La platea VIP del fútbol, para los que se creen vivos

Al fútbol no le importa nada, hay un desprecio total por las reglas, por el otro. Allegados, amigos, conocidos y colados. Según publica La Nación, al fútbol no le importa nada. Se encadenan las fechas…

lunes 22/03/2021 - 13:59
Compartí esta noticia

Al fútbol no le importa nada, hay un desprecio total por las reglas, por el otro. Allegados, amigos, conocidos y colados.

Según publica La Nación, al fútbol no le importa nada. Se encadenan las fechas y en las canchas cada vez habitan más dirigentes, allegados, amigos, conocidos, colados, intrusos, pillos y alcahuetes con privilegios. Sin distancia, sin barbijos, sin vergüenza. Ni la discreción cuidan los incumplidores: cantan, gritan, insultan, agreden.

La bochornosa platea vip. Porque no sólo se trata de ser más vivo que los demás, sino también hay que exhibir esa supuesta superioridad. Desigualdades y atropellos bajo el cómplice manto de la inacción. Las reglas no son las mismas para todos. El fútbol espeja a una sociedad, y en este caso, su decrepitud. El desprecio total por las reglas. Por el otro. Hasta el árbitro Germán Delfino llegó a detener el partido Godoy Cruz-River en el estadio Malvinas Argentinas, de Mendoza, por esa ola desacatada que se elevaba desafiante.

El poder del ejemplo cuando a nadie le importa nada. Entre tanto desgobierno, también con cientos o miles de hinchas agolpados en los accesos de un estadio, hay que jugar. Siempre jugar. Y aparece Sarmiento, con 17 infectados de coronavirus entre el plantel y el cuerpo técnico y juega. “No hay descensos, entonces está bien que no se suspendan partidos por los contagios. Las decisiones son acertadas”, había dicho Fernando Chiófalo, presidente del club de Junín. Extrañas prioridades, singular escala: ‘Si pierdo no importa, ahora, si estuviese en juego algo mi punto de vista sería distinto’, de algún modo aceptó el dirigente. Otra vez, como siempre, ni siquiera asoma un criterio sanitario, sino el móvil de los intereses. Frustrante retrato. Al menos, sincero.

Los futbolistas forman para la foto con barbijos y el plantel de Defensa y Justicia llega cambiado para no utilizar el vestuario juninense. Se juega, y gana inobjetablemente Sarmiento con sus remiendos porque esa es otra dimensión. Lo que sucedió no fue sólo por culpa de Sarmiento, aunque aceptó el papel de partícipe necesario; ¿alguien de la Liga profesional o de la AFA lo protegió?.

¿Algún club levantó la mano para gritar que debía ser liberado de protagonizar este despropósito? Ni siquiera a nadie le interesó. Y ya no una cuestión de salud, sino algo menos relevante como la equidad competitiva. Más allá de la victoria frente al campeón de la Copa Sudamericana, la competencia se distorsionó. Pero al fútbol no le importa nada. Apenas su propio ombligo.

Compartí esta noticia