Desde su infancia, Dan Nativ creció en una casa de trabajadores de oficio. Su abuelo era carpintero y su madre, arquitecta. Ese entorno despertó su interés por aprender a reparar todo tipo de cosas en su tiempo libre y le permitió conocer de primera mano los obstáculos y necesidades que atravesaban los trabajadores en el ámbito laboral. En parte, eso fue lo que lo motivó a crear QxM (Quién por mí), una plataforma digital que busca ser el punto de encuentro entre plomeros, electricistas y herreros —entre otras 250 categorías más— y potenciales clientes en busca de un presupuesto.
A cuatro años de su lanzamiento, la empresa salió ganadora del concurso WorkerTech impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por sus dos proyectos para incluir en la formalidad a los trabajadores de oficios. Los números también acompañan: tras haber realizado una inversión inicial de US$35.000, proyectan terminar el año con un ingreso mensual recurrente de US$100.000.
“La idea empezó a tomar forma 10 años atrás, cuando fui a ayudar a un amigo que necesitaba instalar un lavarropas. Me contó que pidió presupuestos y le pasaron tres valores muy distintos entre sí. En ese entonces, me quedé callado y fue ahí cuando la idea empezó a cobrar forma en mi cabeza. No lo desarrollé antes porque surgieron algunas ideas similares en la Argentina, que levantaron mucho capital, cuando yo siendo un emprendedor nuevo no creía lograrlo. Como vengo de una familia humilde, la beta de la inclusión social y generación de trabajo me movía. Pero veía que ninguna de todas esas empresas tenía esa visión y, con el tiempo, no funcionaron porque buscaban un público reacio a esas cosas”, contó.
De cara al consumidor, la plataforma le permite al cliente acceder a presupuestos de forma inmediata, compararlos y contratar el servicio que más le convenza. El objetivo de la empresa es que las personas puedan tener una mayor noción de los precios por hacer determinados trabajos, ofrecer la seguridad de tener todos los datos de la persona validados y poder formalizar un sector que, hasta el día de hoy, suele ser 100% en efectivo, sin garantías ni facturas.
“Saber a quién metes en tu casa ya es un montón. Pero también se puede calificar al trabajador, para saber de antemano si fue impuntual, lo arregló mal o si hizo todo perfecto. Es información valiosa. A eso, próximamente se sumarán tres nuevas funciones. En primer lugar, un pago seguro. La plata queda congelada y se libera recién cuando el trabajo estuvo bien hecho. Segundo, un seguro de mala praxis, que se podrá agregar por el 1% del valor presupuestado. En caso de tener algún problema, se garantiza de nuevo el arreglo. Y por último, cuotas. Pintar una casa sale al menos $250.000, se necesita ahorrar con tiempo y, cuando te diste cuenta, ya la inflación hizo lo suyo y el presupuesto cambió. Por eso queremos ofrecer el pago en 10, 12 cuotas, que generará más demanda de servicios”, explicó.
Sin embargo, el foco principal de QxM está puesto en los trabajadores de oficio. Conociendo que se trata de uno de los sectores más informales de la economía, la plataforma no solo los ayuda a alcanzar nuevos clientes, sino también que les ofrece acceder a educación financiera, asesoría contable, seguro de salud, la apertura de cuentas bancarias, microcréditos inclusivos, capacitaciones y descuentos en ciertos comercios.
La plataforma no cobra comisiones a ninguna de las partes. El modelo de negocio pasa por las alianzas que fueron consiguiendo con el Banco Santander, Banco Galicia, Río Uruguay Seguros, FUO, escuelas de oficios, entre otras entidades. Por ejemplo, si un trabajador de oficio decide abrir su primera cuenta bancaria, Quién por Mí recibe un pago de la entidad financiera. Lo mismo aplica para el resto de los servicios complementarios que se ofrecen.
“Hoy, las plataformas que triunfan a nivel global entienden que no le pueden cobrar a los trabajadores, porque son quienes dependen de ella para llevar un plato de comida a su casa. Esa fue la lógica, pero queriendo lograr inclusión social, laboral y financiera. Por eso fueron seis años de negociaciones, de entender cuáles eran las necesidades reales que tenían, para poder ofrecer estas alianzas. No obligamos a contratar nada, pero explicamos los beneficios. Por ejemplo, por ley están obligados a tener un seguro de accidentes personales y el 95% no lo tiene, no sabe que lo necesita y no entiende los beneficios. Vale $500 por mes y eso los habilita a trabajar para empresas, administradores de consorcios y barrios privados. No me gusta hablar de animales mitológicos, pero si algún día llegamos a ser unicornio, nuestro valor será directamente proporcional al impacto positivo que generemos”, dijo Nativ.
En ese sentido, esta semana QxM ganó dos premios del concurso WorkerTech impulsado por el BID. Una de sus propuestas se denominó Pañol, un proyecto que busca crear una especie de depósito de herramientas para que los trabajadores que no tengan puedan pedirlas prestadas para realizar las tareas para las cuales fueron contratados. La segunda idea coronada fue Data y transparencia algorítmica, para poder recopilar la información sobre un sector del cual se sabe poco y compartirla con organismos públicos y privados para que se puedan tomar políticas públicas a conciencia.
“El mercado de servicios es caótico de punta a punta. No tiene transparencia, ni seguridad, ni confianza. Es un dolor de cabeza para todas las partes. El trabajador siente que pierde, el cliente también. Nunca sabemos si pagamos lo correcto. Si ordenamos un poquito esto, ayudaremos a 7 millones de trabajadores de oficio en la Argentina a 140 millones en América Latina. Pero la única manera de hacerlo es con colaboración público-privada, por lo que nos estamos aliando con municipios. Todos invierten plata en enseñar profesiones, pero es una inversión a ciegas porque no se sabe cuánta demanda hay, si los salarios son buenos o si hay mucho desempleo en un rubro. La tecnología nos permite recopilar esos datos y utilizar los recursos inteligentemente. La articulación pública-privada es dificilísimo en la Argentina, más en año de elecciones, pero es el camino”, consideró el fundador de QxM. Para el año entrante, planean su desembarco en México y Colombia.