuatro grupos etarios cuando releva los índices: las personas de 0 a 14 años, los de 15 a 29, los de 30 a 64 y los mayores de 65 años. Y dentro de esos grupos, los más pequeños fueron los más perjudicados de los últimos años.
Los niños de 0 a 14 años en situación de pobreza pasaron del 41,4% al 54,2% en los últimos cinco años. Es decir, que hubo un crecimiento de 12,8 puntos porcentuales en el último lustro sobre ese sector. Durante ese período, el peor índice se registró en el segundo semestre de 2020, año signado por la pandemia de coronavirus, cuando la pobreza infantil llegó al 57,7%.
“Ese grupo sigue la misma evolución de la población general. Es siempre más alto (alrededor de un 50%), básicamente porque las familias con niños tienen que compartir ingresos entre más personas que las que no tienen hijos menores y porque hay muchos casos de hogares con niños con un solo adulto”, explicó el experto en temas previsionales, Rafael Roffman.
El economista del CEDLAS-UNLP, Leonardo Tornarolli, también describió que si bien hay una evolución de la pobreza que se “mueve” en todos los grupos etarios, en los niños suele ser más alta por distintas cuestiones, entre ellas, la composición de los hogares. “En los adultos mayores los hogares tienen pocas personas y es común que con sus ingresos sea suficiente para no estar en la pobreza. En los hogares con niños suelen vivir varias personas y cuando se dividen los ingresos por todos, a la hora de calcular el ingreso per cápita, queda más bajo”, indicó.
“En los adultos mayores es baja la pobreza porque también se gasta más en ellos. Lo que se transfiere a adultos mayores es más alto que lo que se transfiere en AUH a un niño, por ejemplo”, añadió.
En coincidencia, el economista de IDESA, Jorge Colina describió que la evolución de la pobreza infantil también va en sintonía con el crecimiento de la pobreza en general, pero golpea en ese grupo etario con más fuerza por la falta de ingresos. “En los hogares pobres hay más niños y por eso están en la pobreza. Ya en las edades adultas hay jubilaciones y, aunque cobren la mínima, la canasta básica es menor a ese ingreso”, analizó.
La pobreza también castiga al resto de los grupos etarios
Aunque en los más chicos se suelen registrar los índices más altos de pobreza, eso no quiere decir que no afecte a otros grupos etarios. En el caso de los que van desde los 15 a los 29 años, en los últimos cinco años la pobreza pasó del 32,9 al 45%, por lo que mostró una suba de 12,1 puntos porcentuales, mientras que las personas de 30 a 64 pasaron del 23,2% de pobreza al 35% desde el 2018 al 2022.
Por último, la situación de las personas mayores de 65 años también mostró una suba importante en los últimos cinco años, ya que a principios de 2018 la pobreza en ese grupo era de 6,9% y a fines del año pasado llegó al 14,5%. Es decir, que hubo un crecimiento general de los índices de pobreza.
En este sentido, Roffman hizo referencia a la situación de las personas mayores: “Por un lado, muchos jubilados viven en hogares donde parte de los ingresos son laborales y el cálculo de pobreza se hace sobre el ingreso total familiar, por lo que el aumento de la pobreza general también les impacta a los mayores de 65″, alertó.
“Además, en un contexto de aceleración inflacionaria, la movilidad previsional pierde versus el aumento del costo de la canasta básica total. Se ve claro en los últimos datos: entre el primero y segundo semestre de 2020, las jubilaciones aumentaron en promedio un 31,9%, mientras que la Canasta básica total aumentó un 44,7%. Entonces, inevitablemente, algunos jubilados que estaban cerca de esa línea en sus ingresos pasaron a ser pobres”, manifestó el especialista.
Qué puede pasar con la pobreza en el 2023
Lo cierto es que, más allá de la distinción por edades, las cifras de pobreza lejos parecen de mostrar un descenso en 2023. En general, los especialistas en el tema advierten que con la aceleración de la inflación inevitablemente habrá un impacto en los números del primer semestre del año en curso.
Si se revisa la evolución de las canastas que publica en el INDEC y que dan muestra de las líneas que marcan pobreza e indigencia, se puede observar que desde finales del año pasado, esos umbrales se ubican por encima de la inflación.
El número más duro se verá a fines de septiembre, antes de las próximas elecciones presidenciales, que mostrarán un nuevo índice que dará cuenta del impacto que deja la actual aceleración de precios sobre los sectores más vulnerables.