La oposición venezolana denuncia las muertes de presos políticos detenidos por el gobierno de Maduro

Entre noviembre y diciembre murieron tres personas que habían sido capturadas en las protestas poselectorales, tras la votación presidencial del 28 de junio. La familia del gendarme argentino Nahuel Gallo sigue reclamando conocer su paradero.

martes 17/12/2024 - 14:52
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En medio del reclamo argentino por el gendarme Nahuel Agustín Gallo, detenido por las fuerzas chavistas en Venezuela, se conocieron las denuncias de la oposición y diferentes ONG’s de ese país sobre las muertes de presos políticos.

El 14 de noviembre, la líder opositora María Corina Machado denunció la muerte de Jesús Manuel Martínez Medina, que fue parte de su equipo de trabajo en Vente Venezuela. “Un crimen más de Maduro y su régimen. Murió en sus manos, murió por las condiciones inhumanas en las que estuvo secuestrado”, escribió Machado en X.

Los cuestionamientos al Gobierno de Nicolás Maduro no se detuvieron. Después de ese caso, la muerte de otros dos detenidos fue alertada por los familiares: el caso más reciente fue hace dos días.

La denuncia de la líder de la oposición por la muerte de un colaborador: “Lo detuvieron sin motivo”

Jesús Manuel Martínez Medina fue detenido el 29 de julio por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), poco después de que Nicolás Maduro se proclamara ganador de las Elecciones Presidenciales del día anterior. En el comunicado publicado, Machado explicó que Martínez Medina, de 36 años, fue fiscal de mesa durante esos comicios. En el texto se informó que padecía diabetes tipo 2 y sufría un problema cardíaco.

Según la denuncia de Machado, “lo trasladaron a unos calabozos infrahumanos en (el estado) Anzoátegui, fue fuertemente maltratado y estuvo en unas condiciones higiénicas tan precarias que tuvo necrosis en ambas piernas. (…) Durante meses, le negaron cualquier atención médica alegando que necesitaban permiso de sus superiores en Caracas. Finalmente, después de tanto tiempo y denuncias, fue trasladado al hospital Luis Razetti”. En este centro, los médicos consideraron necesario amputarle ambas piernas. Murió durante el procedimiento. Según Machado, su detención se produjo “sin orden de allanamiento y sin ningún motivo”.

“A mi papá lo castigaron y lo mataron en la cárcel”

El caso de Jesús Rafael Álvarez se conoció porque su hijo, también llamado Jesús Álvarez, lo denunció. De acuerdo con información del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), su papá y su mamá fueron detenidos el 2 de agosto de 2024 en El Callao, en el estado Bolívar. En un principio, ambos fueron trasladados a una sede que la Guardia Nacional tiene en Puerto Ordaz, un sector ubicado en el mismo estado. Luego de esto, Jesús Rafael Álvarez fue llevado al penal de Tocuyito, como también se nombra al Internado Judicial de Carabobo, a casi 800 kilómetros de distancia de donde estaba detenido.

Jesús Rafael Álvarez tuvo tres hijos. Jesús Álvarez, de 20, y dos hijas, de 17 y 7 años. Debido a su traslado, su hijo mayor se fue a vivir al estado Carabobo. Cuando quiso ver a su papá, las autoridades del Internado Judicial le informaron que solo podían ingresar mujeres. Argumentando que era el único familiar en capacidad de hacerlo, tampoco pudo entrar al lugar. Durante estos meses, la comunicación entre ambos fue por teléfono. Según el OVP, el joven comentó que fueron unas tres o cuatro veces.

“Vine con el fin de que me entregaran a mi padre en libertad. ¿Qué me entregan? Un cuerpo fallecido. Me lo llevo p, peroo como quería y mi mamá (está) presa todavía”, dijo Jesús Álvarez, en un video que circuló por las redes sociales y del cual medios locales como El Nacional se hicieron eco. A esta declaración, el joven agregó: “Exijo que me entreguen el cuerpo de mi padre y la liberación de mi mamá para que no tenga que recibir otra terrible noticia”.

En relación con las condiciones en las que estaba su papá, Jesús Álvarez explicó al OVP que él era “una persona sana, no padecía de nada. Allí lo castigaban solo por tener hambre. Si se quejaba, lo aislaban y amarraban. Si pedía hablar con la familia, lo golpeaban. A mi papá lo castigaron y lo mataron en la cárcel”.

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